viernes, mayo 27, 2011

Patrullando para obtener ingresos

Patrullando para obtener ingresos

Por Robert P. Murphy.
Un sorprendente reportaje explicaba recientemente cómo la policía de Tennessee estaba parando a los conductores en la autopista y recaudando enormes cantidades de dinero, incluso sin acusar a los conductores de ningún delito. El reportaje era particularmente sorprendente porque la unidad especial estaba operando muy lejos de su jurisdicción a cambio de dar una parte de lo recaudado al municipio en cuestión.

Este episodio es suficientemente escandaloso como para que el ciudadano medio pueda ver el problema. Aún así, la mayor parte de la gente que vea el reportaje probablemente concluya que el gobierno “fue demasiado lejos” en este caso y hacen falta algunas reformas. La lección real aquí es que la Guerra contra las Drogas (igual que cualquier otra guerra librada por nuestros políticos) no resuelve el problema ostensible y en realidad elimina otras libertades.


Más en general, el reportaje es una reivindicación perfecta de la idea rothbardiana de que, en un sentido muy real, el gobierno es una banda de ladrones a gran escala. Un punto de vista tan radical suena en abstracto como algo de chalados para la mayoría de los estadounidenses, pero cuando se ve el vídeo, el difícil de negar.

Los amargos frutos de la Guerra contra las drogas


Desde una perspectiva libertaria estándar, el gobierno no tiene que interferir con los actos capitalistas consentidos entre adultos (por usar la feliz expresión de Robert Nozick). Esto incluye situaciones en que una persona, por ejemplo, quiere cultivar una planta y la vende a otro que quiere usarla para inducir una sensación de euforia.

Por cierto, las organizaciones privadas pueden establecer cualesquiera regulaciones que quieran “regulando” el uso de drogas. Las aerolíneas pueden seguir sometiendo a los pilotos a pruebas aleatorias de dopaje y las escuelas pueden expulsar a los alumnos que fumen en el baño y si deciden hacerlo. Después de todo, las escuelas privadas pueden decir a los alumnos qué ropa pueden llevar en las instalaciones de la escuela, así que evidentemente tienen derecho a prohibir el uso de drogas concretas.

Aún así, incluso si dejamos de lado la oposición por principios, debería estar  ya transparentemente claro que la Guerra contra las drogas ha hecho añicos las libertades tradicionales. El escándalo de la autopista de Tennessee mostrado en el vídeo anterior en solo un ejemplo. Precisamente porque la Guerra contra las drogas ha potenciado un inmenso mercado negro, las autoridades pueden ahora apropiarse de grandes cantidades de dinero de cualquiera simplemente bajo la sospecha de que esa persona “debe ser” un traficante (o un financiero de terroristas).

Es una tendencia muy preocupante. Más allá de la evidente molestia para la gente que no confía en los bancos y quiere mantener en mano una gran cantidad de dinero, también elimina una de las últimas vías de escape de las crecientes regulaciones y controles financieros. A medida que las intervenciones públicas en el sistema bancario y la bolsa se hagan cada vez más intrusivas, cada vez más gente querrá “borrarse” y realizar sus operaciones en efectivo. Pero ahora esta estrategia conlleva un riesgo enorme, porque sus pertenencias pueden ser incautadas sin acusación formal, si les para en la carretera.

Otro hito importante en el camino de servidumbre es la enorme infraestructura de prisiones en Estados Unidos. Muchos estadounidenses no saben que Estados Unidos tiene la mayor población reclusa del mundo, tanto en cifras absolutas como por cabeza (con la posible excepción de China, porque sus cifras oficiales podrían ser falsas).

Si alguna vez se desarrollara un verdadero escenario de pesadilla en lo que una vez fue un país relativamente libre, la élite dirigente en ese momento no necesitará un pretexto para construir prisiones capaces de alojar a millones de disidentes. No, esa opción ya está disponible por cortesía de la Guerra contra las drogas. La mayoría de los estadounidenses no ven ningún problema en financiar dicha construcción, ya que confían en que ellos nunca se verán encarcelados.

Un análisis rothbardiano del estado


Aunque estas opiniones se perciben comprensiblemente como radicales, en esencia, todo lo que indicaba Murray Rothbard era que los políticos y otros funcionarios deberían estar sujetos a las mismas reglas legales y morales que todos los demás. Si es un delito que, por ejemplo, Bill Gates se lleve mi dinero a punta de pistola al tiempo que me da la última versión de Windows, entonces ¿por qué es aceptable que Barack Obama se lleve mi dinero a punta de pistola y me dé el último ataque de un Predator en Pakistán?

El otro aspecto “radical” del pensamiento rothbardiano es que se oponía a los monopolios en servicios policiales y judiciales. Todos sabemos que en circunstancias normales, un monopolio (aplicado bajo la amenaza de violencia) restringe la producción, reduce la calidad y aumenta los precios al consumidor. La mayoría de la gente vería el peligro y la locura de dar un monopolio, por ejemplo, una compañía concreta de automóviles o a un solo fabricante de trajes de caballero. Aún así la gente piensa que es perfectamente normal otorgar un monopolio al grupo que tiene todas as armas y puede decidir poner en prisión a la gente de por vida.

Una bonita visión, ¿pero es factible?


Algunos teóricos políticos y economistas defienden frontalmente la legitimidad del estado. Sin embargo, la mayoría de la gente “normal” no es tan abstracta e ideológica. Normalmente admitirán que “en un mundo perfecto” nadie se vería obligado a pagar impuestos por servicios públicos que no deseen. Pero aún así, continúa el argumento, todos los maravillosos beneficios  de la competencia abierta que funcionan tan bien en computadoras y helados no funcionarían en lo que se refiere a policía y tribunales.

Yo animaría a esos lectores a mantener la mente abierta y leer al menos algo de la voluminosa literatura sobre el asunto. Dos pasos básicos son mi ensayo sobre sistemas legales privados y mi panfleto sobre defensa militar. Para un tratamiento más profundo, es excelente el ensayo sobre defensa nacional de Hans Hoppe. Finalmente, para quienes les haya intrigado el tema y quieran ver una descripción en formato de libro de una verdadera sociedad libre, les recomiendo For a New Liberty, de Rothbard.

Conclusión


Murray Rothbard era un gran economista técnico que hizo muchas contribuciones a la teoría pura. Sin embargo, muchos pensadores siguen rechazando sus opiniones políticas por ser demasiado radicales y utópicas. Pero cuando aparecen historias como la confiscación de dinero a los conductores por parte de la policía de Tennessee, nos damos cuenta de que es la fe en nuestro actual sistema de gobierno lo que resulta ser ingenuo.

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