domingo, mayo 29, 2011

Obama en la cuerda floja

2-N

Obama en la cuerda floja

Alberto Acereda

Estamos frente a las elecciones de medio mandato más importantes del último medio siglo y nunca antes un presidente estuvo tan en la cuerda floja como ahora lo está Obama.

Confieso que desde hace ya varios meses dejé de leer lo que en la prensa española se escribe y cuenta sobre Estados Unidos. A excepción de Libertad Digital y algún otro medio veraz de los pocos que quedan en mi querida y cada vez más lejana España, la información (y no digamos ya la opinión) sobre Estados Unidos resulta bastante bochornosa. Cada semana uno va contando desde aquí lo que ve y lo que piensa. Aun a riesgo de equivocarme, nunca he buscado desviarme de los hechos, ni tampoco he escondido mi posición ideológica. Una cosa es que se pueda estar o no de acuerdo con lo que uno piensa y otra es que por España muchos sigan despreciando el liberalismo conservador.

Apunto este detalle porque a falta de unos pocos días para las elecciones intermedias de este próximo martes 2 de noviembre, vale la pena no confundir la situación y prevenirse ante las acrobacias mediáticas pre y post-electorales. Los escenarios son varios y los medios obamitas tienen ya el libreto preparado según salgan los resultados: si los demócratas mantienen control de las dos cámaras en el Congreso (algo ahora mismo bastante improbable), nos contarán que el éxito de Obama es inapelable y que estas elecciones han sido un flagrante rechazo al GOP, dando así por muerto al "Tea Party"; si los demócratas pierden la Cámara de Representantes, dirán que era de esperar por culpa de la economía pero que en nada supone esto un rechazo a Obama; si pierden también el Senado, se consolarán indicando que se trató de un problema de comunicación por parte de la Casa Blanca...

La realidad, sin embargo, es bien otra: el 2-N está en juego mucho más que un puñado de asientos en el Congreso y en el Senado, además de varias elecciones en puestos estatales y otras tantas votaciones sobre medidas concretas en cada estado. Lo que Estados Unidos se juega ahora más que nunca es su futuro y el de todo Occidente. Estamos frente a las elecciones de medio mandato más importantes del último medio siglo y nunca antes un presidente estuvo tan en la cuerda floja como ahora lo está Obama. Su agenda está en el disparadero y los resultados revelarán la dirección que Estados Unidos tome en la siguiente elección presidencial de 2012.

Para realizar una lectura clara y objetiva de lo que los resultados de estas intermedias supondrán hay dos aspectos claves a considerar. Primero, que aunque Obama no esté en las papeletas electorales, estamos claramente ante un plebiscito sobre su agenda política. Segundo, que aquí no acaba (sino que empieza) el papel del movimiento del "Tea Party" en la política norteamericana. Uno y otro aspecto corren paralelos y actúan como vasos comunicantes. Cuantos menos votos reciban los candidatos del Partido Demócrata, mayor constatación tendremos del rechazo ciudadano a la agenda política de Obama en estos dos últimos años. Cuantos más votos reciban los candidatos del Partido Republicano, más claro será el triunfo de la movilización del "Tea Party".

Porque no cabe llamarse a engaño: el entusiasmo del voto ciudadano en estas elecciones tiene su origen directo más en la capacidad del "Tea Party" por recuperar los valores constitucionales norteamericanos que por la ambigüedad de algunos de los políticos del Partido Republicano, apoltronados en muchas ocasiones y que sólo tras varios meses han despertado ante la marea ciudadana empujada por Sarah Palin, Michelle Bachmann, Dick Armey y las cabezas visibles del movimiento del "Tea Party".

El más que posible aumento de asientos en la Cámara de Representantes y el Senado para el GOP responderá sin duda al empuje del "Tea Party", de manera que el 3 de noviembre estaremos ante el inicio de una nueva carrera política mirando a 2012. Los principios de gobierno limitado, responsabilidad fiscal y libertad individual que propugna el "Tea Party" son parte ya del hasta ahora adormecido Partido Republicano pero chocan frontalmente con la agenda de Obama.

Si alguien piensa que el hasta ahora uncido presidente va a cambiar su actitud política y "moderar" su agenda como hizo Bill Clinton en 1994, creo que se equivoca. Obama ya ha dejado claro esta misma semana lo que piensa sobre quienes se oponen a su agenda: les ha llamado "enemigos", pide que se les castigue y asegura que aunque ganen asientos en el Congreso tendrán que "ir a la cola". Tales son las palabras de un presidente que dijo iba a unir a los norteamericanos pero que cada vez está más lejos de ellos, dividiéndolos y separándolos. Y estos días, para intentar salvar la ropa, Obama sale haciendo el ridículo en programas como The Daily Show, de un canal cómico donde el presentador le llama "tío" en vez de "presidente"... El 2-N el pueblo hablará.

Alberto Acereda es catedrático universitario en Estados Unidos y director de The Americano.

Nuestra extrema derecha

PISTAS PARA RAMONEDA

Nuestra extrema derecha

Por Eduardo Goligorsky

Un nutrido equipo de políticos y formadores de opinión ávidos de emociones fuertes se ha lanzado a explorar el ámbito europeo, en general, y el español, en particular, con el encomiable propósito de desenmascarar a la extrema derecha que nos amenaza.

Lamentablemente, sus prejuicios los empujan en una dirección equivocada, y cierran los ojos al hecho de que ellos son los instrumentos predilectos de esa extrema derecha, de la que, a veces, incluso forman parte sin saberlo. O sabiéndolo.

Todo empieza por la confusión, premeditadamente implantada, con fines intimidatorios, acerca de lo que se ha de entender por extrema derecha. Así como el senador estadounidense Joseph MacCarthy podía denunciar a los generales Dwight Eisenhower y George Marshall, acusándolos de comunistas, los macartistas de izquierda pueden asestar a su antojo el rótulo de extremista de derecha o, en plan chabacano, de "facha". Fernando Savater fue categórico: "La ultraderecha no puede ser todo aquello con lo que no estamos de acuerdo." Y agregó que observaba actitudes "claramente ultraderechistas en comportamientos avalados por quienes se dicen avanzados o de izquierdas". Volveré más adelante a esta cuestión, para referirme concretamente a España.

Los matices importan

Un análisis desapasionado de los partidos que componen la derecha europea catalogada como extrema revela marcadas diferencias entre ellos. Sólo una simplificación maniqueísta puede colocar en la misma casilla al Frente Nacional francés, la Liga Norte italiana, el Partido de la Libertad holandés, el Vlaams Belang flamenco y los partidos populistas de los países nórdicos. Incluso los observadores más críticos reconocen que la mayoría de estos partidos no utilizan el discurso racista y agresivo que era típico de la ultraderecha europea de los años 1930, aunque atribuyen esta moderación a una hábil maniobra para atrapar incautos. Pero los matices importan, sobre todo cuando esos mismos observadores confiesan que existen cada vez más similitudes entre los programas de los partidos tradicionales conservadores, liberales y socialistas y los de estos presuntos ultraderechistas. La reacción ante el fundamentalismo islámico y la inmigración ilegal ya no es necesariamente reaccionaria, sino que está relacionada, más bien, con la supervivencia, en condiciones de seguridad, de nuestras sociedades abiertas y democráticas.

Naturalmente, la progresía beligerante que comulga con los dogmas del multiculturalismo y los papeles para todos asiste azorada a esta realidad, y por ello tiende a equiparar a los partidos tradicionales con sus nuevos competidores, agrupándolos todos dentro del Sistema, contra el que se revuelve muy cabreada. El tiempo dirá hasta qué punto Marine Le Pen está dispuesta a modernizar el Frente Nacional, purgándolo de los exabruptos troglodíticos de su padre, pero lo evidente es que si hay un modelo en el que esta nueva derecha debería fijar su atención, para diplomarse de civilizada, es el Partido de la Libertad holandés, de Geert Wilders.

Sentenciada a muerte

En mi artículo "Las verdades no son racistas" intenté explicar que el choque con las ramificaciones yihadistas, salafistas y talibanes, y muchas otras de signo tribal, que nacen del tronco musulmán pertenece al campo de los conflictos entre religiones, y no se lo puede descalificar como producto del racismo o la xenofobia. No es por racismo o xenofobia que los fundamentalistas islámicos matan a coptos o a otros cristianos, o incluso se masacran entre ellos. Lo hacen movidos por el fanatismo religioso. La primera víctima holandesa de este fanatismo fue el político Pim Fortuyn, quien fundó un partido para combatir la intolerancia de los islamistas que lo difamaban por su condición de homosexual y que terminó asesinado en oscuras circunstancias. Es precisamente la defensa que Geert Wilders y el Partido de la Libertad hacen de los derechos de los homosexuales y las mujeres, exigiendo que se prohíban en territorio neerlandés las prácticas represivas y discriminatorias de la sharia, lo que desenmascara a los embaucadores que los tildan de ultraderechistas. "Sólo soy intolerante con los intolerantes", afirma Wilders, quien prepara la segunda parte de Fitna, el cortometraje de 2008 donde calificaba al islam de ideología violenta.

Otra víctima holandesa de los yihadistas fue el director de cine Theo van Gogh, apuñalado hasta la muerte por haber filmado una película que denunciaba la opresión de la mujer bajo el islam. La autora del guión fue la somalí Ayaan Hirsi Ali, asilada en Holanda, donde llegó a ser parlamentaria –pero después, tras ser amenazada de muerte por sus ex correligionarios y sentirse desamparada por sus nuevos compatriotas, tuvo que refugiarse en Estados Unidos–. Cuando le comentan a Ali que algunos políticos la critican por haberse desplazado hacia postulados propios de la derecha, ella responde:

La izquierda, salvo honrosas excepciones, se ha convertido en un sector reaccionario (...) ¿Es progresista defender una religión que es contraria a la vida, que trata a las mujeres peor que a animales domésticos, amenaza la vida de los homosexuales y no separa Iglesia y Estado? ¿Eso es progresista? ¡No, eso es reaccionario!

Un país mítico

Y ya estamos de vuelta en España. En franca oposición a lo dicho por Savater ("La ultraderecha no puede ser todo aquello con lo que no estamos de acuerdo"), Josep Ramoneda es categórico en El País: "Si en España no hay un partido explícitamente de extrema derecha es porque no hace falta: ya existe el PP para cobijarla".

En una sociedad plural y abierta, no hay nada más normal que la confrontación de ideas y el empleo de todos los recursos dialécticos para imponer las propias por encima de las del adversario. Pero la realidad es dura, y desbarata los argumentos que chocan con ella y descansan sobre quimeras. "Estas nuevas derechas extremas –escribe Lluís Bassets en el mismo periódico el mismo día tienen todas ellas un curioso punto en común: son muy nacionales y nacionalistas". Todas ellas, sí, pero sobre todo las dos más virulentas, agresivas y excluyentes: el protonazi Vlaams Belang flamenco y la Liga Norte del esperpéntico Umberto Bossi, que tienen otro curioso punto en común con los nacionalismos vasco y catalán: los cuatro son secesionistas. Bossi ha inventado un país mítico, la Padania, y recoge el agua del río Po como si fuera milagrosa. El PNV ostenta el lema "Dios y la Ley Vieja" y sus lendakaris, cuando los tiene, recitan: "Ante Dios humillado, en pie sobre la tierra vasca, en recuerdo de los antepasados, bajo el árbol de Guernica, ante vosotros, representantes del pueblo, juro desempeñar fielmente mi cargo". Muy parecido al juramento que Jean-Marie Le Pen prestaba todos los años frente a la estatua ecuestre de Juana de Arco en París. Y a las arcaicas peregrinaciones ceremoniales de los separatistas catalanes al Canigó, a la Pica d'Estats, al pino de las tres ramas y a Montserrat, adonde Heinrich Himmler fue en busca del Santo Grial.

Convertido al secesionismo

Esta es una buena pista para que el cazador de derechas extremas, Josep Ramoneda, no se deje encandilar por el PP y se atreva a hurgar en su entorno más próximo. Aunque si lo hiciera tampoco descubriría nada nuevo para él, porque en sus tiempos de crítico riguroso del nacionalismo pujolista, o sea antes de su conversión al secesionismo, tenía muy buena vista para detectar las entrañas reaccionarias de aquel régimen, y también tenía valor para sacarlas a relucir. Por ejemplo, denunciaba en La Vanguardia (6/11/1990):

El manual de recatalanización para uso convergente que ha pasado de los despachos del partido gobernante a los medios de comunicación es un episodio más del uso político de ideas abstractas para lanzarse con toda impunidad a la conquista de la sociedad civil (...) La realidad es que bajo el palio sonrosado de la luz nacionalista aparece una estrategia fundada en la discriminación, el control y la vigilancia, mucho más allá de lo que son los ámbitos naturales de la acción democrática. Se recluta un ejército de gente nacionalista al que se encargan tareas tan diversas como controlar instituciones financieras, copar puestos de responsabilidad en universidades y medios de comunicación, velar por la composición de los tribunales de oposición, en fin, educar al país conforme al trabajo bien hecho, a los valores cristianos, a las raíces y, por supuesto, a sentirse más europeos, lo que de acuerdo con el repetitivo discurso convergente constituye el espíritu catalán. Cuando a los pueblos se les descubre espíritu, ya se sabe que todo está permitido en su nombre.

Y en marzo de 2001 Ramoneda escribía, en el contexto de unos desplantes xenófobos de Marta Ferrusola y Heribert Barrera:

El discurso xenófobo se siente amparado por una cultura política que ha hecho de los lugares comunes indiscutibles e indiscutidos del nacionalismo sus pilares. Y que ha hecho de la paranoia del enemigo exterior un referente ideológico reiterado. Todavía a estas alturas, a la señora Ferrusola el que habla castellano le sigue pareciendo sospechoso. Y que un inmigrante lo balbucee, un motivo de desconfianza. En el fondo lo que delata este episodio es la enorme pereza de este país de enfrentarse con la realidad. De momento, la inmigración ya ha provocado un beneficio no esperado: que algunas miserias de este país se pusieran de manifiesto.

Una verdad como un pino, pero incompleta. Uno de los fenómenos que más me desconcertaron al tomar contacto con la sociedad catalana fue la naturalidad con que se utilizaba la palabra inmigrante para designar al conciudadano español llegado de Murcia, Galicia, Extremadura o Andalucía. En el lenguaje corriente era siempre el otro, el extranjero, el intruso. Con la salvedad de que cuando se discrimina de esa manera al connacional, trocándolo en foráneo, se practica la endofobia, la fobia al de dentro, mucho peor, si cabe, que la xenofobia, la fobia al de fuera. ¿Cómo reaccionaría un catalán si a Josep Maria Flotats, a Angels Barceló, a Mercedes Milá, a Albert Boadella, a Carles Francino y a la multitud de catalanes que sobresalen en Madrid como científicos, catedráticos, empresarios, artistas, deportistas o profesionales los catalogaran como inmigrantes? Semejante despropósito es inimaginable.

La Arcadia austracista

El secesionismo está anclado en la mitificación e idealización de tiempos pretéritos, casi siempre imaginarios: otro rasgo distintivo de la extrema derecha, que el cazador de peperos debería desenmascarar en su propio bando antes de ir a buscar la paja en el ojo ajeno. Cuando La Vanguardia pidió a Artur Mas, lo mismo que a otros políticos catalanes, que se fotografiara, durante los Carnavales de 2001, con el disfraz que mejor reflejara su personalidad, el resultado fue un estrambótico y ensoberbecido Sant Jordi, enfundado en una cota de malla de 25 kilos, lanza en ristre, pisoteando a un ridículo híbrido de lagartija y dragón de utilería (v. suplemento "Vivir" del 25 de febrero de ese año). Mas explicó que había elegido a aquel héroe porque tenía "gran voluntad y coraje para superar dificultades, era persona conocida por su generosidad hacia los demás, un hombre, vaya, un santo, que además repartía riqueza. Y porque es un símbolo de catalanidad". Lástima que la Iglesia Católica borró al tal Jordi del santoral porque nunca existió.

El retorno al pasado adquirió contornos épicos en el cenit de la fiebre secesionista. Pilar Rahola se jacta un día sí y otro también de hablar una lengua milenaria, cuando los griegos canjearían, sin hacer tantos aspavientos, la de su Estado en bancarrota, mucho más milenaria, por la cancelación de su deuda; Enric Juliana vive sin vivir entre el Imperio Carolingio y la Liga Hanseática; y todo el entramado nacionalista añora la Arcadia autracista anterior a 1714. Todo muy moderno, en el mejor estilo de Umberto Bossi y sus liguistas. Entre todas las extremas derechas posibles, nos ha tocado en suerte la más anacrónica.

Sólo cabe esperar que un PP consolidado en el centroderecha liberal, una socialdemocracia depurada de las toxinas zapateristas y un autonomismo civilizado y dirigido por su corriente democristiana compitan entre ellos para devolvernos al mundo occidental del siglo XXI.

Rubalcaba y el chupacabras

PSOE

Rubalcaba y el chupacabras

José García Domínguez

Rubalcaba ha matado una mosca a cañonazos. Pero la genuina caza mayor comienza ahora. En la cúspide nada más cabe uno. Y cuando despierte de su triunfo ya no querrá que el dinosaurio siga ahí.

Todos pensaban –y continúan pensando– lo mismo, pero solo Churchill se atrevió a decirlo en voz alta. Tras aguantar cinco minutos escuchando perorar de política al ciudadano medio, se requiere una fortaleza de espíritu en verdad sobrehumana para seguir creyendo en el sufragio universal. De ahí la gran virtud, acaso la única, de los partidos españoles, igual los grandes que los pequeños, a saber, ninguno se rige por principios democráticos. Como por cierto acontece en el resto del mundo, sin excepción conocida. Y que no me vengan con el cuento de Estados Unidos. Lo de allí son consorcios de mercadotecnia electoral, no partidos; carcasas vacías que moran en el limbo y se activan durante unos meses cada cuatro años, justo el tiempo preciso que requiere organizar la logística de las campañas; ni un minuto más.

Ocurre que el poder se quiere oligárquico por definición. Y admitirlo sin escándalo mayor constituye rasgo inequívoco de que al fin se ha entrado en la vida adulta. Por lo demás, ese sucedáneo chusco del mito del buen salvaje, la leyenda del militante de base como depositario de no se sabe qué prístinas virtudes civiles, es fantasía que ni los niños de Sol pueden creerse. Aunque solo fuese porque al célebre militante de base le pasa lo mismo que al Chupacabras y a la nación catalana: ni existe, ni ha existido nunca. Al cabo, nuestros partidos domésticos encarnan poco más que redes de lealtades clientelares engarzadas a través de pactos entre clanes y fratrías. Nada demasiado distinto a lo que ocurría en tiempos de la Restauración.

Las elites se cooptan mientras que los peones de brega de las bases parasitan los escalones inferiores de las administraciones bajo su usufructo. Y quien pretenda ir por libre, más pronto que tarde, deberá vérselas ante esa reedición posmoderna del Santo Oficio que responde por Comité de Disciplina. Así las cosas, mejor habría hecho Barroso releyendo Miau, de Galdós, antes de redactar el consternado de profundis que nos declamó Chacón al ser informada de que los Reyes son los padres. Rubalcaba ha matado una mosca a cañonazos. Pero la genuina caza mayor comienza ahora. En la cúspide nada más cabe uno. Y cuando despierte de su triunfo ya no querrá que el dinosaurio siga ahí.

La competencia

La competencia, el mejor remedio contra los incompetentes
Godofredo Rivera

Un monopolio en cualquier sector de la economía, tiende a ser ineficiente, cobrar precios altos y en general a dar un mal servicio. Los peores son los monopolios del gobierno, pues además de la situación de ineficiencia, absorben cantidades crecientes de recursos por parte del contribuyente, es decir, además del mal servicio, se expolia de manera cínica a todos los contribuyentes. Tal fue el caso de la desaparecida Compañía de Luz.

No basta con privatizar a un monopolio gubernamental, es necesario diseñar un marco jurídico que permita libre afluencia, libre entrada de cualquier empresa-o profesional- en cualquier industria ó profesión (en EU el ejercer la profesión médica es muy complejo, costoso y burocrático, pues pocas asociaciones médicas han monopolizado dicha profesión y si no se obtiene la sofisticada licencia requerida, simplemente no se puede ejercer libremente la medicina), pues de lo contrario se generan rentas monopólicas, mercados cautivos para un solo participante- o pocos participantes-, como ha sucedido en México en la industria de las telecomunicaciones.

Si lamentablemente, por razones políticas, no se puede privatizar una determinada empresa (el gobierno por naturaleza no es empresario, no tiene nada que hacer operando empresas de diversa índole), al menos un avance es abrir dicho mercado monopólico a la competencia. Ello crea incentivos para que mejoren los servicios del monopolio gubernamental (lo que de suyo ya es ganancia). Cito algunos ejemplos.

Cuando la empresa estatal de servicios postales tenía el monopolio en EU, sus servicios eran lentos, deficientes y perdía mucho dinero al año. Como siempre, claro, entraba el contribuyente a resarcir las pérdidas multimillonarias que dejaba el monopolio estatal. Luego, cuando los legisladores estadounidenses se pusieron las pilas, se decidió permitir la entrada de firmas privadas postales para hacerle la competencia al monopolio de correos. Así, se hicieron conocer empresas postales como Federal Express, United Parcel Services o DHL.

Lejos de aumentar el mal servicio de la empresa estatal de correos y perjudicar más a los que no podían pagar los servicios privados postales (como alegaban los estatistas opositores a que se abriera el mercado a la competencia por causar lo que los gringos llaman “cream skimming” sobre los consumidores de menos recursos), el monopolio de correos incrementó su eficiencia en la entrega e incluso creó nuevos servicios express antes no disponibles. No obstante que sigue operando con dinero del Erario (lo que sigue siendo malo), la empresa estatal de correos se vio obligada a mejorar, y lo mejor, un buen sector de los consumidores estadounidenses se liberó del yugo postal monopólico y puede ahora contratar a otros participantes que operan con mayor eficiencia en el mercado de correos.

Así podría suceder en México con sectores como el petróleo y la electricidad. Si hay férrea oposición del PRI a abrirlos, los legisladores no priistas podrían cambiar la constitución, permitiendo que PEMEX siga como monopolio, pero dejando entrar a nuevos participantes. ¿Sueño guajiro?

La semana pasada se anunció por parte de la Secretaría de Educación y el sindicato (SNTE), un convenio en donde se creará una nueva y llamada evaluación universal que sacaría las manos del sindicato en la evaluación y contratación de profesores. Me parece un avance, pero como todo anuncio de gobierno, hasta no ver no creer.

No obstante, aunque se avanzara en la evaluación magisterial y se mejorara el perfil académico y profesional de los profesores normalistas (lo que si se hace realidad sería un gran logro, insisto), el sector educativo no deja de ser un monopolio de gobierno (no público, pues las escuelas privadas también son públicas), un monopolio que dicta y ejerce autoridad sobre cualquier plan de estudios de gobierno ó privado.

Hasta ahora todo intento de profesionalizar al magisterio ha quedado en el fracaso y lo anterior se demuestra en los pésimos resultados en las pruebas nacionales e internacionales que obtienen los estudiantes mexicanos de educación básica.

¿Cómo romper éste monopolio educativo? Similar a lo que sucedió con el monopolio postal gubernamental en EU.

En EU, la primera economía del orbe, la educación básica es pésima y ello se debe en buena medida al sindicato de maestros (sí, allá también tienen uno, menos mafioso y corrupto que el mexicano, pero sindicato al fin de cuentas), que hace lo imposible por impedir toda competencia ajena a la esfera gubernamental. ¿Cómo le han empezado a dar vuelta algunos de los gobiernos estatales y locales al pulpo federal magisterial? De dos formas, creando el voucher educativo (parecido al bono educativo que proponía Milton Friedman), ó escuelas alternativas al sistema sindical y estatal tradicional (las llamadas charter schools).

La académica de la U. de Harvard, Caroline M. Hoxby, ha hecho una seria investigación al respecto, ha encabezado un estudio empírico sobre el impacto del voucher y las charter schools; en particular se ha enfocado en los resultados del voucher en Milwaukee, y las charter schools en Michigan y Arizona. Sus resultados son contundentes y prueban lo que los economistas liberales desde hace siglos han defendido: que es la competencia la que hace mejor a cualquier sociedad.

Hoxby demuestra con rigor la mejora en el nivel educativo de los estudiantes que se han acogido al voucher ó a las escuelas alternativas al sector gubernamental (lo demuestran los puntajes obtenidos en los exámenes de admisión a las universidades). Y lo más sorprendente, los alumnos que han permanecido en el sistema educativo tradicional, también han mejorado, especialmente en las escuelas de gobierno que más intensamente se han sometido a la competencia por parte de las escuelas privadas-usando voucher- y las charter (escuelas alternativas).

La opción seria para mejorar la educación en México pasa por crear competencia, por instrumentos como el voucher y en general por permitir la libre elección de la escuela por parte de los padres de familia.

La competencia le restaría poder al nefasto sindicato de la educación, y lo mejor serviría para evidenciar a algunos de los disidentes del SNTE, como la coordinadora de Oaxaca. Me refiero a los parásitos magisteriales de Oaxaca que cada año hacen de las suyas (el chantaje magisterial del mes de mayo), esos parásitos que mal enseñan menos de 200 días y les son pagados 500, esos que siempre chantajean y obtienen lo que quieren-como ya lo hará igual el actual gobernador de Oaxaca-, los llamados “disidentes” del sindicato magisterial, sí, esos cuya meta no es enseñar a los niños buena educación, sino dogmatizarlos en el marxismo que les fue enseñado en las deficientes escuelas normales, especialmente las que operan en el sur de la República.

El mejor remedio contra estas mafiosas cotas de poder magisterial está en la competencia, en abrir los mercados educativos a nuevos competidores, a nuevos colegios que enseñen, que no dogmaticen y flojeen.

Mejorar la eficiencia en cualquier mercado pasa por la competencia y el sector educativo no es la excepción.

Ojalá aprendamos de las experiencias internacionales; ó somos competentes, por la vía de más competencia, ó la ausencia de la misma nos convierte en profesionales incompetentes. No hay de otra.

Wikileaks y Peña Nieto

Wikileaks y Peña Nieto
Arnaldo Córdova

Todos sabíamos de los enjuagues de Enrique Peña Nieto en su afán de alcanzar la Presidencia de la República en el 2012. En primer lugar, de su terror a una posible alianza entre el PAN y el PRD que hoy está muerta. Luego, de su campaña mediática con Televisa que se financiaba con millonadas que iban del erario del Edomex directo a las arcas de la televisora.

También de su persistente labor de convencimiento en las filas priístas, en lo que ha derrochado, asimismo, montañas de dinero, en especial con los sindicatos y agrupaciones de masas. De igual manera, de su manejo ilegal de las partidas para los ayuntamientos y el ahorcamiento sistemático de los mismos. Y sin olvidar el encubrimiento criminal de auténticos delincuentes políticos, en particular, de su tío Arturo Montiel.

Pues todo eso lo vienen a mostrar documentos de la embajada de Estados Unidos en México filtrados por Wikileaks a La Jornada y muy bien reseñados por Blanche Petrich en la edición del 23 de mayo. En uno de esos documentos se puede leer:

Hecho en el molde del anquilosado PRI mexiquense, Peña Nieto no es reconocido precisamente por su transparencia cuando se trata de amigos y aliados. Allí mismo se dice lo que todo mundo sabe: que es ahijado del ex presidente Carlos Salinas y que parece cortado con la misma tijera de la vieja guardia priísta.

Todo eso ya lo sabíamos y lo decíamos; pero ahora sabemos que era también la opinión de los analistas de la embajada gringa.

Del derroche de dinero público, el mismo documento hace notar que el PRI en la entidad tiene fama de aprovechar las fisuras existentes en materia de transparencia para hacerse de fondos de campaña. En vista de la gran cantidad de dinero que fluye por la entidad y dada la posición que tiene Peña Nieto como puntero de la carrera presidencial, no parece improbable que su administración esté sacando ventaja de esta situación.

Es un modo de decir que el gobernador mexiquense está canalizando todo el dinero que llega, en cantidades colosales, al Edomex para promover su imagen y su carrera presidencial.

Los empleados de la embajada que dicen esas cosas no fueron a aquel estado a fisgonear, cosa que, por lo demás, hacen continuamente en todo el territorio mexicano, sino que fueron invitados ex professo por la poderosa oficina de relaciones internacionales del gobierno mexiquense y les abrieron todas las puertas para su información.

Sólo que los gringos supieron siempre que eran unas cuantas y que se les daba aquella información a cuentagotas. Por eso siempre desconfiaron de lo que se les decía. Hasta supieron qué era lo que se les quería ocultar. En sus entrevistas con los funcionarios mexiquenses, lo recuerdan a cada momento, éstos siempre trastabillaban y se confundían.

Lo primero que los de la embajada reprochan a sus anfitriones es el hecho de que en el Edomex no se cumple con los controles de confianza de mandos y operativos de las instituciones policiales y de procuración de justicia. Sólo un dos por ciento de los oficiales se ha sometido al examen, dice el despacho. Fue sólo un ejemplo.

También pudieron constatar que sus interlocutores no les pudieron explicar con precisión en qué gastaban las enormes cantidades de dinero que llegaban al estado y que eran las mayores en toda la República por ser el estado más poblado. De ello no pudieron obtener ni un solo dato.

La excursión de los personeros de la embajada por el Edomex ocurrió poco después de las elecciones intermedias de 2009, cuando Peña Nieto se alzó con la victoria en 97 de 125 municipios mexiquenses, con 40 de 45 diputados locales y 38 de 40 diputados federales.

El documento parece cantar victoria: “… pasó la prueba del ácido, pudo demostrar que es capaz de obtener resultados electorales favorables para su partido y que es algo más que una cara bonita”. La popularidad de Peña Nieto, que era en esos días de 70 por ciento de los encuestados, según el propio documento, fue la causa principal de ese éxito. Pero también reconoce que ello se debió a la debilidad de sus enemigos, sobre todo a las pugnas internas del PRD y el pago que el PAN tenía que hacer por la crisis económica.

No se habla del derroche de dinero que se hizo desde el gobierno mexiquense para obtener esos logros. Pero se pregunta: “…aquí la cuestión es ver hasta qué punto esta popularidad es resultado del carisma personal del gobernador y del cuidado que pone en labrar su imagen o qué tanto tiene que ver con un trabajo serio para mejorar las condiciones de su estado y llevar a cabo reformas necesarias”.

La cuestión es falsa en sí misma. Debieron haberse preguntado, más bien, de qué medios se valió Peña Nieto para obtener esos resultados. Habrían podido ver que de lo que se trató fue, de nueva cuenta, de un derroche fenomenal de dinero, cosa que, desde luego, todos pudimos ver.

Ese abuso de los recursos públicos es reconocido por la embajada en otro documento, esta vez del 26 de enero de 2009, redactado por la entonces encargada de negocios Leslie Basset. Se dice:

Quizá como nunca lo había hecho en procesos electorales previos, el mandatario estatal está concentrado y ha lanzado proyectos de trabajo en zonas que le pueden aportar votos; analistas y líderes de su propio partido han expresado ante consejeros políticos de la embajada sus sospechas de que está pagando dinero a los medios bajo la mesa para favorecer una cobertura favorable, y también que financia a empresas encuestadoras para que presenten resultados alterando las tendencias a su favor. Ese documento es anterior a las elecciones de ese año. Si eso hizo con las encuestas, habrá que imaginarse lo que hizo con las elecciones y los votantes.

Los cuestionamientos de los enviados de la embajada, de una pálida y candorosa objetividad, empero, hicieron señalamientos que son una novedad para el público mexicano. En el tema de seguridad contra la criminalidad, por ejemplo, pusieron en aprietos al grupo de investigación llamado C-4 del gobierno mexiquense, encargado de recopilar y procesar investigación sobre la potencialidad del crimen en la entidad; no sólo les hicieron preguntas que no pudieron responder, sino que hicieron la observación crucial de que ese grupo no tenía relación con la procuraduría estatal, lo que resulta incomprensible.

En el primer cable que reseña Blanche Petrich se hace notar que las dudas y cuestiones que se les plantearon a los funcionarios mexiquenses no siempre pudieron ser respondidas. Se dice, para el caso:

“Presionamos para que nos explicaran en qué radica la popularidad de Peña Nieto. Los funcionarios respondieron explicando los ‘600 compromisos’ o promesas de campaña” que el gobernador firmó ante notarios. Y se concluye: A nuestros asesores políticos esto les olió más a populismo que a logros duraderos para mejorar las condiciones del Estado.

En el fondo, todo ello ya lo sabíamos, pero es bueno que a eso se agregue el testimonio de la embajada de Estados Unidos. Peña Nieto es un farsante y, lejos de ser la cara moderna del PRI, chorrea por todos los poros la misma vieja basura y porquería del antiguo partidazo que ya se sueña, a pesar de los reiterados golpes que ha recibido, de nuevo dueño del poder. Peña Nieto es tan sólo eso.

La pretensión de Carstens

La pretensión de Carstens y lo que exhibió de nosotros: el aldeanismo y la intolerancia

¿Qué hacer hoy ante la pretensión de Carstens por ser el nuevo Director Gerente del Fondo?

Ángel Verdugo

Los éxitos de un futbolista mexicano en un equipo inglés ha llevado, a no pocos, a abandonar al que por años gozó de su admiración y preferencia para incorporase a las huestes que siguen al que pertenece el señor Hernández.

¿Cuál es la razón de este cambio? Una muy simple: Ahí juega El Chicharito. No hay más que hablar; no es necesario decir una sola palabra más pues el hecho de que ahí juegue un mexicano y además, sea exitoso, son razones más que suficientes para dejar añejas lealtades y adoptar una nueva. Lo mismo nos sucedió con Sánchez y el equipo español en el cual tuvo sus más sonados éxitos.

Este aldeanismo que eleva el nacionalismo ramplón —que tanto daño nos ha hecho desde hace una buena cantidad de años— a niveles que rayan en la insania, aparece hoy en un campo en el cual jamás pensé lo haría: La nominación del nuevo Director Gerente del Fondo Monetario Internacional.

Viene a cuento esto último por el atrevimiento de José Ángel Gurría, Secretario General de la OECD, de manifestarse en favor de la señora francesa Christine Lagarde para que sea ella y no “el mexicano” Agustín Carstens, el nuevo Director Gerente del FMI.

¿Cómo se atrevió Gurría, a traicionar lo más puro de nuestra mexicanidad? Por darle su “voto” a una francesa —el cual, debe decirse, de nada sirve—, ¿debe, como han sentenciado algunos legisladores en el caso del Secretario García Luna que se atrevió a recibir una condecoración del gobierno colombiano con lo cual puso en peligro la viabilidad de este país, perder la ciudadanía tal y como señala el Artículo 37 de la Constitución?

Por lo pronto, con dedo flamígero y patriótico pero nula tolerancia, Carlos Marín en su espacio señaló: “Por la razón que sea, Gurría debe decir la neta de por qué no apoyó a Carstens, cuyos méritos no merecen regatearse.”

De acuerdo con lo escrito por él en El asalto a la razón de antier, http://impreso.milenio.com/node/8964272, la opinión de Gurría parece ser —pues huele a eso, afirma Marín— “… más un fregadazo político a su paisano Agustín Carstens que a sabiduría en asuntos económicos.” Después pregunta: “La implícita descalificación de quien, al igual que él, tuvo a su cargo la Secretaría de Hacienda, ¿responde a que uno lo fue del priista Ernesto Zedillo y el otro del panista Felipe Calderón?”

La intolerancia hacia el derecho que Gurría tiene de otorgarle su apoyo a quien quiera para lo que sea, es el efecto del Síndrome del Chicharito: “Porque el Chicharito juega en el MU, éste debe ser el equipo favorito de los mexicanos.” Además, si usted se atreve a apoyar a otro, diga la neta del porqué; es más, si no apoya al MU, cállese. Mejor muestra de aldeanismo e intolerancia, pocas.

¿Qué hacer hoy ante la pretensión de Carstens por ser el nuevo Director Gerente del Fondo? ¿De no apoyarlo, debe uno callar su simpatía por otro candidato a dicho puesto? ¿El simple hecho de ser mexicano, convierte a aquél en el único candidato que todo mexicano patriota y bien nacido debe apoyar? Tan absurda es esta posición, como aquélla que afirma que el Fondo debe dirigirlo un europeo.

¿No deberían —los interesados en el tema— mexicanos o no, en vez de revisar pasaportes, valorar los méritos de cada uno de los que pretendieren la misma posición que Carstens a fin de sustentar debidamente su opinión?

Gane o pierda, Carstens ya nos ayudó a exhibir a uno que otro aldeano y a más de un intolerante. Gracias, Doctor.

Los hombres-lodo

Los hombres-lodo

José Cárdenas

El próximo encuentro televisivo entre los candidatos a gobernar el Estado de México será el 8 de junio. El pronóstico es que Eruviel Ávila, Alejandro Encinas y Luis Felipe Bravo Mena se darán con todo. Adiós diplomacia y buenos modales.

Desde sus propios cuarteles, sus estrategas los vieron muy guangos en su primera aparición en pantalla, con Denise Maerker. Por eso, lo que no mostraron en la tele comenzaron a exhibirlo en la calle. El destino los alcanzó.

En 38 días, de aquí al 30 de junio (fecha en que terminan las campañas; la elección es el 3 de julio), veremos montañas de lodo para arrojarlas al adversario. Bolas de cualquier tamaño y material pestilente cruzarán el firmamento mexiquense.

Pregunta el reportero: -¿Y cómo se le revira a un Encinas duro en el templete, pero decentito y bien portado ante las cámaras?

-Con todo. Cuando Encinas fue jefe de Gobierno en el DF, se convirtió en el Juanito de Andrés Manuel López Obrador. Le permitió lo que quiso. Hasta bloquear el Paseo de la Reforma. ¿Así de populares serán sus decisiones desde la casa de gobierno en Toluca?

En la tele, demasiada decencia parece dejadez. Y esto a ninguno de los tres gallos le conviene. Ni a Eruviel Ávila, cuya posición en las encuestas (49.1%) le da margen para decrecer y aún así llegar con 15 o más puntos de ventaja sobre Alejandro Encinas (23%) y Luis Felipe Bravo Mena (16.3% y cayendo). Holgura dura y madura.

La encuesta telefónica nacional BGC-Excélsior de ayer sostiene: Solos, ni el PAN (55%) ni el PRD (61%) le pueden ganar al PRI en el Estado de México; 57% de las personas cree que “hicieron bien en no aliarse”, debido a “sus ideologías diferentes”. Sin embargo, “avanza la idea (52%) de que unidos PAN y PRD sí lograrían derrotar al PRI”.

Sólo un candidato priista capaz de perder un punto al día produciría el vuelco. Descartado. Sería algo inesperado para los estudiosos de los procesos electorales.

Además de prometer el oro y el moro y ofrecer “La Cumplidora”, Encinas ya comenzó a madrear con todo. Que si Eruviel paga helicóptero de tres mil 500 dólares la hora. Que si “por órdenes del presidente Felipe Calderón” le bajaron su publicidad de la final del futbol, en CU. Grandes segmentos están hartos de atestiguar guerras de lodo, de soberbia, acusaciones sin prueba y descalificaciones antes que propuestas y compromisos. Si se les pasa la mano a los enlodadores, el resultado puede ser contraproducente.

¿Y Bravo Mena?

El presidente del PAN, Gustavo Madero, por fin se placeó con él en Tlalnepantla. También lo hicieron en día de asueto burocrático los secretarios Ernesto Cordero, Javier Lozano y Alonso Lujambio. Va implícito el apapacho de Los Pinos. El candidato blanquiazul entra a la segunda semana con el hándicap de su arranque tardío y un perfil desangelado en los medios, por más que se quiso pintar de retador directo de Eruviel.

MONJE LOCO. En política los hechos son los hechos, pero lo que cuenta es la percepción. Si Bravo Mena sigue de “colero” lo llevarán a “dar el Acapulcazo” —dicen—. Es decir, a ceder sus votos a favor de Encinas. Lo que sea con tal de impedir el triunfo del PRI. Y Eruviel, risa y risa. Ya se sabe, ya se supo.

El destape de Cordero

El destape de Cordero

Leo Zuckermann

En el pícaro lenguaje de las épocas priistas, ayer el secretario de Hacienda “se destapó”. Dijo: “Aspiraciones sí tengo, pero por el momento cumplo con una altísima responsabilidad al frente de la Secretaría de Hacienda”. En vísperas de esta declaración, El Universal dio a conocer una carta de adhesión de 134 panistas —incluido personajes de peso político como los gobernadores de Baja California Sur, Puebla, Baja California y Sonora— pronunciándose a favor de la candidatura presidencial de Ernesto Cordero.

No sorprende que el secretario de Hacienda se haya destapado. Lo que sorprende es que no lo haya hecho antes. Ya se había tardado.

Hace poco entrevisté al encuestador Jorge Buendía, quien había publicado su más reciente encuesta preelectoral. Le pregunté cómo era posible que los probables candidatos panistas rumbo a 2012, en particular los identificados con el presidente Calderón, estuvieran tan rezagados en las encuestas si se les comparaba con el priista Enrique Peña Nieto y los izquierdistas López Obrador y Marcelo Ebrard. En la encuesta de Buendía Laredo, por ejemplo, a Cordero sólo lo reconocía 20% de los mexicanos y, de éstos, su evaluación del personaje era más bien neutral porque no lo conocían muy bien que digamos. Buendía me contestó que, en la medida en que el PAN no había dado el banderazo para comenzar la contienda interna de ese partido para elegir a su candidato presidencial, pues el espacio mediático lo habían tomado los posibles aspirantes del PRI y de la izquierda. De ahí que éstos siguieran creciendo y fortaleciéndose en las encuestas mientras que los panistas se mantenían rezagados.

Así que ya era tiempo de que Cordero diera luz. En los corrillos políticos se decía que el secretario de Hacienda era el favorito de Los Pinos. Pero, a diferencia de otros miembros del gabinete calderonista, como Javier Lozano o Alonso Lujambio, quien abiertamente han expresado su intención por competir en la interna panista, Cordero se había mantenido fuera de la jugada. En abril, en una larga entrevista que le hizo El Universal, a pregunta expresa de si se veía en la boleta de 2012, el secretario contestó “aún falta mucho tiempo para eso”, pero crípticamente aseguró que el año que entra le gustaría “meter goles”.

Supongo que los corderistas finalmente se dieron cuenta de que había llegado la hora de moverse. No es posible que “el favorito de Los Pinos” estuviera tan rezagado. Resultaba una verdadera afrenta que el candidato mejor posicionado del PAN en las encuestas, a prácticamente un año de la elección, fuera Santiago Creel con Josefina Vázquez Mota en segundo lugar y creciendo. Muy abajo se encontraban todos y cada uno de los funcionarios identificados con el calderonismo incluido Cordero.

Vienen días importantísimos para el recién “destapado”. Tendrá que hacer su “presentación en sociedad”. Darse a conocer rápidamente y convencer de que puede ser un candidato viable para competir contra Peña Nieto y López Obrador quienes estarán en la boleta de la próxima elección presidencial. A los primeros que debe convencer, desde luego, es a los correligionarios de su partido que son los que en última instancia escogerán, como hace seis años, a su candidato presidencial.

A estas alturas la duda es contra quién competirá Cordero dentro del PAN. No veo ni a Creel ni a Vázquez Mota renunciando a sus aspiraciones rumbo a 2012. La pregunta es, ahora que Cordero se ha destapado, que ha demostrado que trae el apoyo de diversas figuras del panismo, qué harán los otros candidatos calderonistas (Lozano y Lujambio): ¿se bajarán de la carrera para sumarse a “la cargada” a favor de Cordero o seguirán en la competencia?

El que demostró irritación por el destape de Cordero fue el presidente del PAN, quien aseguró que nadie le avisó de este acto que, según él, “no contribuye de la mejor manera para ir conduciendo el proceso; genera una presión no adecuada” y exhortó a “respetar los tiempos electorales”. ¿Pues en qué mundo vive Gustavo Madero? ¿Acaso no ha visto las encuestas preelectorales?

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