martes, agosto 05, 2008

México: El derecho a la réplica

por Sergio Sarmiento

Sergio Sarmiento es articulista de Reforma y comentarista de TV Azteca.

Le llaman derecho de réplica. Ya ha sido incluido por la clase política en la Constitución, la misma que debería garantizar la libertad de expresión de los mexicanos. Se ha incluido también en el nuevo Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, el Cofipe, una legislación hecha para restringir la libertad de expresión de la sociedad ante la clase política nacional. Falta, sin embargo, que se legisle un reglamento concreto del llamado derecho de réplica, el cual esconde un riesgo mucho mayor de que se lesione el derecho a la libre expresión en nuestro país.

Podría parecer absolutamente correcto que se establezca en nuestro país un derecho de réplica. Después de todo, la idea sería permitir a los afectados por informaciones falsas o dolosas en los medios de comunicación el ofrecer su lado de la historia. Un buen informativo incluye, no por imposición sino por decisión propia, todos los puntos de vista sobre un tema determinado y está dispuesto a corregir sus errores.

La experiencia en otros países, sin embargo, nos demuestra que el derecho de réplica puede convertirse en la mayor de las mordazas a la libertad de expresión. En países como Estados Unidos, donde se tenía una política similar denominada fairness doctrine, doctrina de equidad, ésta se ha abandonado ya que se considera precisamente que afectaba la libertad de expresión.

¿Por qué daña el derecho de réplica la libertad de expresión? Porque puede ser ejercido por un número creciente de supuestos afectados hasta el grado de que un medio de comunicación deba utilizar todo su tiempo —y quedar debiendo— para dar a conocer réplicas a su información o a sus posiciones editoriales. El resultado de la aplicación de la fairness doctrine en Estados Unidos fue acallar la expresión de puntos de vista libres en la televisión, los cuales tuvieron que refugiarse en otros medios, como la radio y los impresos.

La redacción del nuevo reglamento del derecho de réplica definirá hasta qué punto éste se convierte en una mordaza a la libertad de expresión. El reglamento, por otra parte, habrá de combinarse con una nueva redacción de una parte de la Ley de Radio y Televisión, aprobada por el Congreso apenas en 2006 pero rechazada en algunos artículos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Desafortunadamente, no podemos esperar mucho de la clase política nacional, la cual ha venido erosionando de manera sistemática la libertad de expresión. Los políticos de México aparentemente ya decidieron que el largo proceso que llevó a una mayor libertad de expresión y a una mayor participación ciudadana en los procesos políticos debe terminar. Por eso la nueva legislación electoral ha limitado la participación de los ciudadanos comunes y corrientes y ha prohibido la contratación de tiempos de radio y televisión para defender o cuestionar cualquier tipo de idea política.

El reglamento del derecho de réplica le otorga una oportunidad más a la clase política para continuar con el proceso de limitar los derechos ciudadanos. Si se aceptan algunas de las versiones que han circulado de este reglamento, la libertad de expresión recibiría un golpe brutal. Cualquier expresión de una opinión crítica a un político o a un partido llevaría a una avalancha de peticiones de derecho de réplica. El resultado concreto sería inhibir cualquier crítica a los políticos en nuestro país. Y eso es finalmente lo que buscan los políticos.

Argentina: Se confirma el rumbo de colisión

por Roberto Cachanosky

Roberto Cachanosky es Profesor titular de Economía Aplicada en el Master de Economía y Administración de ESEADE, profesor titular de Teoría Macroeconómica en el Master de Economía y Administración de CEYCE, y Columnista de temas económicos en el diario La Nación (Argentina).

Con problemas en todos los frentes y cada vez menos aliados, el matrimonio Kirchner persiste en los errores y la confrontación.

Hace más de una semana, me mostraba escéptico sobre un posible cambio en las formas y el fondo de la política de Cristina Fernández de Kirchner a partir de la derrota que sufrieron en el Senado, no solo a manos de Cobos, sino de una importante cantidad de senadores peronistas y radicales kirchneristas que no acompañaron el proyecto oficialista.

¿Por qué pensar que los Kirchner iban a aprovechar las nuevas circunstancias para cambiar, si durante 5 años vinieron desaprovechando las fabulosas oportunidades que nos dieron los mercados internacionales para lanzar una etapa de crecimientos sostenido?

La sola lectura de los fundamentos del decreto que debería haber derogado la resolución 125 reflejan ese espíritu de confrontación permanente que ya no puede explicarse como una táctica política sino que, desde mi punto de vista, ha pasado a ser tema de otras disciplinas como la psiquiatría. Y no es una ironía el hacer referencia a las ciencias médicas dado que no es fácil explicar porqué causa el matrimonio presidencial parece gozar tanto con la agresión verbal, la división de la sociedad y las descalificaciones. Los dichos de Cristina Fernández de Kirchner sosteniendo que la clase media se equivoca si cree que su progreso se debe a su esfuerzo personal, sino que se debe a las políticas por ella aplicadas, son una clara muestra de ese comportamiento de agredir a los sectores que, ya en el 2007, no la acompañaron con su voto. Así que los Kirchner parecieran tener una incontenible vocación por ganarse enemigos. Si en el 2007 la clase media urbana le votó en contra y en el 2008 el matrimonio no tuvo mejor idea que pelearse con los sectores rurales que la apoyaron con su voto, lejos estamos de poder apelar al análisis político para explicar semejante comportamiento. Claramente el matrimonio está decidido a chocar el barco contra el iceberg y hasta pareciera estar disfrutando con los destrozos que van a causar.

No debe extrañar, entonces, que el leal ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, haya optado por saltar del barco, haciéndome recordar el salto que, oportunamente, también dio Roberto Lavagna allá por fines del 2005 cuando la inflación empezaba a convertirse en un dolor de cabeza.

Nuevamente, con la renuncia de Fernández, comenzaron los comentarios sobre la oportunidad que tenía la presidente de oxigenar su gobierno, de cambiar el gabinete y de alejar a su marido de la gestión presidencial.

Bastó que, otra vez, los analistas formularan esta última sugerencia para que, nuevamente, Cristina decidiera, en un mismo día, acudir a dos actos públicos junto con su marido. ¿Cuál es el mensaje que uno recibe frente a semejante comportamiento? Ni se les ocurra que voy a cambiar.

Otro dato a tener en cuenta. Quienes apostaron a que luego del cachetazo en el Senado y la renuncia de Fernández venía el dáalogo, el nuevo secretario de Agricultura dijo que no iba a recibir a la Comisión de Enlace del campo sino que iba a recibir a las entidades por separado. En otras palabras, de entrada plantea un conflicto innecesario, forzando una nueva situación de conflicto, de la cual parece gozar el elenco gubernamental.

Hagamos un pequeño resumen de la situación del matrimonio presidencial. Electoralmente tiene en contra a los grandes centros urbanos y a las zonas rurales. Solo les queda el conurbano bonaerense siempre y cuando la inflación no termine de alejarlos del oficialismo.

La caja que los ayudaba a disciplinar a gobernadores e intendentes ya no es tan abundante (¿lo habrá percibido Alberto y por eso renunció?). Basta con ver las transferencias de recursos no coparticipables a las provincias para darse cuenta que estas empiezan a estar en serios problemas. Cuando se compara el primer semestre de este año con el primer semestre del año pasado, las transferencias a las provincias subieron solamente el 10%. Muy por debajo de la inflación y del 36% que se incrementaron los gastos corrientes.

El otro dato relevante es que los gastos de capital, obras públicas, subieron nada más que el 17,4% primer semestre contra primer semestre. Como referencia vale la pena tener en cuenta que en el electoral primer semestre del 2007 los gastos de capital aumentaron el 42% con relación al primer semestre del 2006.

En otras palabras, la pregunta que deben estar formulándose más de un gobernador e intendente kirchnerista, es, ¿para qué alinearme con el matrimonio si tengo problemas financieros y, encima, no me mandan plata para las obras públicas? El apoyo al matrimonio empieza a ser puro costo y cero beneficio para más de un intendente y gobernador.

Como si todo esto fuera poco, la inflación no solo se ha comido los salarios reales, llevando a nuevas negociaciones, sino que el llamado tipo de cambio competitivo ha dejado de serlo. Como referencia, tomemos el “Índice Big Mac” que elabora la revista The Economist. En abril del 2003 un Big Mac costaba $ 2,70 en EE.UU. y $ 1,43 en Argentina (el tipo de cambio, en ese momento, era de $ 2,88). En julio de este año un Big Mac en EE.UU. cuesta $ 3,57 y en Argentina $ 3,64. Este solo dato confirma mis anteriores afirmaciones de que el tipo de cambio real ha vuelto a los niveles del 2001, con lo cual el corazón de la política económica del Gobierno ha quedado destruido.

De los superávit gemelos, vemos que el superávit de balance comercial tiende a evaporarse, por un menor ritmo de crecimiento de las exportaciones y por un acelerado aumento de las importaciones, sobre todo por el incremento de las importaciones de combustibles para paliar la crisis energética. En el primer semestre de este año, dichas importaciones se duplicaron respecto al 2007. Paralelamente el superávit fiscal, cuando se le quita la contabilidad creativa, también se deteriora. Así que los superávit gemelos también tienden a desaparecer.

En síntesis, no sólo los Kirchner siguen batiendo récords en la tarea de conquistar más enemigos políticos sino que, encima, la economía ya no les sonríe como un par de años atrás.

A pesar de todo eso, no están dispuestos a cambiar el rumbo y muestran una férrea decisión de seguir con la confrontación, ya sea por estrategia o por cuestiones que, a esta altura, solo la psiquiatría puede explicar.

Obama y el mundo

por Carlos Alberto Montaner

Carlos Alberto Montaner es periodista cubano residenciado en Madrid.

Madrid—Obama les encantó a los europeos. Su paso por Berlín fue espectacular. Si los europeos votaran en las elecciones estadounidenses, Obama ganaría por una inmensa mayoría. Pero, tras su partida, comenzó el debate. ¿Qué dijo realmente? Frases huecas espléndidamente estructuradas y muy bien dichas en su poderosa voz de barítono. Los expertos corrieron hacia los dos libros por él publicados. Ni una sola señal. Europa no parecía interesarle cuando los escribió. Tampoco América Latina. No hay vestigios de que haya reflexionado seriamente sobre el concepto clave de la historia en los últimos cien años: la existencia de una entidad llamada "el mundo occidental''.

Para los europeos eso es grave. Estados Unidos hoy es el corazón y, en gran medida, el cerebro de un segmento enorme del planeta que hace siglos, en la Edad Media, comenzó a llamarse ''la cristiandad'' y luego evolucionó por otros vericuetos. Estados Unidos, con apenas el cinco por ciento de la población mundial, produce el 27 por ciento de toda la riqueza que genera el planeta. El dólar, hoy débil y probablemente subvaluado, sigue siendo la divisa internacional clave. La mayor parte de los desarrollos tecnológicos y científicos brotan de las empresas y de los centros investigativos estadounidenses. Pero, todavía más importante: son las armas estadounidenses las que continúan protegiendo el perímetro europeo dentro y fuera de la OTAN. A principios de los noventa, cuando se deshizo Yugoslavia, fue Washington quien acabó poniendo cierto orden en el cotarro. Todavía hoy, es Estados Unidos quien garantiza que Kosovo no acabe engullida por los serbios de un bocado sanguinario.

Cuando Hillary Clinton luchaba por la candidatura del Partido Demócrata solía preguntarse qué méritos tenía el senador Obama para ser candidato a presidente, y enseguida ella misma se respondía con sorna: un discurso. No lo respaldaba su labor como legislador, no había tenido responsabilidades administrativas, no había sido un empresario exitoso y creativo: lo más importante que había hecho era electrizar a la convención demócrata del 2004 cuando se proclamó la candidatura de John Kerry. Hasta ese momento casi nadie conocía o admiraba al joven abogado de Chicago.

En realidad, no era la primera vez que un discurso acababa convirtiendo a un estadounidense americano en una figura nacional. El republicano Warren Harding, otro buen comunicador, fue lanzado a la fama cuando lo eligieron para hablar en la convención que seleccionó a William Taft en 1912 como candidato a presidente. Incluso, Ronald Reagan se vio catapultado a los primeros planos de la política cuando cautivó a la audiencia republicana en 1964 durante la consagración de Barry Goldwater como aspirante a la Casa Blanca. Hasta ese momento Reagan era sólo un ideólogo empeñado en una cruzada particular contra los excesos de los gobiernos más que un político convencional. Tres años más tarde, gracias a ese discurso, se convirtió en gobernador de California.

Pero —y esto es lo que preocupa a los europeos—, desde que Estados Unidos es una potencia mundial, fenómeno que comenzó a desarrollarse en 1898 tras la guerra contra España, todos los presidentes estadounidenses han comprendido las responsabilidades que tiene un país tan profundamente implicado en los destinos del resto del mundo. Y es en este punto en el que comienzan a mirar a Obama con gran temor.

¿Por qué? Porque cuando estudian su biografía ven a un inteligente luchador social cuya carrera política, la que él eligió, fue la de líder cívico dentro de la etnia negra a la que pertenecía. No colocó a todo Estados Unidos dentro de su cabeza con su enorme complejidad y carga de responsabilidades, sino sólo los problemas concretos (y son muchos) de los barrios negros y pobres, las dificultades que padecen, los abusos y faltas de oportunidades de que son objeto. Era un luchador por los derechos civiles efectivo y brillante, pero en modo alguno nada parecido al líder del mundo occidental como pudieron serlo Kennedy o Reagan.

Si Obama llega a la presidencia de Estados Unidos será el primero en muchos sentidos: el primer negro, el primer hijo de un inmigrante africano, el primero nacido en Hawai, el primer nacido en la década de los 60, el primero que pasó su infancia en un país remoto y diferente (Indonesia). Todo eso está muy bien, pero lo que preocupa a los europeos y a muchos latinoamericanos es otro aspecto: es el primero, desde Teddy Roosevelt a la fecha, que carece de una visión global de la realidad. Esa puede ser una peligrosa limitación.

México: La farsa democrática


por Roberto Salinas León

Roberto Salinas León es presidente del Mexico Business Forum.

Un referéndum sobre una posición técnica no es, ni en la lógica ni en la realidad, una confirmación de los hechos sobre los contenidos en consideración. Menos aún, si este ejercicio se celebra con una fracción mínima de participantes. Y todavía peor, si tanto los contenidos como todos los jueces de los contenidos vienen flagrantemente cargados hacia la respuesta buscada.

Pero este no es un escenario de lógica, de verificar la validez de los argumentos o el contenido de las proposiciones, sino más bien de realpolitik—de intereses especiales, de mesianismos tropicales, de una gigantesca teoría de juegos donde el que menos cuenta es el bienestar de la población, y donde hablar con la verdad es privilegio exclusivo de un puñado de “intelectuales” designados por su majestad tropical, amo de la verdad, heredero real de Hegel, único demócrata del mundo, presidente legítimo de la nación, Manuel Andrés López Obrador (AMLO).

No importa que, pase lo que pase, estamos destinados a ser importadores de crudo; no importa tampoco que hayamos desperdiciado una de las más grandiosas oportunidades de desarrollo que se han presentado en el último siglo; o, incluso, que seamos el motivo de risa entre otros países que han aprovechado el “boom” petrolero para captar mayores recursos, o generar mayor bienestar.

Lo importante es la soberanía de López, y de sus charlatanes intelectuales (si no se quiere reconocer una serie de realidades, y sólo avalar la majestuosidad de AMLO, no se puede catalogar a estos con otro calificativo), que ven en la consulta pasada un mandato irrevocable para hacer lo que el espíritu de Hegel les dicte, con el fin de detener cualquier intento de cambio (el que sea) en nuestro patético, ilógico, vergonzoso, brutalmente anti-económico régimen de energía.

Es un insulto a la democracia real, una farsa de un ejercicio verdadero, consistente con una sociedad abierta. ¿De qué sirvieron 72 días de “debate”?

En esta materia, el gobierno se vio muy inocente, teniendo a su disposición todo un arsenal interesante de contra-juegos, contra-estrategias, es más, de contra-demagogia. Nos preguntamos, cómo hubieran votado los participantes, si las preguntas se leyeran de una forma similar a la siguiente: “¿qué prefiere usted… a) que sigan las cosas como están, sin que se sepa dónde van los recursos de la factura petrolera, sin que multi-millonarios líderes sindicales rindan cuentas, con la corrupción y desperdicio que se ha acumulado a lo largo de los años; o b) ser reconocido como propietario individual de los hidrocarburos, y que este reconocimiento de propiedad, como dicta nuestra Carta Magna, lo convierta en un accionista de la Nación, con el derecho pleno de recibir un dividendo anual sobre la propiedad que tenemos todos, que es de todos”.

Sin duda, las preguntas vienen cargadas: qué preferimos, ¿la porquería, o un flujo anual de dinero? Pero como esto es realpolitik, como estamos jugando el juego de farsas democráticas, así es como, pensamos nosotros, debió haber contraatacado el gobierno.

Claro, hay que detallar la fórmula para generar ese “dividendo nacional”—algo que haremos en futuras colaboraciones.

Entre tanto, nos ha inspirado el liderazgo, el heroísmo, de Pedro Graue, de la lucha inmensa que dio contra su terrible enfermedad. Nuestra solidaridad, nuestra fe, nuestro más sincero pésame, a Bernardo Graue y a toda su familia. Que la memoria de Pedro viva con todos nosotros y que su alma descanse en paz eterna…

Greenspan advierte de que más bancos podrían tener que ser rescatados por los gobiernos mundiales

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El ex presidente de la FED, Alan Greenspan. Foto: Archivo

El ex presidente de la Reserva Federal estadounidense (Fed), Alan Greenspan, ha advertido que los gobiernos de todo el mundo podrían tener que socorrer a más entidades financieras antes de que la actual crisis financiera haya terminado. "Los temores de insolvencia aún no desaparecido totalmente", aseguró Greenspan en un artículo publicado en el diario Financial Times.

"Puede haber numerosos bancos y otras instituciones financieras que, al borde del incumplimiento, terminarán siendo auxiliados por los gobiernos", señaló el ex presidente de la Fed.

La clave está en los mercados

En su opinión, un nivel "sostenido" de los precios de las acciones es "vital", por lo que habría que tranquilizar a los inversores. Greenspan, que dimitió como presidente de la Fed en el 2006 tras casi 20 años en el puesto, consideró que las continuas caídas de los títulos tienen un impacto negativo.

"Los precios de las acciones más bajos podrían impedir la recapitalización de bancos y otras instituciones financieras. La emisión de deuda también sería suprimida, ya que desapalanca el nivel de las acciones", manifestó Greenspan, quien añadió que la estabilidad del sistema financiero internacional vendrá definido por el precio de las acciones.

El banco hipotecario británico Northern Rock y el estadounidense Bear Stearns evitaron la quiebra el pasado año cuando fueron apoyados por sus respectivos gobiernos.

La globalización

Sin embargo, Greenspan también advirtió del "impresionante coste" que tendrá la tendencia de los gobiernos hacia el proteccionismo, argumentando que la globalización es "el origen" del crecimiento económico experimentado en todo el mundo durante la última década.

Greenspan elogió las virtudes de la globalización diciendo que era "el origen del aumento sin precedentes en la actividad económica mundial en la última década". "La última década ha sido testigo de fuerzas emergentes mundiales... que han desplazado el control gubernamental de los asuntos económicos", explicó.

"El peligro es que algunos gobiernos, acosados por las nuevas fuerzas inflacionarias, se esforzarán por reafirmar su control sobre los asuntos económicos. Si esto se generaliza, la globalización podría tener un coste impresionante", concluyó.

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