por Cristina López G.
Cristina López es Licenciada en Derecho, columnista de El Diario de Hoy y Directora Ejecutiva de CREO (www.creo.org.sv).
Los ilustrísimos diputados de GANA vuelven a dar de que hablar, esta
vez no con populismo etílico (pidiendo votos con agua ardiente en sus
giras proselitistas), sino con las declaraciones que en una de las zonas
más peligrosas de El Salvador, hiciera Guillermo
Gallegos. Según Gallegos, “la gente pide la pena de muerte” y se ha
propuesto como caballo de batalla, empujar el tema desde un próximo
período en la Asamblea.
Si bien no es necesario seguir ávidamente las noticias para concluir
que la situación delincuencial del país requiere de una urgente
respuesta y un cambio de rumbo en las políticas de seguridad por parte
del Estado, la sugerencia populista del diputado Gallegos de combatir
violencia con violencia debe ser debatida y argumentada por la
ciudadanía y actores políticos que consideramos la vida humana como un
derecho intrínseco y absoluto del hombre, para cuyo goce la inocencia o
no comisión de delitos, no debería ser un prerrequisito.
Oponerse a la pena de muerte, no es estar a favor de
los criminales, sino defender el derecho constitucional a la vida y en
contra del exceso de poder en manos del Estado. Darle al Estado la
potestad de quitar vidas, sobre todo a un Estado con la debilidad
institucional que tiene el nuestro, es venderse al autoritarismo que violenta derechos humanos.
Ignora quizás el diputado Gallegos, que la pena capital resulta
además legalmente inviable en nuestro país, por mucho que modifique la
Constitución, por obra y gracia de la ratificación (aunque con reserva)
que desde hace muchos años hiciera El Salvador del Pacto de San José, la
Convención Americana sobre Derechos Humanos. También pareció desconocer
el diputado Gallegos las estadísticas que demuestran que la pena de
muerte no ha demostrado tener mayor impacto para disminuir las tasas de
criminalidad (Estudio del Prof. Justin Wolfers, Wharton), y agregó que
“hasta que se implemente podrá observar la efectividad”. Lo anterior
demuestra que para el diputado Gallegos, las promesas de campaña son más
importantes que las vidas humanas.
La ausencia de propuestas en la discusión (a veces, aparentemente
inexistente) sobre las políticas de seguridad del país, hacen que este
tipo de propuestas no estudiadas, revanchistas y autoritaristas, tengan
cabida en el debate nacional. Antes de sugerir implementar medidas que
se encuentran siendo expulsadas de muchos ordenamientos jurídicos
alrededor del mundo, se pueden realizar muchas otras reformas del
sistema de justicia y penitenciario del país que asegurarían mayor
efectividad en la lucha contra el crimen y mejor disuasión de delinquir
para los criminales. Puede empezarse con una reforma al sistema de
cárceles que permita a los prisioneros trabajar en obras de
infraestructura para que paguen sus deudas a la sociedad y no gocen de
vacaciones en condiciones infrahumanas pagadas con nuestros impuestos.
El politólogo nacional Fernando Bautista sugería en su blog
“Instrucciones para hervir agua” como interesantes propuestas en
política de seguridad la depuración del sistema judicial, el aumento de
los años de la pena máxima, el incremento de recursos al Ministerio
Público para la mejora de investigaciones, la consolidación y exactitud
de estadísticas, la eliminación del fuero a los diputados, entre otras
cosas. Ojalá sepa el Licenciado Gallegos, que estas reformas también las
quiere la gente, ya que para él, es el único argumento de peso en su
propuesta de políticas públicas.
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