La opinión pública mexicana apoya al PRI
MARÍA DE LAS HERAS
Dedicamos la encuesta de esta semana a investigar cómo interpreta la opinión pública el arrollador triunfo del PRI en los Estados de México, Coahuila y Nayarit el pasado 3 de julio, y a medir qué tanto estos resultados están influyendo en su visión sobre lo que puede pasar en las elecciones de presidente de la República en 2012.
El 71% de las personas que entrevistamos coincide con los candidatos perdedores en que los abanderados priístas contaron con el apoyo de los gobernadores en turno y que eso fue, sin duda, un factor importantísimo para su triunfo. Sin embargo, la mayoría considera que en las victorias priístas tuvo mucho que ver también el hecho de que el PRI haya presentado candidatos competitivos, los cuales, además de contar con buenas propuestas, se dedicaron a hacer un buen trabajo durante las campañas. Resulta interesante observar cómo la mayoría no considera que la falta de alianzas opositoras haya sido un factor importante en los resultados electorales.
¿Por qué la derrota del PAN? Para la mayoría es simplemente el resultado de un electorado que no está contento con el trabajo del presidente Felipe Calderón, insatisfacción a la que se agregan, según los entrevistados, candidatos no competitivos, ausencia de propuestas y malas campañas. Resulta interesante que un 58% opine que la abstención fue un factor importante que influyó en los pobres resultados que obtuvo el partido del presidente de la República.
En cuanto a la falta de competitividad del PRD, la opinión pública pone como primer motivo la relación de sus candidatos con Andrés Manuel López Obrador, razón que muchos entrevistados consideraron importante más que la ausencia de alianzas con Acción Nacional. Como en el caso del PAN, la mayoría de los entrevistados atribuye el fracaso electoral del partido del Sol Azteca a la falta de competitividad de sus candidatos, las escasas propuestas y las malas campañas.
No es de extrañar que si la mayoría opina que el triunfo priísta tuvo que ver con el buen trabajo de los gobernadores en funciones, el descontento con Calderón y la mala imagen de López Obrador, cuando se les pregunta si lo que vimos el 3 de julio es o no una probadita de lo que va a pasar en la elección de presidente de la República el próximo año, la mayoría también responda positivamente.
Hoy por hoy, el 55% de los electores está convencido de que en la elección de 2012 lo que veremos será un arrollador triunfo del PRI, del tamaño del que obtuvo en las elecciones de gobernador de apenas hace unos días. Por una parte, este optimismo sin duda sopla en favor del partido tricolor, pero, por otra, tan altas expectativas pueden revertirse si el exceso de confianza lleva a los priístas a hacer lo único que no deben hacer: cometer errores.
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