sábado, mayo 28, 2011

Peru: Sin alegría y con pocos temores voto por keiko

Peru: Sin alegría y con pocos temores voto por keiko – por Daniel Cordova

Aún resuena en mis oídos la frase de Mario Vargas Llosa en el Hotel Sheraton de Buenos Aires: “Sin alegría y con muchos temores voy a votar por Ollanta Humala”. Aún tengo en mi retina la imagen de la mesa de los peruanos liberales presentes, silenciosos, desconcertados. Era la clausura del encuentro regional de la Sociedad Mont Pelerin –la red intelectual liberal más importante del mundo. Carlos Sabino, gran amigo liberal, se paró y salió en señal de protesta. Se estaba llamando a votar por el candidato chavista en un cónclave en el que de manera sistemática se combate el socialismo desde hace más de medio siglo.
Confieso que mis reflejos no fueron tan rápidos como los de Sabino y mis amigos liberales. Discretamente, me animé a explorar la posibilidad de conversar con personas allegadas a Humala. Quería despercudirme de todo riesgo de prejuicios, ya que no hay nada que me incomode más que opiniones basadas en prejuicios fanáticos o religiosos. Lamentablemente, mi experiencia fue distinta a la de los Vargas Llosa. Los humalistas no me convencieron. Tal vez porque, a diferencia de los Vargas Llosa, soy economista y vivo en el Perú.
Para mí la única manera de “probar” que Ollanta respetaría la economía de mercado, como ilusamente creen Mario y Álvaro, es convocando a un equipo económico muy distinto al de Burneo. Jiménez e Iguiñiz. Los conozco y los respeto como personas. Pero como economistas son perfectos para espantar la inversión. Y no son buenos gestores para alentar la generación de riqueza y menos para relanzar los programas de lucha contra la pobreza.


Conozco también a Palomino y Chlimper, menos a Maraví, los asesores de Keiko. No acepto, en consecuencia, que se les llame mafiosos. Rechazo los insultos contra los Vargas Llosa y, sobre todo, las inaceptables amenazas a Morgana. Pero hacen mal ellos mismos en avalar los insultos contra sus adversarios. Vivir en el Perú me permite tener muchos contactos cotidianos con seres de carne y hueso que apoyan a Keiko y sé que son honestos y capaces.
Me genera rechazo la lectura tan sesgada de la historia de muchos comentaristas aparentemente poco ilustrados. Solo se acuerdan de las matanzas de La Cantuta y Barrios Altos. Olvidan Putis (1984), los Penales (1987) y, sobre todo, los 30.000 asesinados por Sendero Luminoso y el MRTA. Me indigna que no se den cuenta de la diferencia entre la mejora de las condiciones de vida de esta última década con lo que fue el caos paupérrimo de los años setenta y ochenta.
Conforme los chicos políticamente correctos desdeñan el peligro dictatorial socialista de Humala por atacar a Keiko Fujimori, el temor de votar por ella se reduce. Ya no votaré con temor. No creo lo llegue a hacer con alegría.

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