Bernanke, abatido por la crisis en EU
La Fed mantendrá bajas las tasas de interés, lo que denota la poca fe que tiene en la recuperación; la promesa de preservar las tasas a cero hasta 2013 podría provocar pánico si la economía repuntara.
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El martes pasado, la Fed tomó la medida inusual (y sin precedentes) de comunicarle al mercado que pretende mantener las tasas a niveles cercanos a cero ¡por los próximos dos años!
Este mensaje decepciona en muchos sentidos. Ante todo, constituye una clara señal de que Ben Bernanke y compañía piensan que la recuperación económica (si es que todavía podemos llamarla así) continuará su tibio avance por un largo tiempo.
Esa es quizá una de las razones por las que la euforia registrada en Wall Street el martes por la tarde pronto desapareció para convertirse en desesperación al miércoles siguiente.
Nada bueno. Es posible que la Gran Recesión terminara técnicamente en junio de 2009, pero para muchos estadounidenses, la situación actual es sólo una continuación de los problemas que aparecieron en 2007. ¿Alguien piensa en una década perdida? La referencia nos lleva a Japón, y se ajusta a lo que nos pasa. La Fed, al comprometerse a mantener las tasas de interés a corto plazo "en niveles excepcionalmente bajos" durante un periodo que, acumulado, será de cuatro años y medio, está garantizando que las tasas de los bonos a largo plazo se mantendrán persistentemente bajas, al igual que Japón.
El rendimiento del bono del Tesoro a 10 años se ubica en 2.13%. Pero tras el anuncio de la Fed, por un breve momento los rendimientos tocaron el mínimo histórico de 2.03% registrado en diciembre de 2008. ¿Nos sorprendería si el rendimiento de la nota estadounidense a 10 años termina imitando al rendimiento del bono japonés, que ronda el 1%? La sola idea estremece.
La ironía es que el propio Bernanke criticó al Banco de Japón cuando, siendo profesor de Princeton, escribió un ensayo en 1999 titulado ‘La política monetaria de Japón: ¿Una parálisis autoinducida?'.
Y hay más reproches para la Fed. ¿Por qué creyó el Banco Central que era una buena idea establecer un marco de tiempo específico sobre cuándo elevaría las tasas? Me parece una necedad. Cierto que la Fed, bajo la batuta de Bernanke, es menos opaca que cuando la dirigía Alan Greenspan, pero algunas veces la Fed peca al darle a los mercados ‘demasiada información'.
La Reserva Federal ahora se ha amarrado las manos, sin importar qué haga la economía en el próximo año y medio. Es verdad que es imposible imaginar que la economía mejorará dramáticamente en breve, pero hay que recordar que los economistas, el mercado y la Fed a menudo se equivocan.
Las cosas dan vuelcos inesperados. Nadie previó, por ejemplo, las revueltas en el mundo árabe, ni qué decir del terremoto que azotó Japón.
Si llegara a darse la improbable circunstancia de que la economía mejore el año próximo, la Fed no podrá elevar las tasas de interés sin provocar otro pánico, pues ya prometió a los volubles inversionistas que se mantendrán a cero hasta 2013.
Claro, la entidad puede desdecirse y cambiar de opinión. Kurt Karl, economista en jefe en Estados Unidos de la firma Swiss Re, señala que la Fed no descartó, técnicamente, un aumento a las tasas para el próximo año. Pequeños incrementos en la tasa aún la mantendrían en niveles ‘bajos'.
Sin embargo, el mercado claramente ha interpretado las declaraciones de la Fed como una señal de que no cambiará las tasas de interés. Así que cualquier variación podría perjudicar la credibilidad de la Fed a los ojos de los inversionistas, los consumidores y los políticos.
¿Los políticos? Oh, sí. Piénsenlo. ¿La Fed eligió, oportunamente, el plazo de mediados de 2013 como una posible fecha para comenzar a aplicar políticas más restrictivas? ¿De verdad? ¿Es casual que, al hacerlo, la Fed evite verse arrastrada en el desagradable ciclo de las elecciones presidenciales? Por favor, vaya coincidencia.
La Fed no debería establecer ese calendario. Debería reaccionar cuando fuera necesario, no cuando su agenda le diga que puede hacerlo.
Ahora, para ser justos con la Fed, hay que admitir que el Banco Central está reconociendo que posiblemente tenga que mantener bajas las tasas porque existe el riesgo de que las autoridades de Washington no sean capaces de reencauzar el rumbo de la economía. "Mientras el resto del Gobierno es obviamente incapaz de proporcionar un estímulo, la Fed está demostrando que está dispuesta a hacerlo a largo plazo", comenta Robert Shapiro, presidente de la firma de consultoría económica Sonceon.
Shapiro, quien sirvió como subsecretario de Comercio para Asuntos Económicos durante la administración Clinton, señala que la Fed no necesita combatir la inflación en estos momentos. Y tiene razón, hasta cierto punto.
Las bajas tasas de interés son una bendición y una maldición. Es alentador que los inversionistas del mundo aún quieran comprar deuda estadounidense a pesar de que Standard & Poor's redujo su calificación crediticia. Pero, al mismo tiempo, unas tasas de interés excesivamente bajas son un síntoma de estancamiento que, a menudo, está acompañado de una divisa débil. Será muy difícil que el dólar se mantenga como divisa de reserva mundial si continúa depreciándose.
Un dólar débil podría provocar otra inflación en los precios de materia prima como la ocurrida anteriormente este año. Y la última cosa que necesitan hoy los estadounidenses es otra ronda de subidas en los precios de la gasolina y los alimentos.
Esa podría ser también una razón por la cual la Reserva Federal se resiste a lanzar una tercera ronda de flexibilización cuantitativa o QE3, un programa de compra de bonos que también ayuda a mantener las tasas de largo plazo a niveles bajos.
"¿Emprenderá la Fed la QE3? Con la QE2 hubo inflación en las commodities. Eso es claramente un problema", explica Karl.
Y en efecto lo es. En especial cuando consideramos que la Fed parece estar más interesada en calmar a los mercados financieros con bajas tasas en lugar de idear planes que podrían contribuir a "promocionar efectivamente los objetivos del máximo empleo y la estabilidad de precios". Y hasta donde sé, esos son los únicos dos mandatos de la Fed.
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