BOGOTA — El gobierno de Estados Unidos no fue muy listo al rechazar
de plano la exigencia de Venezuela y los demás países del ALBA de que
Cuba sea invitada a la mega-cumbre del Presidente Barack Obama con 33
otros jefes de estado de las Américas a realizarse el 14 de abril en
Colombia. El Departamento de Estado debería haber aceptado el reto, pero
para cuestionar a la dictadura cubana ante una audiencia mundial.
La
pugna diplomática empezó a principios de mes en una reunión del bloque
del ALBA en Venezuela, en que el presidente ecuatoriano Rafael Correa
propuso que los miembros del grupo no acudan a la 5ª Cumbre de las
Américas a realizarse en Cartagena, Colombia, si Cuba —el único país del
hemisferio excluido de la cumbre— no es invitada. Venezuela y los otros
países del bloque aceptaron de inmediato la moción.
Los
funcionarios de Estados Unidos se ajustaron al manual, y respondieron
que Cuba no puede asistir porque —según las reglas de la cumbre— sólo
están invitados los líderes elegidos democráticamente que sean miembros
activos de la Organización de Estados Americanos.
Colombia, el país anfitrión, que está tratando de quedar bien con
todos, dijo que trataría de encontrar una solución diplomática. La
canciller colombiana María Angela Holguín viajó a La Habana, y a su
regreso confesó que Cuba quiere asistir a la cumbre.
El impasse
diplomático está ocupando titulares de primera plana en varios países.
Durante una visita a Colombia la semana pasada, casi todas las personas
con las que hablé sacaron el tema, entre divertidos e intrigados sobre
cómo se resolverá. El tono prevaleciente en la prensa colombiana es que
Estados Unidos una vez más está castigando a la pequeña isla caribeña
por su política exterior independiente: el viejo cuento de David versus
Goliat.
Entonces, ¿qué debería hacer Washington? En vez de
rechazar la presencia de Cuba, el Departamento de Estado debería darle
la bienvenida al líder cubano Raúl Castro para que asista como invitado
especial y responda a varias preguntas, empezando por la de cuánto
tiempo más Cuba piensa seguir siendo la última dictadura militar del
continente.
Preguntas a Castro
Más específicamente, y dada la propensión de los diplomáticos a las formalidades legales, habría que preguntarle a Castro:
• ¿Por
qué Cuba no está cumpliendo con el compromiso contraído por el
presidente Fidel Castro en la Sexta Cumbre Iberoamericana de 1996 en
Viña del Mar, Chile, de respetar “el pluralismo político, los derechos
humanos y las libertades políticas”?
En esa cumbre, Castro firmó
una declaración final que también exigía respeto por “la división de
poderes”, así como por “la libertad de expresión, de asociación y de
reunión”.
Sobra decir que Cuba aún tiene cientos de presos
políticos —dos de los cuales han muerto recientemente en huelgas de
hambre —, y que no permite la existencia de partidos opositores.
• ¿Por
qué Cuba está violando el artículo 13 de la Declaración de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas, que afirma que “Todas las personas
tienen el derecho de salir de cualquier país, incluyendo el suyo, y de
volver a su país”? Hasta la fecha, los cubanos necesitan un permiso del
gobierno para salir de la isla.
La conocida bloguera cubana
Yoani Sánchez, a quien se le negó un permiso para viajar a Brasil a
principios de este mes, escribió el 3 de febrero en su cuenta de
Twitter: “Es la ocasión # 19 en que me violan el derecho a entrar y
salir de mi país... Soy una prisionera”.
• Si el Raúl Castro
responde —como seguramente lo hará— que “el imperio” y sus aliados están
atacando la isla porque se ha convertido en una sociedad modelo, la
respuesta de Obama debería ser muy simple: “Si el pueblo cubano es tan
feliz y quiere tanto a su gobierno, ¿por qué no permiten elecciones
libres?”
Los demagogos
Mi
opinión: La amenaza del ALBA de boicotear la Cumbre de las Américas es
puro teatro político. El presidente venezolano Hugo Chávez y su seguidor
ecuatoriano, Correa, no boicotearán la cumbre: son demagogos que viven
del show, y no se van a perder la oportunidad de hacer titulares en una
cumbre con Obama.
Lo más probable es que montaron toda esta
escena para colocarse en el centro de la escena de la cumbre, y se
conformarán con un párrafo ambiguo en la declaración final que ellos
puedan interpretar como una invitación a Cuba a la próxima cumbre.
Obama
—que, dicho sea de paso, acaba de darle una bienvenida de alfombra roja
al probable próximo presidente chino Xi Jinping, que representa otra
dictadura— debería aceptar el reto del ALBA e invitar a Cuba a la cumbre
siempre que Castro esté dispuesto a responder algunas preguntas
incómodas. Por supuesto, Cuba no irá, pero Estados Unidos no quedara mal
parado, como ahora.
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