El principio del fin de la migración mexicana
Día con día
Héctor Aguilar Camín
Se dice que las noticias son la historia de cada día, pero la verdad es que pocas dan cuenta de cambios profundos en la historia.
The New York Times ha publicado en su edición del 6 de julio, bajo la firma de Damien Cave, una de esas pocas noticias verdaderamente históricas, a saber, que el gran flujo migratorio mexicano hacia Estados Unidos está tocando a su fin. (nytimes.com/interactive/2011/07/06/world/americas/immigration. html?Pagewanted=print)
“Nadie quiere oírlo, pero el flujo ya se ha detenido”, dice Douglas S. Massey, co-coordinador del Mexican Migration Project de la Universidad de Princeton. “Por primera vez en sesenta años, el tráfico neto es igual a cero y probablemente es negativo”.
Esta puede ser la explicación del aumento inesperado de cuatro millones de habitantes en el censo mexicano del año 2010: los mexicanos han dejado de irse a trabajar ilegalmente a Estados Unidos. En el año 2000 había, según Cave, 525 mil cruces ilegales. En el año 2010, menos de 100 mil.
¿Las razones? Cuatro:
1. Mayores dificultades para cruzar y quedarse allá, por el sellamiento de la frontera del lado estadunidense y por el endurecimiento de las leyes migratorias locales (Arizona, Alabama, Georgia, Carolina del Sur, Carolina del Norte).
2. Mayores riesgos físicos del viaje, por la violencia fronteriza del lado mexicano y por las difíciles rutas que quedan a salvo de inspección estadunidense, cosas que encarecieron el costo promedio de los viajes de 700 dólares a fines de los ochenta a 2 mil dólares a fines de los noventa.
3. Menor rentabilidad de los salarios de allá frente a los de acá. En 1920, por el mismo trabajo, un ferrocarrilero podía ganar en Estados Unidos cinco veces más que en México. En los 50 y 60, un bracero podía ganar en EU diez veces lo que ganaba en México. La disparidad salarial se ha reducido a 3.7 veces en nuestros días.
4. Mayores oportunidades de empleo, estudio y acceso a bienes públicos en México (agua, caminos, luz, drenaje, subsidios a la pobreza) que reducen los cálculos del costo beneficio de emigrar para familias ya no tan numerosas con menos brazos que ofrecer y menos bocas que alimentar.
Se trata de una inflexión histórica, en el sentido estructural de la historia de larga duración, célebremente acuñada por Fernand Braudel, la historia que cambia lenta pero profundamente, y por mucho tiempo, la historia de los pueblos, a diferencia de la historia de corta duración, digamos la elección de un presidente, que la cambia por unos años.
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