El "sueño americano" atrae a menos mexicanos
Hace unos meses las autoridades de Michoacán, en el oeste de México, notaron un súbito aumento en los estudiantes matriculados en las escuelas. También subieron las solicitudes a sus programas sociales, y después hubo informes de que las fiestas en algunos pueblos fueron más concurridas de lo normal.
En los tres hechos hay un común denominador: bajó la migración de mexicanos hacia Estados Unidos.
De hecho, en el último censo de población el gubernamental Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi), detectó más personas de las esperadas pues muchos que pensaban emigrar decidieron quedarse.
El fenómeno empieza a cambiar la vida en muchas comunidades de México, especialmente las que dependen de remesas o tienen problemas de marginación. Michoacán, uno de los estados con mayor flujo migratorio del país, es un ejemplo.
El cambio demográfico genera aprietos económicos al gobierno local, porque no alcanza el presupuesto para atender a las familias que se quedaron sin remesas, volvieron de Estados Unidos o fueron deportados.
"Hay más demanda. Tenemos miles de personas más en el estado y todos necesitan un empleo, comer, generar recursos", le dice a BBC Mundo Zaida Mandujano, secretaria del Migrante de Michoacán.
Remesas sistémicas
"El problema ya no es sólo cruzar el desierto sino de que te asalten y te maten antes de llegar a la frontera"
Jorge Durand, especialista en migración, Universidad de Guadalajara
¿Por qué bajó la migración a Estados Unidos?
Hay varias respuestas, dice Jorge Durand, académico de la Universidad de Guadalajara y uno de los pioneros en la investigación del fenómeno en México.
La primera es la crisis económica estadounidense que afectó sobre todo a las áreas donde trabaja la mayoría de los indocumentados mexicanos, es decir, la construcción y servicios.
Otra respuesta es el clima de inseguridad en México por la guerra contra y entre carteles, que hace más peligroso el viaje.
"El problema ya no es sólo cruzar el desierto sino de que te asalten y te maten antes de llegar a la frontera", explica Durand a BBC Mundo. "El riesgo que había en años anteriores se multiplicó por diez".
Una explicación más es que quienes financiaban la migración indocumentada ya no pueden hacerlo.
En el último siglo los mexicanos establecieron una extensa red de familiares y amigos que les acogían y ayudaban a conseguir empleo, además de prestar dinero para cubrir la cuota de los "coyotes", como se llama a los traficantes de humanos.
El mecanismo, conocido como "remesa sistémica", dejó de funcionar hace tres años.
"El que está allá o no tiene trabajo, o vive una situación precaria en su empleo. La mayoría no tiene dinero para prestar a los familiares", explica Durand.
Cambios
El flujo migratorio también bajó por el clima anti inmigrante en varias regiones de Estados Unidos, sobre todo en donde los congresos locales autorizaron nuevas más leyes más restrictivas contra los indocumentados, y también porque aumentó la vigilancia en la frontera sur de ese país.
Todos estos factores hacen más cara la decisión de emigrar, pues contrario a otros años ahora la ganancia es menor. Hace una década la diferencia salarial entre México y Estados Unidos era de 8 a 1 pero se redujo a la mitad, afirma Durand. Otros expertos coinciden en que la situación socioeconómica de muchas comunidades mexicanas ha mejorado en la última década.
Así, muchos mexicanos piensan dos veces antes de salir del país lo cual complica la situación de las comunidades de origen, cuenta Zaida Mandujano.
En muchos municipios aún sigue la pobreza que impulsó a la migración, algo que no cambiará en el corto plazo según han reconocido las autoridades.
"En los últimos tres años ha habido cambios radicales, y los gobiernos deben adaptarse a la realidad del fenómeno", reconoce la secretaria del Migrante.
Joroba migratoria
Según Durand la caída en la migración es un fenómeno temporal, pues en la medida que mejore la economía estadounidense habrá más oportunidades de empleo para los indocumentados.
Pero es difícil volver a las cifras que hubo en la década pasada, cuando emigró un promedio de 500.000 mexicanos cada año.
Ahora el flujo anual de indocumentados es menor a 300.000 personas, según datos oficiales.
Esto no significa que el fenómeno se detenga en el corto plazo, sobre todo porque la economía mexicana no crece al ritmo necesario.
A este proceso los especialistas le llaman "joroba migratoria", es decir, durante varios años el flujo se mantiene en crecimiento, pero después empieza a bajar. Algo que ya ocurre en México, según los especialistas.
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