lunes, mayo 26, 2008

¿Obama es realmente antichavista?

Por Edgar C. Otálvora
Webarticulista

El marco de referencia entre Venezuela y EEUU cambió esta semana. Las declaraciones del precandidato Barack Hussein Obama censurando la política de Hugo Chávez y dando por ciertas las relaciones de éste con las Farc, señalan que el caso venezolano entró definitivamente en la agenda política de Washington. Ya no es un asunto sólo manejado por la antichavista derecha en Miami y por los liberales del Partido Demócrata interesados en hacer carrera política con dólares venezolanos.

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Estando en plena campaña por la candidatura, las fuertes expresiones de Obama lo delatan en un movimiento hacia la derecha política. Esto puede ser una maniobra electoral sin consecuencias en su eventual futuro gobierno. Sin embargo, deja en evidencia el peso que dentro de sectores específicos del electorado gringo tiene el tema internacional y dentro de ello el caso Chávez. Obama quien anda buscando votos, no dudó en hablarle a su público sobre un tema cercano a ese auditorio: Irán. Obama alertó sobre las fuertes relaciones entre Chávez y los iraníes, haciendo referencia incluso a la reciente creación de un banco binacional. El candidato demócrata que tanta admiración despertaba en el chavismo, se encargó esta semana de llamar la atención sobre las relaciones entre Venezuela y un país que tiene sobre sí una serie de sanciones internacionales. El mensaje no fue nada subliminal.

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El epicentro de la política regional estará centrado en las próximas semanas en Bolivia.

Hugo Chávez ha asumido la suerte de su aliado Evo Morales, como una prueba de su poderío político, económico y militar. Aparte de su estrategia para compensar el escándalo por el contenido de las computadoras de Raúl Reyes, Chávez se dispone a jugársela en Bolivia para que Morales salga ganador del referendo revocatorio. El jueves pasado en la noche, Chávez ordenó cadena de radio y TV, para que el país viera el momento cuando Morales hacía su entrada al Palacio de Miraflores. Luego, uno de los canales oficiales transmitió en vivo el acto de firma de un nuevo tratado de cooperación militar entre los dos gobiernos.

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Un hecho comentado en el mundillo diplomático caraqueño fue la presencia en Miraflores, durante el acto de la firma del segundo acuerdo militar de Chávez y Morales, del Embajador cubano en Bolivia, Rafael Dausá Céspedes. Tal como suele reseñarlo la agencia oficial de noticias boliviana, el diplomático cubano se ha convertido en una presencia permanente en toda clase de actos oficiales en Bolivia. El comportamiento es análogo al del embajador cubano en Caracas, Germán Sánchez Otero, quien desde 1999 es personaje obligatorio en los más distintos actos públicos venezolanos.

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Brasil coronó el viernes pasado uno de sus objetivos de política exterior regional más acariciados en los últimos años: la creación de una instancia que abarque los doce gobiernos de Suramérica, y en la cual, Brasilia actúa de una u otra forma como un primo inter pares. Pero el sesgo político y las marcas ideológicas que le han impuesto desde Caracas y La Paz, amenaza con paralizar la organización desde antes de su arranque.

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La idea la Comunidad Suramericana de Naciones (Casa), rebautizada como Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) por presión de Hugo Chávez, fue lanzada como proyecto por Fernando Henrique Cardoso en el año 2000 e impulsada por Lula da Silva.

En términos prácticos, existe una clara continuidad de metas y líneas de acción estratégicas en la política brasileña hacia su entorno. La misma tiene una inspiración en el siglo XIX, y contemporáneamente enlaza las visiones geopolíticas de los gobiernos militares con los gobiernos de izquierda que han copado la escena brasileña actual.

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En septiembre del 2000, convocados a Brasilia por un Fernando Henrique Cardoso ya en su segundo mandato, se produce la primera reunión de todos los mandatarios de Suramérica. En aquella ocasión fue aprobada la Iniciativa para la Integración de Infraestructura Regional en Sur América (IIRSA), con lo cual Brasil quiso armar un paquete de proyectos que comenzaran a darle sentido operativo al proyecto de comunidad suramericana. Bajo el paraguas de IIRSA, Brasil comenzó a motorizar sus proyectos de enlaces terrestres hasta el Océano Pacífico, vía Bolivia y Perú.

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Hasta ahora, el proyecto de Unasur contaba con una virtual complacencia por todos los países de la subregión. La amplitud de la agenda de temas se amoldaba con comodidad a los intereses de los respectivos gobiernos. Esta situación cambió debido a dos hechos suscitados el viernes pasado en Brasilia. En primer lugar fue incluido de forma expresa el tema "defensa" en los documentos de Unasur, acompañado de la propuesta brasileña de crear un Consejo Suramericano de Defensa. En segundo lugar, el texto leído por Evo Morales al momento de hacer entrega de la Presidencia pro-tempore y el propio Tratado revelan una connotación ideológica y programática distinta al proyecto originalmente aceptado por los distintos gobiernos. Incluso entre analistas en Brasilia existen dudas de que el Tratado sea aprobado fácilmente por el actual Congreso de ese país. El sesgo anti-mercado que está adquiriendo Unasur sería rechazado por varios parlamentos.

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En su discurso de apertura de la Cumbre de Unasur del viernes pasado, Lula da Silva actuando como anfitrión, se permitió presentar su propuesta de crear un consejo de defensa. Sería el primero de los consejos que en el futuro darían cuerpo operativo a la naciente Unasur. El único mandatario que se mostró reacio a incorporarse a un esquema suramericano de defensa fue el colombiano Alvaro Uribe, pero otros gobiernos se han mostrado poco entusiasmados con este proyecto. Varios gobiernos de la región lo consideran como un inusitado apresuramiento por parte de la diplomacia brasileña, más dada a pasos cortos y seguros El ministro de Defensa brasileño, en un acto poco usual en la diplomacia brasileña, filtró a la prensa la opinión de Uribe, antes de la reunión de Unasur, restándole relevancia a la negativa colombiana. Esto llevó a que Uribe, antes de llegar a Brasilia, confirmara su desinterés por el Consejo Suramericano de Defensa que Lula propondría.

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La inusual falta de tacto con la cual Brasil trató la posición colombiana sobre el Consejo Suramericano de Defensa, dejó al descubierto una confrontación en el seno del gobierno Lula sobre la conducción de la política exterior. El tema del CSD lo movieron interna y externamente, el ministro de Defensa Nelson Jobim y Marco Aurelio García, este último como asesor y operador internacional de Lula da Silva al margen de la Cancillería.

Catástrofes y anticapitalismo

Por Alberto Illán Oviedo
Instituto Juan de Mariana

Las catástrofes naturales suponen tres enfoques diferentes para los medios de comunicación. El primero, esencialmente emocional, nos muestra la desgracia en sus términos más patéticos. Los heridos, los muertos, los desterrados y hambrientos desfilan delante de nosotros, en una especie de rutina inevitable. El segundo apela a nuestro bolsillo en forma de oleada de solidaridad supuestamente espontánea. ONG’s y organismos gubernamentales nos solicitan dinero para que, en teoría, los afectados sean menos desgraciados. Las cuentas corrientes, los mensajes SMS y otros medios de recaudar dinero se multiplican como hongos después de que la naturaleza muestre su lado menos amable. El tercer enfoque, quizá menos evidente, pero de efectos mucho más persistentes, es que las catástrofes se han convertido por sistema en una excusa aceptable y aceptada para atacar a Occidente y al sistema de libre mercado, a los que directa o indirectamente se culpa de la desgracia de los perjudicados.

Cuando el huracán Katrina asoló la norteamericana ciudad de Nueva Orleáns, los medios, además de mostrarnos las desgracias de sus habitantes, atacaron sin piedad a la administración de George W. Bush, no sin razón, y en general a la sociedad americana, pero sobre todo no dudaron en culpar al capitalismo de la situación sin tener en cuenta que la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias, la encargada de "solucionar" el entuerto, fuera de naturaleza estatal o que los diques que terminaron rompiéndose fueran propiedad de la Administración. El caso de Nueva Orleáns fue un chollo para los medios de comunicación, un chollo siniestro si tenemos en cuenta que miles de personas perdieron vidas y propiedades para que los redactores y los jefes destilaran su veneno progresista.

La hipocresía se hace evidente cuando los afectados por las catástrofes tienen la "suerte" de vivir en un país de régimen liberticida. No importa si este es un régimen socialista o una dura dictadura militar desde hace seis décadas o un país, eterno aspirante a potencia económica mundial, que con un poco de maquillaje político y diplomático ha conseguido deslumbrar a miles de millones de incautos, pese a seguir siendo uno de los peores opresores del planeta. Myanmar (antes Birmania) y China, China y Myanmar se han visto afectadas por dos de las peores catástrofes de este año. Cientos de miles de personas han muerto y millones han perdido todo o casi todo, pero nadie ha puesto en duda la naturaleza de sus sistemas políticos o que sean responsables de gran parte las desgracias de los afectados durante y después de las desastres. Apenas algunas noticias despistadas, no vaya a ser que se arruinen las poltronas de unos o las olimpiadas de agosto de los otros.

El caso birmano puede que sea el más sangrante. Las autoridades, temerosas de que los efectos de una catástrofe puedan suponer la caída del régimen, no sólo han maquillado el número de muertos y afectados (78.000 han terminado por a reconocer mientras que la ONU y las ONG’s hablan de una cifra que supera los 130.000 muertos y unos 2,5 millones de afectados), sino que se han negado en redondo a que entre ayuda internacional en el país, hasta el punto de que se han repartido imágenes de camiones que distribuían comida y pertrechos entre los afectados tirándolos desde los vehículos en marcha, al no tener permiso para parar y realizan un reparto más adecuado. Si a los medios de comunicaciones les moviera más los principios que la propaganda, los especiales denunciando al régimen y sus acciones, desde luego en comparativa con el caso estadounidense, hubieran sido legión. Mientras militares y ONU, incluyendo a la líder opositora birmana Ban Ki-moon, llevan semanas negociando cómo y cuánta ayuda va a llegar, miles de birmanos sufren no sólo la ausencia de ayuda, sino la imposibilidad de que los propios afectados se puedan organizar para sacar adelante una situación muy difícil porque la bota militar ha sabido hacer muy bien su trabajo.

Precisamente Ban Ki-moon ha puesto como ejemplo de eficacia al Gobierno chino, que en los últimos días hace frente a un seísmo que de momento y oficialmente ha dejado 62.664 muertos, 358.816 heridos y 23.775 desaparecidos, además de un número de afectados que cifran en 11 millones. China, a diferencia de sus vecinos birmanos, no corría el peligro de que su régimen se tambaleara en unas elecciones evidentemente amañadas, pero con la incertidumbre del efecto del tifón. Sin embargo, sí que debe hacer frente a una campaña de imagen de cara a los Juegos Olímpicos de Pekín que ya fue enfangada por los disturbios del Tíbet y la violenta respuesta china. La política de "transparencia" de los chinos parece impecable, cada día se descubre un nuevo superviviente, cada día aparecen más políticos preocupados por los afectados o se solicita ayuda, en un gesto impensable en un régimen de carácter totalitario, poseedor del secreto de la eterna perfección, y todo ello es recogido por las redacciones occidentales con esmero sin que el régimen chino sufra ni siquiera un poco, sin sembrar una pequeña duda de su papel en la desgracia.

De hecho, si hemos de buscar un culpable en esta situación debemos prestar atención a los constructores, porque señores, la China actual, la que ha permitido, en un gesto de generosidad sin precedentes, que parte del sistema capitalista se asiente en sus tierras, ha sabido descubrir quién es sin duda el criminal. Las autoridades chinas han prometido medidas severas contra cualquier responsable de los edificios estatales de mala calidad, después de la denuncia de miles de padres que han visto como sus hijos morían bajo los escombros de edificios estatales de calidad ínfima. Parece que el hecho de que los constructores dependan de la administración china, regional o central, que sea esta la que en teoría debe supervisar sus construcciones, que la corrupción favorecida por el régimen sea habitual, que se haya mostrado incompetente e incapaz, que cualquier parecido de todo ello con un mercado libre es pura y trágica coincidencia, no es relevante. Como en el caso de Nueva Orleáns, pero con mucho más alcance, el Estado es responsable directo de la desgracia de la gente, pero se lava las manos y el agua se la da una prensa occidental que se dice libre, pero que no duda en sacrificar esa libertad a estos dioses totalitarios.

La burbuja de materias primas

Por Leonor Filardo
El Universal

Una burbuja surge cuando los precios de diferentes bienes (tierras, materias primas, metales, sector inmobiliario, nuevas tecnologías) e instrumentos financieros (acciones, bonos, monedas), suben más allá del nivel normal de mercado. A este proceso lo califican de especulación porque cuando se aceleran los precios, compradores aparecen como rebaños presionando los precios aun más hacia el alza. Estos suben tanto que los especuladores de profesión comienzan a realizar ganancias. Ello acelera el reventón de la burbuja, produciéndose un estallido o crash, que es la caída igualmente brusca de los precios, desapareciendo la ganancia esperada. Esto afecta todo el sistema productivo y financiero del país donde se origina y, dependiendo de su magnitud, puede propagarse mundialmente, especialmente ahora que los mercados están globalizados.

Expertos se preguntan sobre el origen de las burbujas y, a pesar de que existen desde el inicio de la civilización, cuando aparecen todo el mundo se mete en ellas porque no quieren sentirse mal pensando que pierden la oportunidad de una ganancia fácil que otros están obteniendo. Como el resultado es perverso surge todo tipo de explicaciones. La verdad es que lo que contribuye a generarlas es una expansión monetaria excesiva sin respaldo (creación de dinero inorgánico), que afecta la estructura productiva y los precios relativos de bienes e instrumentos financieros.

Aumento desmedido

¿Por qué se genera ese aumento desmedido? La historia económica registra que desde el siglo XVI surge un debate entre dos escuelas. La Bancaria, que promueve la concesión del privilegio gubernamental a la banca comercial de crear liquidez, manteniendo encajes pequeños sobre depósitos a la vista, mientras prestan el resto. La escuela Monetaria, por el contrario, exige que la banca cumpla con reglas tradicionales de derecho, las cuales los obliga a mantener en caja 100% de sus depósitos a la vista. Este debate lo gana la escuela Bancaria y así prolifera el abuso de crear dinero de la nada. Según la Escuela de Economía Austriaca se comete el error de crear la banca central a la cual se le otorga el monopolio de la emisión, conjuntamente con el manejo de la política monetaria (préstamos indirectos al Gobierno) y la de prestamista de última instancia (préstamos al sistema financiero). Esto, combinado con el sistema de reservas fraccionarias de la banca a lo largo de la historia, demuestra que la solución contribuya a fomentar la expansión monetaria indiscriminada. Ello explica los ciclos económicos y crisis financieras abruptas. Kindleberger en su libro Manías, Pánico y Estallidos, registra 31 de estas.

Impacto

En los siglos XX y XXI han ocurrido una veintena, todas generadas por el mismo motivo, y agravadas por el intervencionismo estatal, que pueden tener un impacto multiplicador sobre el resto del mundo, tal como sucedió con el Sistema de la Reserva Federal (SRF), banco central de Estados Unidos. Este, después de la crisis asiática en 1998, expandió la oferta monetaria, generando la burbuja de los tecnológicos. Sin embargo, a partir de 2000 el índice que los agrupa (Nasdaq), se desplomó 155%. Para combatir la crisis inyectó mayor liquidez (9% en promedio anual) y bajó la tasa de interés interbancaria (FF) 554%. Esta expansión duró 4 años. Como el mercado de acciones había sufrido un serio revés, la liquidez se canalizó al sector inmobiliario, generando una nueva burbuja que, a su vez, contribuyó al incremento del déficit comercial, debilitando el dólar y aumentando la tasa de inflación. Por ello el SRF restringió la política monetaria y la burbuja inmobiliaria se desaceleró en 2006, estallando en 2007. Ahora el SRF repite la misma medicina bajando la tasa de FF en 163%. Como los mercados se desplomaron, las nuevas manías son las materias primas (petróleo, oro, plata, cobre, productos agrícolas), las cuales ya estaban sometidas a una fuerte presión de mercado, debido a una mayor demanda por el crecimiento sostenido de la economía mundial y la utilización de algunas como sustituto energético, y por una menor oferta debido a la agresión permanente de los gobiernos a la producción mediante regulaciones y restricciones excesivas.

Se requiere liberar los mercados, un sistema monetario mundial con las características señaladas por la escuela Monetaria y libre circulación de monedas, para que exista una disciplina genuina. Los gobiernos deben percatarse de que ellos son los principales causantes de las crisis.

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