viernes, junio 24, 2011

Calderón-Sicilia

Calderón-Sicilia

El poeta llegó al Alcázar del Castillo de Chapultepec con otras 22 personas, todas ellas con cuando menos un familiar víctima del crimen organizado.

Ana Paula Ordorica

Fue una buena noticia la reunión en el Alcázar del Castillo de Chapultepec entre el poeta Javier Sicilia y el presidente Calderón.

Cada uno acompañado de personajes importantes para el diálogo que se celebró.

El Presidente, flanqueado por Margarita Zavala, la procuradora y los secretarios de Educación, Seguridad Pública y Gobernación.

Javier Sicilia llegó con otras 22 personas, todas ellas con cuando menos un familiar víctima del crimen organizado y con un punto en común: en ningún caso las autoridades han logrado castigar a los delincuentes.

¿Cuál es el resultado de la reunión?

En primer lugar, el Presidente logró dialogar con los auténticos agraviados por la lucha en contra del crimen organizado. Sin que ahí estuvieran presentes los gandayas de la Caravana por la Paz que vimos en el Zócalo de la Ciudad de México y en Ciudad Juárez.

Un gran avance que saca de la jugada a los oportunistas que se habían intentado adueñar del dolor de Javier Sicilia y otras familias para avanzar su propia agenda política.

Si antes de ayer parecía un error que se reuniera el Presidente con un grupo al cual le iba a generar mucha atención mediática aun cuando sus gritos de ‘no más sangre’ y ‘basta ya’ han sido dirigidos al gobierno y no a los delincuentes, hoy ese error se ha convertido en un acierto.

En ese mismo sentido, gana Javier Sicilia también. Gana su iniciativa ciudadana, que no se ha quedado sin rumbo tras las dos marchas. Que ha puesto un plazo de tres meses para volver a reunirse con el Presidente y poder revisar avances y retos de la lucha. Y han convocado una nueva caravana, ahora hacia la frontera sur de México.

Sale fortalecido también el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. Si en la plancha del Zócalo “La marcha del silencio” había pedido su renuncia a gritos, ayer en el Alcázar le estrecharon la mano Javier Sicilia y los demás miembros de la sociedad civil. Se le trató como el funcionario que es y no como el funcionario que quieren que deje de ser.

Ganan asimismo las víctimas silenciadas y olvidadas a las que ayer, Javier Sicilia, Julián LeBarón, Araceli Rodríguez Nava, María Elena Herrera y los demás que los acompañaron les pusieron rostro.

Lo malo de la reunión fue que la solicitud de Sicilia quedó reducida al final a un fideicomiso para crear una placa con el nombre de los 40 mil muertos del sexenio.

¿A poco querrá en serio Javier Sicilia que su hijo tenga su nombre grabado en la misma placa que varios sicarios y delincuentes que forman parte de esta lista de 40 mil asesinados?

Y Julián LeBarón, ¿querrá que a su hermano le ocurra lo mismo?

Ni todos los 40 mil muertos son delincuentes, pero es evidente que sí hay varios de ellos incluidos dentro de esta cifra.

Me parece una petición pobre y sin sentido reducir las dos caminatas y un diálogo exitoso a una placa de reconocimiento a los caídos. Un error.

Por lo demás, ayer fue un día positivo gracias al diálogo del Alcázar.

No hay comentarios.: