Cordero vs. Josefina
La decisión de Calderón está tomada: va de la mano con su más cercano colaborador en la búsqueda de la candidatura presidencial blanquiazul.
Ivonne Melgar La sospecha se confirmó antes de lo previsto: Ernesto Cordero, el secretario de Hacienda, es el delfín de Los Pinos. Y a partir de ahora quien no se sume al ungido, podría comprar pleito con el Presidente.
La decisión de Felipe Calderón está tomada: va de la mano con su amigo y más cercano colaborador en la búsqueda de la candidatura presidencial blanquiazul.
Había prometido piso parejo en una selección interna del PAN en la que, además del elegido, estaban inscritos otros tres secretarios del gabinete.
Hoy podemos considerarlos fuera del juego. Porque al margen de sus declaraciones de que se mantienen en la pelea, es un hecho de que Alonso Lujambio, titular de la SEP ; Javier Lozano, de Trabajo, y el responsable de la Sedesol, Heriberto Félix, ya no tendrán márgenes para sumar seguidores y terminarán, sin temor a equivocarnos, formando parte de Unidos con Ernesto. No tienen autonomía para desobedecer.
Y es que la señal ha sido clara: Cordero va y para confirmarlo ofreció este jueves, desde Palacio Nacional, un mensaje en el que no sólo dijo sí quiero, sino que se calificó como el abanderado de la continuidad calderonista hacia 2012.
Sólo un hombre de todas las confianzas del Presidente, puede presentarse en ese recinto en un día laboral y definirse como el candidato del relevo.
El secretario de Hacienda respondió así a la carta de la cargada, un documento de postulación formal de “el candidato” que avalaron 134 panistas con poder.
Y hubo una firma clave, la del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, operador de la maestra Elba Esther Gordillo, su protectora y guía.
La incorporación al bloque corderista del expriista y actualmente de indefinida identidad partidista —hay que recordar que llegó al gobierno estatal como abanderado de la alianza PAN-PRD-Panal— se dio simultáneamente a la ratificación de la cercanía política entre la vitalicia dirigente sindical y Calderón.
Y para que nada fuera casual, el reencuentro del Presidente con la líder del SNTE fue en Puebla, con Moreno Valle como anfitrión, a fin de anunciar una reforma a la Carrera Magisterial.
Los elogios mutuos de esa tarde, sin dejar de ser retóricos, mostraron la alineación de sus intereses. “Se podrán decir muchos estigmas y prejuicios acerca del SNTE, pero hemos podido dialogar, entendernos y buscar siempre la superación de México”, dijo Calderón.
Elba Esther comentó: “Perdóneme, pero voy a cometer una indiscreción. Cuando usted era candidato lo hablamos. Señor Presidente, por la educación, y usted dijo: Adelante. No vaya a fallar, maestra. En lo que he podido, he cumplido. Usted ha cumplido con creces”.
La maestra tiene razón, le ha cumplido con creces, hasta el exceso de quitar de la titularidad de la SEP a Josefina Vázquez Mota, cuando supo que no podría hacerla su rehén.
Y en reciprocidad, Elba Esther tendrá como en 2006 una vela prendida en la capilla azul. Sin agotar sus posibilidades con Marcelo Ebrard en el PRD y Enrique Peña Nieto en el PRI, ahora le da su visto bueno a Cordero en el PAN.
No es un apoyo gratuito. Cuando tronó su relación con la secretaria Vázquez Mota, en 2008, el difunto titular de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, tomó la interlocución con Gordillo.
A su muerte, Cordero heredó el liderazgo de los más cercanos al Presidente, la estafeta de sucesor y hasta la tarea de negociar con Elba Esther, quien ahora lo premia con su visto bueno, a través de Moreno Valle y algo aún más valioso: el veto a la diputada Vázquez Mota, quien después de la carta de la cargada es la única sobreviviente de una competencia que, por la vía de la imposición, se redujo a dos.
Todo indica que los malos números que las encuestas reportan para Cordero frente a la creciente popularidad de la jefa de la bancada blanquiazul precipitaron el lanzamiento del candidato de la continuidad, decantando la lista antes del banderazo de salida.
Josefina no sólo dejó atrás al senador Santiago Creel —cuya declinación será codiciada por ambos finalistas— duplicándole las preferencias entre militantes y afiliados, sino que hasta hace unos días estaba tres a uno frente a Cordero en las intenciones de respaldo entre las bases.
Es un hecho que 60% de los 382 consejeros del PAN son afines al Presidente o sin un vínculo con otro grupo, como también lo es que el secretario Cordero aún no despierta la emoción electoral.
A partir de ahora, el precandidato de la estructura y la precandidata del entusiasmo medirán fuerzas. Él deberá probar que el traslado de la definición de 2012 a Los Pinos valió la pena. Ella tendrá que demostrar que en la cargada llevan la penitencia.
La decisión de Felipe Calderón está tomada: va de la mano con su amigo y más cercano colaborador en la búsqueda de la candidatura presidencial blanquiazul.
Había prometido piso parejo en una selección interna del PAN en la que, además del elegido, estaban inscritos otros tres secretarios del gabinete.
Hoy podemos considerarlos fuera del juego. Porque al margen de sus declaraciones de que se mantienen en la pelea, es un hecho de que Alonso Lujambio, titular de la SEP ; Javier Lozano, de Trabajo, y el responsable de la Sedesol, Heriberto Félix, ya no tendrán márgenes para sumar seguidores y terminarán, sin temor a equivocarnos, formando parte de Unidos con Ernesto. No tienen autonomía para desobedecer.
Y es que la señal ha sido clara: Cordero va y para confirmarlo ofreció este jueves, desde Palacio Nacional, un mensaje en el que no sólo dijo sí quiero, sino que se calificó como el abanderado de la continuidad calderonista hacia 2012.
Sólo un hombre de todas las confianzas del Presidente, puede presentarse en ese recinto en un día laboral y definirse como el candidato del relevo.
El secretario de Hacienda respondió así a la carta de la cargada, un documento de postulación formal de “el candidato” que avalaron 134 panistas con poder.
Y hubo una firma clave, la del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, operador de la maestra Elba Esther Gordillo, su protectora y guía.
La incorporación al bloque corderista del expriista y actualmente de indefinida identidad partidista —hay que recordar que llegó al gobierno estatal como abanderado de la alianza PAN-PRD-Panal— se dio simultáneamente a la ratificación de la cercanía política entre la vitalicia dirigente sindical y Calderón.
Y para que nada fuera casual, el reencuentro del Presidente con la líder del SNTE fue en Puebla, con Moreno Valle como anfitrión, a fin de anunciar una reforma a la Carrera Magisterial.
Los elogios mutuos de esa tarde, sin dejar de ser retóricos, mostraron la alineación de sus intereses. “Se podrán decir muchos estigmas y prejuicios acerca del SNTE, pero hemos podido dialogar, entendernos y buscar siempre la superación de México”, dijo Calderón.
Elba Esther comentó: “Perdóneme, pero voy a cometer una indiscreción. Cuando usted era candidato lo hablamos. Señor Presidente, por la educación, y usted dijo: Adelante. No vaya a fallar, maestra. En lo que he podido, he cumplido. Usted ha cumplido con creces”.
La maestra tiene razón, le ha cumplido con creces, hasta el exceso de quitar de la titularidad de la SEP a Josefina Vázquez Mota, cuando supo que no podría hacerla su rehén.
Y en reciprocidad, Elba Esther tendrá como en 2006 una vela prendida en la capilla azul. Sin agotar sus posibilidades con Marcelo Ebrard en el PRD y Enrique Peña Nieto en el PRI, ahora le da su visto bueno a Cordero en el PAN.
No es un apoyo gratuito. Cuando tronó su relación con la secretaria Vázquez Mota, en 2008, el difunto titular de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, tomó la interlocución con Gordillo.
A su muerte, Cordero heredó el liderazgo de los más cercanos al Presidente, la estafeta de sucesor y hasta la tarea de negociar con Elba Esther, quien ahora lo premia con su visto bueno, a través de Moreno Valle y algo aún más valioso: el veto a la diputada Vázquez Mota, quien después de la carta de la cargada es la única sobreviviente de una competencia que, por la vía de la imposición, se redujo a dos.
Todo indica que los malos números que las encuestas reportan para Cordero frente a la creciente popularidad de la jefa de la bancada blanquiazul precipitaron el lanzamiento del candidato de la continuidad, decantando la lista antes del banderazo de salida.
Josefina no sólo dejó atrás al senador Santiago Creel —cuya declinación será codiciada por ambos finalistas— duplicándole las preferencias entre militantes y afiliados, sino que hasta hace unos días estaba tres a uno frente a Cordero en las intenciones de respaldo entre las bases.
Es un hecho que 60% de los 382 consejeros del PAN son afines al Presidente o sin un vínculo con otro grupo, como también lo es que el secretario Cordero aún no despierta la emoción electoral.
A partir de ahora, el precandidato de la estructura y la precandidata del entusiasmo medirán fuerzas. Él deberá probar que el traslado de la definición de 2012 a Los Pinos valió la pena. Ella tendrá que demostrar que en la cargada llevan la penitencia.
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