lunes, julio 27, 2009

Chávez y sus muñecos: Manuel Zelaya

Miguel Pazos

OPINANDO VENCEREMOS

Hoy, si nada lo remedia, el burro de Manuel Zelaya vuelve a Honduras. No tengo la más mínima duda de que va a ser capaz de hacerlo. Para los que no hemos hecho el gilipollas en el medio de una crisis política durante los últimos cuatro días nos queda una pregunta: ¿cómo de bonito será el traje de la cárcel que le han hecho a Zelaya?

Las cosas son como son, y Manuel Zelaya alentó con sus actos que ocurriera un golpe de Estado. A veces, incluso parecía que lo anhelaba. Es condenable, pero las circunstancias no tanto. Las causas por las que se ha producido un golpe de Estado tienen que ser objeto de debate en la Comunidad Internacional. Y si no, ésta se habrá posicionado claramente en contra de un Estado de Derecho que es – presumiblemente – Honduras, que esta vez, y sin que sirva de precedente, ha funcionado delimitando una separación de poderes clara.

Pero hay que explicarlo desde el principio. Manuel Zelaya ganó unas elecciones con bajísima participación bajo las siglas del Partido Liberal, partido que representa al centro-derecha liberal en Honduras. Sin embargo, Zelaya, traicionando los postulados de su propio partido y los de sus propios votantes, anunció un cambio de rumbo en la política hondureña: alineación internacional con los Castro y con Chávez y giro hacia el socialismo y el castro-comunismo. Todo esto provocó un fuerte malestar en la sociedad hondureña, salvo contadas muestras de apoyo a “Mel” Zelaya.

La primera piedra en el camino de “Mel” Zelaya estaba en la celebración de un reférendum para preguntar a los hondureños si qurían reformar la Constitución para que Zelaya pudiera presentarse más veces, haciendo una política totalmente chavista. Esta consulta, preparada para el pasado domingo, fue declarada inconstitucional por el Tribunal Constitucional e ilegal por el Tribunal Electoral. Zelaya perdía su primer punto, pero seguía en las mismas. Como consecuencia ha venido el resto, lo que sabemos, y lo que se vende al resto del mundo.

Zelaya no ha sabido jugar sus cartas, y, en contra de la estrategia de su amigo Chávez, no ha contado con el ejército, pensando que podía ganarle la batalla. El resultado ha sido claro, y el bufón de Chávez ha perdido a su primera marioneta en Latinoamérica.

No ha sido solamente esto. Zelaya ha atrevido a preguntarse qué pasaría si en EEUU al presidente Obama no le hacen caso otros poderes. ¿Cómo que qué pasaría? EEUU es una democracia real y fuerte. Si a Obama se le pasa – solamente con que se le pase llega – por la cabeza desafíar a otros poderes o al ejército, inmediatamente va, casi, a la silla eléctrica.

La Comunidad Internacional debe de dirimir y de debatir el trato que se le va a dar a Zelaya. Condenar el golpe está bien, pero tampoco está de más condenar al ex-presidente que quiso atentar contra el Estado de Derecho y contra el orden constitucional en Honduras, teniendo como última meta un paraíso comunista y chavista nuevo en Latinoamérica.

Actualización: Zelaya dice que ya no regresa a Honduras. Hoy va a Panamá. Ha cambiado de idea, mejor otro día...

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