La industria aeroespacial alza vuelo en México
NICHOLAS CASEYQUERÉTARO, México—En una planta en el altiplano central de México, técnicos de Bombardier Inc. están ensamblando algo nunca visto en este país: un avión que fue fabricado en un 85% al sur de la frontera con Estados Unidos.
El tercer fabricante de aeronaves más grande del mundo está probando suerte en México, con la idea de que una combinación de ingenieros locales, costos laborales más bajos y la proximidad a los mercados del norte y del sur son la receta perfecta para el LearJet 85, el nuevo avión corporativo de Bombardier, que saldrá a la venta en 2013.
Hace cinco años, el sitio del edificio en Querétaro era un campo seco de cactus. Ahora es una activa línea de ensamblaje de fuselajes, con un equipo de 1.600 personas.
Se trata del proyecto más reciente de una industria aeroespacial en ciernes en México, un sector que ha tenido un crecimiento promedio de 20% en los últimos cinco años, durante los cuales ha atraído a empresas como el fabricante de motores General Electric Co.; Cessna Aircraft Co., de Textron Inc., y una serie de proveedores que suplen a Boeing Co. y Airbus, una unidad de European Aeronautic Defence & Space Co.
Aunque aún le falta mucho para llegar a competir con pesos pesados de la industria como EE.UU. y Europa, México atrajo US$1.150 millones en inversión extranjera para el sector aeroespacial en 2010, el monto más alto entre todos los países por segundo año consecutivo, según el gobierno mexicano. El país ahora exporta unos US$3.500 millones en equipos aeroespaciales al año, según la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial, lo que clasifica al país en el décimosegundo lugar en el mundo.
Lo que se juega México es mucho, ya que apuesta a que sectores con tecnología más sofisticada, como la aeronáutica, serán un componente clave de su futuro. Desde los años 90, México ha prosperado en un sector de la manufactura básica, con sus conocidas maquiladoras, pero en la última década ha cedido parte de ese terreno a las plantas chinas, que con frecuencia son más baratas.
"México tiene una oportunidad en estos nichos: productos sofisticados y con valor agregado", dice Manuel Sandoval, de ProMéxico, la agencia del gobierno encargada de la promoción de la inversión extranjera.
México está poniendo a prueba esa idea en Querétaro, una ciudad colonial con 1,1 millones de habitantes y situada a unas dos horas en auto de la capital del país. Querétaro es más rica que la mayoría de las ciudades mexicanas y sus estándares educativos son más altos, particularmente para los ingenieros.
El principal atractivo es el precio. Ejecutivos aseguran que el costo laboral ofrece ahorros de entre 25% y 30% frente a EE.UU. y de al menos 30% frente a Japón. La proximidad con América del Norte significa que los envíos pueden llegar en días, no en semanas y los ejecutivos pueden coordinar planes durante las horas laborales. Carlos Bello, director de la federación aeroespacial, dice que la idea es empezar con partes y fabricación básica antes de expandirse a áreas más avanzadas como líneas de ensamblaje y diseño.
Bombardier, con sede en Montreal, fue la primera compañía importante en llegar a Querétaro. La empresa abrió instalaciones en 2006 con la esperanza de que su presencia atrajera a otros nombres en la cadena de suministro, dice Réal Gervais, el director general de la planta de México. Las cosas salieron tal como habían planeado, agrega, y ahora Bombardier tiene contratos con una pequeña red de proveedores regionales, algunos de los cuales están ubicados en el mismo sector de la ciudad, cerca del aeropuerto. En unas semanas, planea abrir una planta del tamaño de un hangar como parte de su expansión en la producción de fuselajes y arnés eléctricos para los modelos de aviones que más vende, como el Challenger.
Las ventajas de México tienen sus límites. Ejecutivos y analistas dicen que muchas materias primas, como el aluminio de alta calidad, pueden ser difíciles de conseguir acá, junto con maquinaria industrial especializada que aún es fabricada en China y debe ser importada a altos costos. Otro problema es la intensificación de la violencia en México ligada al crimen organizado. Gervais dice que están siguiendo de cerca la situación.
Al mismo tiempo, gigantes como Boeing y Airbus no han abierto plantas acá, en parte debido a los compromisos que tienen con los sindicatos que los obliga a mantener empleos de alto nivel cerca de sus oficinas centrales. "Si son contrataciones de personal incrementales, son más fáciles de hacer en México", dice David Strauss, analista de la industria en UBS. El traslado de grandes cantidades de empleos de ingeniería de alto nivel sería más difícil a corto plazo, agrega.
Aun así, algunas empresas aeroespaciales están recurriendo a México como una base para operaciones de investigación y diseño. GE, el mayor productor mundial de motores de aviones, tiene ahora en Querétaro su centro de investigación y diseño más grande fuera de EE.UU. y Canadá, con unos 1.300 ingenieros que trabajan en proyectos como la turbina GEnx, usada en los aviones 787 Dreamliner de Boeing y los A380 de Airbus.
Ge está planeando inversiones futuras en México. En 2015, proyecta añadir una nueva planta de US$30 millones a unas instalaciones que ya abrió este año. La nueva ala será sede del programa de aviación de GE con un personal de cerca de 1.000 empleados.
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