miércoles, julio 27, 2011

La tumba del PRD

La tumba del PRD

El gobierno de Leonel Godoy ha resultado, no sólo un fracaso para los michoacanos, sino una pesada losa político-electoral para la izquierda.

Ricardo Alemán

En su más reciente gira proselitista por el estado de Michoacán, el candidato presidencial del PT, Andrés Manuel López Obrador, se aventó la puntada de descalificar la precandidatura del PAN al gobierno estatal de la señora Luisa María Calderón.

Dijo, palabras más o menos, que “sería lamentable que la hermana de Calderón gobernara aquí; sería una inmoralidad. Parece que estuviéramos en una monarquía”. Y tiene razón el señor López, nadie o casi nadie quiere una monarquía estatal. Lo curioso del caso es que no existe ley alguna que impida a hermanos de un político encumbrado ocupar un cargo de elección popular.

Pero hay más. Resulta que, como es su costumbre, López Obrador parece picado por la desmemoria y la incongruencia —si no es que por el cinismo—, porque olvida que, gracias a su influencia política y a su nepotismo, por lo menos dos de sus hermanos fueron alcaldes en los estados de Tabasco y Chiapas.

Es decir, que otra vez asistimos a la confirmación del refranero popular: “Que se haga la voluntad de Dios, pero en los bueyes de mi compadre”. En otras palabras, que cuando la chapuza beneficia al señor López, bendita chapuza. Pero cuando beneficia a los otros, entonces el grito en la plaza es contra la maldita chapuza.

Sin embargo, más allá de la chabacana arenga lopista, lo cierto es que en Michoacán existen todas las condiciones para que esa entidad se convierta —durante las elecciones de noviembre para renovar al gobierno estatal— en la tumba del PRD, y de toda la izquierda, en los meses previos a la contienda presidencial de 2012. Pero vale la pregunta: ¿Por qué la tumba del PRD?

Porque todos saben que en Michoacán los gobiernos amarillos llegaron al límite del agotamiento —por desprestigio, mala gestión e ingobernabilidad— y porque, según las encuestas de opinión, no pocos votantes ven como esperanza de cambio a la candidata del PAN, Luisa María Calderón, hermana del presidente Calderón, mientras que por el PRI también es visto como una posibilidad de cambio el tres veces alcalde de Morelia, Fausto Vallejo Figueroa.

Es decir que en Michoacán se produce una alineación casi astral para mandar al tercer lugar al partido gobernante, el PRD, cuyo gobierno saliente, el de Leonel Godoy, ha resultado, no sólo un fracaso para los michoacanos, sino una pesada losa político-electoral para una izquierda que, por si no fuera suficiente, también en esa entidad está dividida.

Y es que, a pesar de que el PRD empujó la candidatura de unidad de Silvano Aureoles Conejo —al que finalmente apoyaron los Cárdenas, Los Chuchos y AMLO—, lo cierto es que los comités estatales del Partido del Trabajo y los de Convergencia no están de acuerdo con esa alianza y decidieron reventarla. Y es que esas inmorales empresas familiares llamadas PT y Convergencia quieren mucho más dinero por sus servicios de cortesanos y están listos para postular a su propio candidato. Si se confirma el rompimiento entre la mal llamada izquierda, el gobierno de Michoacán será disputado por el PAN y el PRI. Y, en una de ésas, hasta el PRI regresa a la entidad que hasta hace algunos años era considerada como “la cuna” del cardenismo.

Lo simpático del asunto es que aun unidos PRD, PT y Convergencia, no son capaces de garantizar un triunfo de la llamada izquierda, sobre todo ante candidatos de peso completo como la panista Calderón y el priista Vallejo, quienes encabezan todas las encuestas de opinión. Pero, además, cuando se califica al gobierno del saliente Leonel Godoy, los michoacanos y los potenciales electores lo consideran el peor que han tenido en décadas.

Por eso se puede decir que, salvo un milagro, el PRD será echado del gobierno —el primer domingo de noviembre—, en una derrota que podría repercutir en un fuerte reacomodo en el tablero de los candidatos presidenciables del PRD. Es decir, que una derrota de la izquierda en Michoacán confirmaría que la influencia de López Obrador en los procesos electorales, rumbo a 2012, se ha convertido en sinónimo de derrota. Y con esa percepción, el candidato presidencial López Obrador se podría convertir en un candidato presidencial perdedor.

Todo ello, claro, sin tomar en cuenta que AMLO también fue besado por el diablo. ¿A qué nos referimos? Elemental, al hecho de que el pillo de siete suelas conocido por todos como René Bejarano es, en los hechos, el jefe de la campaña presidencial de AMLO. Es decir, un ladrón comanda la campaña presidencial de AMLO. ¿Qué tal con la honestidad valiente?

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