viernes, mayo 27, 2011

Estados Unidos: el gran ausente

Análisis & Opinión

Estados Unidos: el gran ausente

Raúl Rivera


Chileno, emprendedor social y autor del libro Nuestra Hora.

Muchos observadores anticipaban que la reciente visita del presidente Barack Obama a la región abriría una nueva etapa en las relaciones hemisféricas, comparable a la puesta en marcha de la Alianza para el Progreso que impulsó el presidente John Kennedy hace ya 50 años. Sin embargo, la decepción fue palpable en todas partes: la de Obama terminó siendo una mera “gira de negocios” sin mayor trascendencia política para nadie.
Gradualmente, a lo largo del último siglo nos hemos acostumbrado –no sin rezongar– al liderazgo estadounidense en el mundo y en nuestra propia región. Más vale que despertemos de una vez a las nuevas realidades.



Para bien o para mal (y al igual que sus predecesores) este gobierno estadounidense tiene la cabeza en otra parte. En Asia, principalmente.
Dos guerras interminables en Irak y Afganistán están poniendo a prueba el valor y la prestancia de su poderío militar, e intoxicando sus finanzas públicas en el momento más inoportuno. Las arenas y las capitales del Medio Oriente se mueven a toda velocidad en una dirección incierta y dos potencias asiáticas, China e India, están recuperando su protagonismo histórico. China, de hecho, se apronta a convertirse en la mayor economía del mundo durante la próxima década, debilitando la tradicional capacidad estadounidense de liderar e influir el orden mundial.
Distracciones como éstas mantendrán ocupado a nuestro gran vecino del norte un buen tiempo. Eventualmente el país tenderá a ensimismarse, en busca de una salida a la crisis económica en la que está inmerso desde 2008.
En el plano económico interno, sorprende ver a Estados Unidos entrampado en una dinámica dolorosamente familiar para nosotros en América Latina: déficits fiscales galopantes, incontinencia monetaria y déficits comerciales financiados con endeudamiento externo (en su caso, con China, a la que ya debe mil billones de dólares). Ya sabemos adónde lleva todo esto: dos “chicos malos” de nuestro pasado no muy distante, la devaluación y la inflación, los esperan a la vuelta de la esquina, con graves consecuencias para el ciudadano medio.
Salir del paso de semejante crisis, en un mundo globalizado donde la brecha de productividad se está reduciendo a toda velocidad, requerirá de los estadounidenses ajustes muy duros, abandonar malos hábitos, tal vez incluso una profunda reforma del aparato estatal. La resaca puede durar un buen rato y afectar durante generaciones.
¿Nos debiera preocupar esta ausencia estadounidense de los asuntos regionales? Por el contrario: nos abre una ventana de oportunidad para dar forma, de una vez, a una nueva realidad regional más acorde con nuestros propios intereses.
En lo económico, el repliegue estadounidense ha facilitado la expansión regional de nuestras multilatinas, que incluso se han atrevido a establecer posiciones dominantes en Estados Unidos. También ha facilitado el fortalecimiento de nuestros lazos con China, cuya cuota del comercio regional creció desde el 4% a 10% entre 2002 y 2008, volviéndose el principal socio comercial de Brasil y Chile, mientras la estadounidense cayó desde 49% a 38% durante ese mismo lapso. Los europeos, por su parte, han aprovechado la oportunudad para fortalecer posiciones en industrias clave como la automotriz, la banca, las telecomunicaciones y el comercio detallista. Claramente, la Doctrina Monroe ya no va.
A pesar de este escenario propicio, en materia política los avances regionales han sido tímidos. El libre comercio de bienes y servicios a través de América Latina sigue siendo una tarea pendiente –parece que aún aguardáramos al Godot del ALCA–. México, Centroamérica y el Caribe siguen mirando y apostando su futuro en el Norte, como si fuera una buena idea olvidarse del Sur emergente. El rol de la policía regional contra los abusos antidemocráticos sigue vacante. Suma y sigue. ¿A quién esperamos?
Tarde o temprano, Estados Unidos recuperará su equilibrio en materia macroeconómica. Habiéndose replegado de las otras regiones, tal vez se sientan tentados a restablecer su antigua hegemonía en esta parte del mundo. Más vale que, cuando ello ocurra, nos encontremos bien organizados como región y no divididos en reinos de taifas.

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