miércoles, agosto 31, 2011

Libia

¿Democracia sin marines?

GEES

En el mejor de los casos, el CTN acabará pronto con los saqueos, los pillajes y las salvajes represalias. En el peor, su incapacidad para levantar un régimen preferible desde el punto de vista de la estabilidad nos llevará a un escenario de pesadilla.

En Libia, los Estados Unidos renunciaron a involucrarse en un conflicto que sienten ajeno, y más allá de la imprescindible cobertura a los belicosos franceses y a los forzados británicos, Obama no ha dejado pasar la oportunidad de repetir que esta no es su guerra: como si los misiles crucero que han reventado búnkers e instalaciones gadafistas no llevasen en el lomo la bandera de barras y estrellas. Pero es verdad que a Obama todo malabarismo se le perdona, y lo cierto es que no: no es esta guerra norteamericana. Y no será tampoco su postguerra.

Francia y sus aliados europeos –con Zapatero, Chacón y Jiménez entre los más entusiastas– han mostrado las carencias militares previsibles. Tantos meses para doblegar al dictador revelan pavorosas carencias. La aportación occidental, la "guerra desde atrás" sin compromiso sobre el terreno, ha dado sus frutos tarde, con Gadafi aún desaparecido: y por ahora limitadamente, dada la situación de descontrol que transmite el país.

El espectáculo político que el Consejo de Transición Libio está dando en los primeros días es sólo equiparable al espectáculo militar dado en los últimos meses. ¿Puede gestionar bien la paz quién no ha podido gestionar bien la guerra? ¿Gestionar "el todo" civil quien no ha gestionado "la parte" militar? Aún es pronto para saberlo, pero lo cierto es que los primeros días tras la caída de Gadafi vienen acompañados de saqueos y asesinatos por venganza que, como amenaza Hillary, son intolerables, pero que se repiten a día de hoy por todo Trípoli.

Por no poder o por no querer, se produce ante la inacción del ya nuevo poder libio, ya reconocido por todos, y que ha ganado la guerra gracias a un occidente militarmente ausente en la postguerra. ¿Es posible una reconstrucción nacional pacífica sin los marines patrullando las calles? En Irak y Afganistán ha sido la determinación americana la que suplió la falta de capacidades nativas y la que sujetó las ansias de venganza de los vencedores. ¿Quién las evitará en la victoria de los rebeldes de las ametralladoras en las pick up y los uniformes multicolor?

En el mejor de los casos, el CTN acabará pronto con los saqueos, los pillajes y las salvajes represalias. En el peor, su incapacidad para levantar un régimen preferible desde el punto de vista de las libertades básicas y la estabilidad de la región nos llevará a un escenario de pesadilla. Pero entonces no estarán los marines para desembarcar en Trípoli y poner orden en el país. ¿Quién lo hará entonces?

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