Los “Terroristas” del Tea Party
Según el portal cibernético “Politico”, el Vicepresidente Joe Biden estuvo de acuerdo “con un argumento hecho por el Representante Mike Doyle (Demócrata, Pa.) durante una reunión a puerta cerrada del Caucus Demócrata” de que los miembros del “tea party” se comportaban “como terroristas” por la forma en que se opusieron a los intentos de aumentar los impuestos y cómo forzaron reducciones de gastos como parte del acuerdo para subir el techo de la deuda.
Biden negó haber hecho esta comparación. Dada la acalorada retórica que hubo a vista del público y tras bastidores, el uso de tal frase, particularmente conociendo el vocabulario de Biden, tiene credibilidad.
Aparentemente los que critican al “tea party” son analfabetos constitucionales. El Preámbulo de la Constitución comienza, “Nosotros, el pueblo”. Los derechos provienen de Dios, no de políticos que creen que son Dios. Les damos facultades a nuestros líderes para que nos sirvan. Nosotros no somos sus esclavos.
La arrogancia en el reportado insulto de Biden y Doyle es lo que los votantes odian más en muchos políticos. Los ven como fuera de contacto y no dispuestos a enfrentar los retos que los ciudadanos promedios tienen que enfrentar cuando se trata de sus presupuestos personales y comportamiento.
No son la gente del “tea party” los que son “terroristas”. Un terrorista trata de destruir. ¿Quién es el verdadero destructor en el debate sobre el techo de la deuda? ¿Quién quiere continuar gastando dinero que no tenemos, pidiéndole prestado a naciones como China que gustosamente nos destruirán si nuestro políticos no lo hacen antes? La gente del “tea party” simplemente quiere que su gobierno sea nuevamente responsable ¿y por esto se les llama “terroristas”?
El líder de la Minoría del Senado, Mitch McConnell reconoció que no hubiera habido un acuerdo en que no se aumentan los impuestos y se recortan gastos de no haber sido por los miembros del “tea party”. Está en lo cierto. Pedirles a los políticos de carrera que no gasten el dinero de otros es como pedirle a Lady Gaga que cante canciones tradicionales estadounidenses vestida conservadoramente. Para ella, esto no sería natural.
Lo que estamos viendo en los EE.UU. es un resurgimiento de la idea de que el pueblo tiene el poder y no tiene por qué quedarse inactivo mientras el país que ellos quieren y por el que a veces se sacrifican es destrozado por líderes políticos irresponsables que no tendrían sus cargos si el resto de nosotros no les pagásemos sus sueldos y beneficios. El debate sobre el techo de la deuda demostró que más gente está exigiendo que el gobierno viva dentro de sus posibilidades. Estamos cansados de gastar dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos.
En vez de rebajar los gastos de defensa, si la “comisión bipartidista” no logra los objetivos deseados, ¿por qué no cerrar el Departamento de Educación, que no educa, el Departamento de Energía, que no produce energía, y el Departamento de Viviendas y Desarrollo Urbano, que no construye casas?
Lejos de ser una fuerza muerta, como muchos vaticinaron, los ciudadanos individuales están encontrando nuevamente una fuerza que muchos pueden haber pensado que ya no poseían. Camino a la elección del 2012, este renovado sentido de que el poder para hacer o deshacer a una nación no está en Washington sino en los corazones y mentes de sus ciudadanos, traerá una esperanza de que pronto habrá un verdadero cambio.
Cuando los críticos del “tea party” estén leyendo nuevamente la Constitución, también deberían consultar la Declaración de Independencia. Esa base filosófica de la Constitución reserva el derecho del pueblo para cambiar su gobierno cuando ya no sirve los intereses de sus ciudadanos. La Declaración esboza la relación debida entre el gobierno y los ciudadanos, señalando que el gobierno deriva sus “justos poderes del consentimiento de los gobernados” (y) “siempre que cualquier Forma de Gobierno se hace destructiva de estos fines, es el Derecho del Pueblo alterarlo o abolirlo y de formar un nuevo Gobierno, basando su fundación en tales principios y organizando sus poderes en tal forma, que ellos consideren será la mejor para asegurar su Seguridad y Felicidad”.
Sin duda alguna los ingleses consideraron “terroristas” a los que escribieron y creyeron tales cosas. Nosotros los llamamos patriotas. Y esos patriotas bien pudieran sacar al vicepresidente y a su jefe de sus cargos el próximo noviembre. Este es su derecho. Ellos tienen el poder.
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