domingo, agosto 07, 2011

Ciudad Satélite: 'puerta al futuro' en México

Ciudad Satélite: 'puerta al futuro' en México

Cuando el mundo se maravillaba con el lanzamiento del Sputnik, en México iniciaba la construcción de una referencia urbana

Arturo Páramo
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Ciudad Satélite fue concebido como un barrio “orgánico”, no hay esquinas o ángulos rectos y ello fue propuesto por el arquitecto Herman Herrey en los años cuarenta.



CIUDAD DE MÉXICO, 7 de agosto.- En agosto de 1957 una carretera conectó por primera vez la Ciudad de México con sus zona periférica.

La nueva vialidad fue anunciada como una puerta al futuro. Partía de la Fuente de Petróleos, en el Paseo de la Reforma, y corría hacia el norte, a la hacienda del Pirul.

Ese camino fue tomado por los arquitectos más destacados de aquella época para crear varios hitos. La carretera llevaba de las Lomas de Chapultepec hacia una zona de parcelas donde comenzaban a construirse cinco cajones de concreto de forma triangular.

Esas construcciones en medio de la nada eran la parte baja de las Torres de Satélite, consideradas hoy como monumento artístico. La carretera, llamada Boulevard Manuel Ávila Camacho, con el tiempo se ensancharía, y se convertiría en el Periférico norte.

Las parcelas que se localizaban en la zona norte de Naucalpan comenzaron a ser fraccionadas en “supermanzanas” de formas ovaladas, sin semáforos.

Ciudad Satélite fue concebido como un barrio “orgánico”, no hay esquinas o ángulos rectos y ello fue propuesto por el arquitecto Herman Herrey en los años cuarenta.

La idea fue retomada por el despacho del arquitecto Mario Pani, en el que participaron los arquitectos José Luis Cuevas, Domingo García Ramos, Miguel de la Torre, Homero Martínez de Hoyos, Taide Mondragón y Miguel Morales.

Las Torres, símbolo de esa zona construida como un “satélite” de la capital, fueron obra de los arquitectos Luis Barragán y Matías Goeritz, y se planteó en un inicio que fueran siete columnas; sin embargo, por reducción de presupuesto, se optó por sólo cinco.

Ese nuevo barrio no podía llevar otro nombre. El 4 de octubre de 1957, desde la Unión Soviética fue lanzado al espacio el satélite artificial Sputnik.

El 1 de febrero de 1958 Estados Unidos respondió con la colocación en órbita del Explorer 1, su primer satélite artificial. Era el inicio de la carrera espacial.

Camino al futuro

“Un boulevard de 28 millones de pesos”, decía la leyenda de la publicidad en Excélsior del 8 de septiembre de 1957. A los lados de la vialidad sólo había terrenos baldíos.

Las Torres fueron terminadas e inauguradas en marzo de 1958, sirviendo de puerta de entrada a la nueva ciudad que estaba en proceso de urbanización. En agosto de ese año fue lanzada la campaña de publicidad para la venta de los lotes.

La Ciudad de México y el Estado de México experimentaban un boom inmobiliario. Entre 1957 y 1958 se ofertaban terrenos en Jardines de Atizapán, en Atizapán de Zaragoza; Jardines de Santa Mónica y Residencial La Romana, en Tlalnepantla; en Jardines del Pedregal, en Álvaro Obregón; Campestre Churubusco, en Coyoacán; Reforma Iztaccíhuatl, en Iztacalco; Valle del Tepeyac, y San Pedro el Chico, en Gustavo A. Madero, Jardín Balbuena, en Venustiano Carranza.

A éstos se sumaban desarrollos en Cuernavaca, Tequesquitengo, ambos en Morelos; el Condominio Insurgentes, en la delegación Cuauhtémoc; y cientos de departamentos en Paseo de la Reforma, en la “zona aristocrática” de la capital.

Pero nada tenía el encanto de Ciudad Satélite. La publicidad desplegada en Excélsior en planas completas señalaba: “La ciudad del mañana está aquí hoy”.

La venta de los lotes hacía hincapié en su conectividad en términos de vialidad: “Ciudad Satélite, la obra urbana más importante de nuestros tiempos, la apertura oficial de esta gran supercarretera es una razón más que justifica el rendimiento excepcional de las inversiones en Ciudad Satélite, la rapidez y seguridad de sus importantes vías de acceso, la conveniencia de elegir enseguida su lote”.

Ese barrio ofrecía lotes bien delimitados, con calles terminadas, tomas de agua, conexión a los drenajes, con electricidad, líneas telefónicas y tomas de gas. Los nuevos colonos elegían su predio “chico, mediano y grande” a pagar en seis años, y edificar su vivienda.

Estar a casi nueve kilómetros de la Ciudad de México obligaba a que los nuevos colonos tuvieran un automóvil. Un Oldsmobile, un Buick o un Fiat se podían adquirir nuevos por entre 20 y 23 mil pesos. Autos más viejos rondaban los 10 mil pesos.

Fue la época de esplendor del Superservicio Lomas, a una cuadra de la Fuente de Petróleos, pues era la última gasolinería en la ciudad antes de adentrarse en territorio despoblado.

La venta de lotes realizada por el Banco Internacional Inmobiliario estaba enfocada por sectores. La publicidad, dirigida a las mujeres capitalinas rezaba: “Señora, usted tiene la palabra: Satélite es algo completamente nuevo, no es un simple fraccionamiento, no es una ciudad moderna con vida propia, visítenos y conozca las súper manzanas integradas con servicios al alcance de su mano, la seguridad que brinda su sorprendente sistema de calles, el gran centro comercial, los gigantescos parques y tantas cosas más. Es lo único digno de usted y su familia”.

Al paso de los años, se tuvo que alargar el plazo de pago de los predios a siete años, nacieron nuevos fraccionamientos en torno a Ciudad Satélite, y el periférico pasó de ser un camino poco transitado a tener un aforo de 300 mil automóviles diarios.

Vecinos aguerridos

La Asociación de Colonos de Ciudad Satélite fue fundada en 1960 y desde entonces se convirtió en la más fuerte organización vecinal de la Zona Metropolitana del Valle de México.

A pesar de su antigüedad, demostró su fuerza cuando en 2010 retrasó por varios meses la construcción del Viaducto Bicentenario (segundo piso en Periférico norte) por oponerse a que esa vialidad pasara a un costado de las Torres de Satélite.

Finalmente, el gobierno del Estado de México y la empresa constructora OHL replantearon el proyecto lográndose que el viaducto bajara a nivel de calle al pasar junto al monumento.

Entre sus tareas están las de denunciar fallas en la recolección de basura, en el alumbrado público, baches, retirar comerciantes informales, mantenimiento del barrio, establecer el Plan de Desarrollo urbano, retirar publicidad exterior, recaudar el pago de predial, agua, electricidad, teléfono y tv por cable, etc.

Competían

Otros desarrollos inmobiliarios de la época compitieron fuertemente por la preferencia de los compradores, que andaban en busca de vivienda en un momento en que se dio uno de los booms inmobiliarios más importantes de la historia del DF:

-Jardines de Atizapán, en el municipio de Atizapán de Zaragoza.

-Jardines de Santa Mónica, en el municipio de Tlalnepantla.

-Residencial La Romana, también enclavado en Tlalnepantla.

-Jardines del Pedregal, en la delegación Álvaro Obregón del Distrito Federal.

-Campestre Churubusco, en una zona histórica de la capital de la República: Coyoacán.

-Reforma Iztaccíhuatl, al oriente de la Ciudad de México: Iztacalco.

-Valle del Tepeyac, en la populosa delegación Gustavo A. Madero.

-San Pedro el Chico, también en Gustavo A. Madero, al norte de la Ciudad de México.

-Jardín Balbuena, en Venustiano Carranza, cerca del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

-Condominio Insurgentes, en la céntrica delegación Cuauhtémoc.

- Departamentos en Paseo de la Reforma, muy cosmopolitas, también en la delegación Cuauhtémoc.

Inspiradas en pueblo italiano

En un viaje a Italia, Luis Barragán (1902) se detuvo en el poblado de San Gimignano, en la Toscana, fundado en el Siglo III.

El pueblo cuenta con 13 torres que las familias elevaban lo mismo para protegerse de invasiones que para demostrar su poder económico. Se llegaron a edificar 72 torres.

Su distribución, elevación y armonía le valieron a ese poblado el obtener la declaratoria de Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.

En su visita a San Gimignano, Barragán, se inspiró para concebir en 1957 el conjunto de las Torres de Satélite. El conjunto de cinco torres eran originalmente siete, sin embargo, debido a que el Banco Internacional Inmobiliario recortó presupuesto para el monumento, sólo fueron edificadas las que actualmente cumplen 54 años en pie.

Se cuenta que una de las torres tendría 200 metros de altura, en la época en que el edificio más alto de México era la Torre Latinoamericana con 166 metros.

Mathías Goeritz, el escultor involucrado en el proyecto de las Torres de Satélite, también se inspiró en las torres de San Gimignano para la gama de colores que tendrían las monumentales esculturas.

En un principio, se tendrían sólo gamas de colores naranjas, sin embargo, tuvo que modificarlos a blanco, amarillo y ocre. Hacia 1968 se agregarían el rojo y el azul en honor a los colores de los aros olímpicos.

Las Torres comenzaron a edificarse en el segundo semestre de 1957, mientras en la capital de la República se registraba un fuerte sismo que derribó el Ángel de la Independencia y se construían obras como la Nave Central del Mercado de La Merced.

La Ciudad de México contaba con tres millones de habitantes y en el Estado de México sólo había zonas suburbanas en las cabeceras municipales. El fenómeno de conurbación se daría unos 20 años después.

La más reciente intervención que tuvo el conjunto fue en 2007, cuando se cumplió el cincuenta aniversario de su inauguración. El Ayuntamiento de Naucalpan invirtió un millón de pesos para rehabilitar las cinco torres, y una empresa de pinturas donó el material para retocarlas. Además, se agregó iluminación.

En 2009, sin embargo, las Torres fueron sometidas a un fuerte debate debido a que el Gobierno del Estado de México intentó recortar la explanada del monumento para abrir espacio para el paso del Viaducto Bicentenario.

La modernidad también ha ayudado a que los habitantes de ese barrio fortalezcan su aprecio por ese monumento. En la red social twitter existe la cuenta @CdSatelite tiene seis mil 871 seguidores, y en la red social Facebook la dirección Ciudad Satélite tiene a 18 mil 614 afiliados,

Hoy los capitalinos llaman genéricamente Satélite a una zona más amplia que comprende varios de los fraccionamientos y colonias aledañas que se construyeron adyacentes a la traza original de Ciudad Satélite en los años siguientes como Lomas Verdes, Arboledas, Echegaray, entre otros barrios.

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