Sobre el viejo PRI
Es muy difícil mover a un joven a que no vote por un partido apelando a la historia. Lo que está pensando es en su presente y futuro, no en el pasado.
Leo ZuckermannImagine usted un joven de 18 años que por vez primera votará en 2012. Este muchacho nació en 1994 cuando Carlos Salinas terminaba su periodo en la Presidencia. Tenía seis años cuando se dio un hecho histórico: un candidato diferente del PRI ganaba la elección presidencial. Ese niño seguramente ni se enteró del acontecimiento. Estaba más preocupado por jugar con sus amigos que por la victoria de Vicente Fox.
Ese joven ha vivido 12 de sus 18 años bajo gobiernos del PAN. ¿Qué significa para él que le adviertan que, de ganar “el nuevo PRI”, en realidad regresará “el viejo PRI”?
Los adversarios del tricolor intentarán recordárselo. “Mira, muchacho, se trata de políticos corruptos que se enriquecen a manos llenas abusando del poder, que manejan discrecionalmente todos los asuntos, que se pasan la ley por el arco del triunfo, que se endeudan excesivamente, que quiebran al país, que son opacos y evitan rendirle cuentas a la ciudadanía”. Les contarán del populismo de Echeverría y López Portillo o de la corrupción de la familia Salinas. El joven escuchará historias de crisis económicas, de enriquecimientos groseros, de asesinatos políticos, de represión de manifestaciones, de falta de libertades y de censura. Ese es el país que tratarán de recordarle al joven para que no vote por el PRI.
¿Se vale? Desde luego. Es parte del juego democrático. La pregunta es si les funcionará, si se trata de una estrategia electoral eficaz.
Yo creo que no. Porque los jóvenes van a ver a ese México muy lejano. Ese país ya no existe más que en la memoria de quienes lo vivimos. Es como si a mi generación, que por vez primera votamos en 1982, nos hubieran hablado de las épocas del general Cárdenas, la Segunda Guerra Mundial y don Adolfo Ruiz Cortines. Historias quizás interesantes pero, desde el punto de vista de un joven, ajenas y lejanas.
Decir que, si gana el PRI, sería una regresión al pasado, que el “nuevo PRI” es el “viejo PRI”, no creo que vaya a mover al electorado más joven. En el mejor de los casos, los jóvenes pueden imaginar ese país que afortunadamente ya se fue. Pero difícilmente pensarán que regresará sólo porque el PRI regresó a Los Pinos por la vía de las urnas. No. Los jóvenes no son tontos. ¿De verdad creerán, por ejemplo, que, si gana el PRI, el Ejército saldrá a reprimir y matar estudiantes porque se están manifestando? ¿O que ya no podrán ver ciertas películas censuradas por Gobernación?
Además, el electorado joven nunca entenderá la profundidad de lo que fue “el viejo PRI” por una razón elemental: no lo vivieron. Yo, por más libros que he leído sobre la Segunda Guerra Mundial, por más películas que he visto, por más pláticas que he tenido con sobrevivientes, no he terminado de comprender a cabalidad esa terrible época de los grandes totalitarismos donde la gente vivía aterrada. Por fortuna, nunca he sentido lo que ellos sí sintieron. Y lo mismo sucede con los jóvenes de hoy que no vivieron las épocas del autoritarismo priista. Por más que les cuenten, no van a sentir lo que nosotros sentimos: la misma aversión a un régimen que limitaba libertades y democracia.
Pongámoslo de manera diferente: por más que yo le cuente a mis hijos de la grandeza de Maradona, por más que ellos vean sus goles en YouTube, nunca van a sentir la misma vibración que yo sentí cuando en vivo vi al futbolista metiendo uno de los mejores goles de la historia durante el Mundial de 1986.
Es muy difícil mover a un joven a que no vote por un partido apelando a la historia. Un joven lo que está pensando es en su presente y su futuro, no en el pasado de un país que ya no existe. Por eso creo que los adversarios del PRI se equivocan si creen que pueden convencer a los votantes más jóvenes de no votar por ese partido porque regresaría todo lo malo de un régimen político. A los votantes jóvenes, en lugar de meterles miedo sobre un posible regreso a un pasado negro, hay que venderles esperanza para el futuro.
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