lunes, julio 11, 2011

El peor panista

El peor panista

Los dirigentes del PAN que asumieron el apostolado de echar al PRI del poder, terminaron por hacer suyas todas las prácticas del viejo PRI.

Ricardo Alemán

Es probable que —en su momento— la historia coloque al gobierno de Felipe Calderón muy por encima de la gestión de Vicente Fox —dado que el guanajuatense comparte lugar con los peores presidentes— e incluso es posible que se coloque por arriba de uno que otro presidente surgido del PRI. Claro, si la evaluación se hace sin fanatismo y lejos del odio.

Pero también es cierto que cuando la historia repase la gestión de Felipe Calderón en relación al desempeño del PAN, sin duda que el actual mandatario mexicano podría resultar calificado como el peor panista. ¿Por qué? Respuesta de párvulos. Porque el Calderón Presdiente de los mexicanos hizo todo aquello que cuestionó, combatió contra todo lo que luchó el Calderón presidente del partido azul. En pocas palabras, que Felipe Calderón habría sido no sólo el arquitecto —acaso hasta el albañil— de la penosa regresión que vive el PAN.

¿Y de qué regresión hablamos?

De la pérdida de valores, mística, doctrina y, sobre todo, de que el PAN perdió toda su capacidad de formar cuadros gestados en la cultura democrática por la que luchó durante más de medio siglo el partido azul. Y si existen dudas, basta comprobar que Acción Nacional no ha ganado una sola elección —en años recientes— con cuadros surgidos de su cantera. En las de 2010 debió sumarse al PRD y postular a ex priistas para ganar en los estados de Oaxaca, Puebla, Sinaloa y Guerrero. Ya en el paquete electoral de 2011, el partido azul fue aplastado y relegado al tercer lugar en el Estado de México, en tanto que en Nayarit llevó como candidata a una ex priista y ex perredista.

Pero el gravísimo problema que vive el PAN —y que enfrenta en tiempos cruciales como el de la sucesión presidencial— no se exhibe sólo en la falta de cuadros y candidatos para convertirse en alternativa de poder al PRI y al PRD. No, el mayor problema es que los azules —igual que les pasa a los amarillos del PRD— fueron víctimas del Síndrome de Estocolmo. ¿Y eso qué quiere decir? Muy fácil, que los dirigentes del PAN que asumieron el apostolado de echar al PRI del poder terminaron por hacer suyas todas las prácticas del viejo PRI; claro, una vez que los azules llegaron al poder.

¿Cómo son hoy los gobiernos del PAN, desde el federal de Felipe Calderón hasta el más humilde alcalde azul? Son copias burdas, vulgares y groseras del PRI; de la cultura del poder vertical, corrupto, transa y autoritario; del poder clientelar, despótico, nada democrático y abusivo. Y, por eso, porque se convirtieron en gobiernos peores que los del PRI, el PAN perdió —por ejemplo— todo el llamado corredor azul en el Estado de México. Y si tienen dudas, las disiparán en gobiernos como Guanajuato, Jalisco, Baja California —norte y sur— y en las alcaldías azules.

Pero “la perla” de que el PAN es víctima del Síndrome de Estocolmo —y del éxito del PRI en colonizar a la derecha y a la izquierda— la vemos en la gestión de Calderón. ¿Qué fue lo primero que hizo en el PAN, cuando llegó a la Presidencia de la República? Todos lo saben: Calderón inició la etapa de imposición de los presidentes del partido desde la casa presidencial.

Y es que Calderón impuso de manera grosera —como presidentes del PAN— a sus amigos Germán Martínez y César Nava. Y los dos comparten hoy ese selecto grupo de los peores presidentes del PAN. ¿Qué hizo la familia Calderón-Zavala en el caso de la presidencia de Gustavo Madero? Lo mismo, llevar a la jefatura del partido azul a un bulto que tampoco ha sido capaz de ganar ninguna elección.

¿Y qué ha hecho Felipe Calderón en la preparación, conducción y operación de la sucesión presidencial? Todo lo que por décadas cuestionó el PAN. Es decir, se olvidó de la preparación de cuadros desde abajo y prefirió la fórmula del amiguismo, el oportunismo y el arribismo. ¿Tienen dudas?

Santiago Creel y Alonso Lujambio fueron consejeros del IFE; cargo que alcanzaron porque juraron ser apartidistas. Y hoy presumen su dizque sangre azul. Ernesto Cordero tiene de panista lo que de astronauta, en tanto Javier Lozano se formó y forjó en el PRI. ¿Y qué tal con la señora Josefina Vázquez Mota? Nadie debe olvidar que surgió, no de la cantera azul, sino de los grupos emergentes del PAN, igual que el oportunista y vividor gobernador de Jalisco, Emilio González. ¿De esa “cantera” saldrá el candidato del PAN? ¡Que nadie se queje cuando pierdan! Al tiempo.

EN EL CAMINO

A la memoria de Facundo Cabral, filósofo callejero en cuyo canto se forjaron muchas almas latinas.

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