Cárteles en el DF: la guerra que llegó
Expertos confirman la presencia de cárteles del narcotráfico en la Ciudad de México, aunque aún no tan violenta como en otros estados; destacan que aquí su principal delito es el lavado de dinero.
La presencia y actividad de los cárteles del narcotráfico en la Ciudad de México es innegable, tanto como la presencia de sus jefes y fundadores y el incremento de la violencia ligada a su actividad: sin ofrecer datos desagregados por tipo de crimen, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) reporta más de ocho mil muertes violentas en la Ciudad de México entre el año 2000 y junio de 2011. Los datos de la dependencia indican que 2010 fue el año con más decesos, con 810 víctimas, para un promedio de 2.2 muertes por día en la capital del país. Al mismo tiempo, la PGJDF registró en 2010 la cifra de 148 delitos contra la salud, aunque sin precisar en su conteo si se trata de casos de narcomenudeo u otras modalidades (venta, posesión o traslado).
Son los medios de comunicación los que han documentado las cifras sobre asesinatos ligados con el narcotráfico en el Distrito Federal (DF), entre los que comienza a haber decapitaciones y desmembramientos. Algunos de los reportes hechos por la prensa capitalina documentan lo siguiente: en enero del 2010, en Iztapalapa, se encontró el cuerpo de un padre de familia y sus dos hijos, comerciantes de la Central de Abasto, con huellas de tortura y el tiro de gracia. El 24 de febrero se encontraron en Bosques de las Lomas los cadáveres degollados de tres hombres; junto a los cuerpos había dos cartulinas con mensajes dirigidos a Édgar Valdez Villarreal, La Barbie. El ocho de marzo, en un paraje del kilómetro 24.5 de la Autopista México-Cuernavaca, en Xochimilco, aparecieron los cuerpos de cuatro hombres ejecutados. El 28 de mayo de 2010, tres abogados fueron asesinados en el interior de su vehículo en la colonia Condesa. El 27 de julio de 2010 fueron ejecutados cuatro hombres en calles de la delegación Venustiano Carranza. Un día después, el miércoles 28 de julio de 2010, fueron asesinadas cuatro personas en el interior de una pizzería en la colonia Santa Úrsula Coapa, en la delegación Coyoacán.
Las cifras aportadas por la PGJDF no permiten saber cuántos de los homicidios dolosos registrados tienen que ver con ejecuciones del narco, pero más reportes periodísticos indican que entre el 15 de diciembre de 2009 y el 10 de marzo de 2010 hubo en el DF 46 asesinatos ligados al tráfico de drogas. En ese lapso el Estado de México registró 91 ejecuciones presumiblemente conectadas con el crimen organizado.
La captura de capos de la droga que han vivido en la capital o en sus periferias, de sus sicarios, operadores y lavadores de dinero indican que la capital del país es un sitio ideal para que las estructuras del crimen organizado operen casi en el anonimato; la última fue la de El Mamito, Jesús Enrique Rejón Aguilar, miembro fundador de Los Zetas, capturado hace unos días en Atizapán de Zaragoza.
Confirman también lo anterior los informes recientes de la Procuraduría General de la República (PGR) y de la Armada de México, que señalan la presencia de Héctor Beltrán Leyva, El H, jefe de la organización de los Beltrán, como un vecino más de la colonia Del Valle al menos desde 2009.
Unos días antes de conocerse públicamente estos datos, la empresa estadunidense Stratfor, dedicada a la asesoría e inteligencia en materia de seguridad, advertía que la capital del país está en vías de convertirse en el siguiente escenario de la guerra entre los cárteles de la droga.
HAY QUE VIGILAR LA CIUDAD: JOC
Para el ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) capitalina, Joel Ortega Cuevas, la actividad de los cárteles de la droga en la capital del país es un hecho inocultable, pero aún enmarcado en el narcomenudeo y la entrada de droga como zona de paso y no de operaciones de amplia escala. Sin embargo, reconoce que “no es excepcional” que algunos narcos lleguen a vivir en el DF, ya que la ciudad ofrece, por su tamaño, la posibilidad de que integrantes de la delincuencia organizada se mimeticen y sigan con sus actividades pasando desapercibidos; Ortega destaca que la presencia criminal ha sido más que evidente e incluso grave, y cita episodios en los que, cuando estaba al frente de la SSP capitalina, sus agentes lograron tres importantes aseguramientos de armas, que incluyeron fusiles Barret calibre 50 milímetros y lanzacohetes RPG antitanque. Esos arsenales, recuerda Ortega Cuevas, “se los aseguramos a gente que trabajaba para el cártel de los hermanos Beltrán Leyva. El armamento estaba de paso aquí e iba hacia Cuernavaca. Era para la gente de Arturo Beltrán”, explica.
Esos aseguramientos, efectuados en enero de 2008, derivaron en el atentado con explosivos que un mes más tarde buscó eliminar al comandante Julio César Sánchez Amaya (quien acudió a dos de los aseguramientos), y que le costó la vida precisamente a la persona que tenía la misión de colocar el artefacto en uno de los estacionamientos de la policía, en las inmediaciones del Metro Insurgentes. Ortega recuerda que los aseguramientos fueron reportados de inmediato a la PGR y que ésta se encargó de la investigación, pero que la actividad de sicarios y operadores de cárteles de la droga en el DF siguió sin cambios, incluso incrementándose en forma alarmante, ya que la gente de Arturo y Héctor Beltrán Leyva se instaló durante tres meses en dos casas de Coyoacán y San Ángel para preparar la ejecución del ex titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, José Luis Santiago Vasconcelos.
Vasconcelos falleció el cuatro de noviembre de ese año en un accidente aéreo, pero el arsenal siguió oculto en las dos casas hasta el 18 de ese mismo mes, cuando elementos de la Agencia Federal de Investigaciones las catearon y aseguraron 12 lanzagranadas, lanzacohetes, granadas de mano, fusiles de asalto y chalecos antibala que pertenecían a la empresa de transporte de valores Servicio Panamericano de Protección y que, de manera inexplicable, se hallaban en la casa de San Ángel. La PGR dio a conocer fotos del decomiso en las que se apreciaban sobre diversos artículos enormes letras bordadas en blanco: FEDA (Fuerzas Especiales de Arturo).
LA MESA PUESTA
Mientras las autoridades capitalinas insisten en que la Ciudad de México no es una plaza en la que los cárteles actúen como lo hacen en provincia, pues allá el fenómeno más notorio del narcotráfico es el narcomenudeo, sus contrapartes federales señalan que en la capital del país se registra actividad de al menos siete organizaciones criminales con presencia en el resto del país. A pesar de esto, en febrero de 2007 Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno capitalino, aseguraba que el DF no era zona de operaciones o de influencia de la delincuencia organizada, y mucho menos de asentamientos de cárteles de la droga. Semanas después de esa declaración, la PGR contestaba una solicitud de acceso a la información en la que revelaba que la Ciudad de México es “un área estratégica en infraestructura económica, de comunicaciones y particularmente para el lavado de dinero”.
En esta “área estratégica” operan “los cárteles de los Arellano Félix (Tijuana), de Amado Carrillo Fuentes (Juárez), de Osiel Cárdenas (Golfo) y de Joaquín El Chapo Guzmán (Sinaloa)”, indicaba la Procuraduría, con base en datos del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información (Cenapi). La PGR agregaba que el combate contra el narcotráfico seguía en marcha, y que en la capital del país se habían desmembrado redes de distribución de todo tipo de droga que fluyen en discotecas, restaurantes, bares, tianguis, escuelas, hoteles, sitios turísticos, áreas residenciales y populares.
Ya en 2007 las delegaciones más afectadas por delitos vinculados con el narcotráfico eran Álvaro Obregón, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Iztapalapa y Venustiano Carranza; demarcaciones que, destacaba la PGR, “se caracterizan principalmente por la venta y distribución de droga en pequeña escala”. Las colonias más activas para estos ilícitos son la Centro Morelos, Nonoalco Tlatelolco, Roma Sur, Ex Hipódromo de Peralvillo, Roma, Tránsito, Obrera, Santa María la Ribera, Unidad Habitacional La Tropa, Guerrero, Doctores, Peralvillo, Cuauhtémoc, Atlampa, Juárez, Artes Gráficas, Buenavista, San Rafael y Ampliación Asturias, añadía la Procuraduría. Los otros focos rojos, por su ubicación geográfica y por la penetración de cárteles procedentes del Estado de México, son Iztapalapa y Nezahualcóyotl.
SIMULACIONES
Especialistas en militarismo, seguridad nacional y seguridad pública como Javier Oliva Posada (catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México, profesor en el Colegio de Defensa Nacional y en el Centro de Estudios Superiores Navales) y Arturo Arango Durán (ex director de Análisis del Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad y consultor independiente sobre seguridad pública), consideran que el problema de la presencia de cárteles en la capital del país es real y grave. Aunque Oliva Posada pide no magnificar análisis como el presentado hace una semana por Stratfor, acepta que la ciudad tiene todas las características que le permiten a los cárteles ocultarse y operar con impunidad. Arango Durán va más allá, y asegura que el DF sí presenta cuadros semejantes a los niveles de violencia que se han visto en el norte de México. “Lo que pasa es que la ciudad es tan grande y complicada, que esos hechos pasan casi desapercibidos, se confunden con todo lo que ocurre; los árboles no nos dejan ver el bosque”, añade el especialista en seguridad pública. “El otro problema que nos impide ver la magnitud del fenómeno radica precisamente en que nos centramos en los hechos violentos, en las ejecuciones, en las decapitaciones, en los desmembramientos y los narcomensajes, cuando en realidad deberíamos enfocarnos en el punto medular: el lavado de dinero que se hace en el DF”, dice Arango Durán.
El investigador asegura que no es necesario guiarnos por la incidencia delictiva del narco en la Ciudad de México; basta con analizar por qué las autoridades no nos dicen nada sobre golpes duros y definitivos, sobre operaciones concretas para desarticular redes financieras de los cárteles en bancos, casas de cambio, casa de bolsa y otras empresas que se encuentran en la capital del país: “Es ahí en donde está la verdadera y más grave presencia del narco, no necesariamente en las ejecuciones o en actos de violencia como los que vemos a diario en el norte”, agrega Arango, quien añade que la presencia de los cárteles, de sus capos y sicarios, de sus operadores y “cerebros financieros” es una realidad en el DF.
Oliva Posada ve aquí un “mercado de consumo y lavado de dinero muy amplio”, toda vez que la zona metropolitana “ofrece un campo fértil para este tipo de actividades”. Añade que las mismas condiciones de vigilancia y la concentración de fuerzas federales (más de 70 mil soldados en la I Región Militar y Cuartel General de la Marina, 80 mil policías preventivos, auxiliares, bancarios y judiciales, guardias privados y sistemas de vigilancia) dificultan el accionar abierto de los cárteles, que si se han movido ha sido en la noche y sin grandes despliegues de seguridad.
Condiciones para que esta presencia se dé sí las hay, y existen bastantes pruebas de que esto sucede, dice. “Lo insólito e inaudito en este panorama es que siga sin haber una ley coherente y sólida contra el lavado de dinero, que no tengamos aún una Ley de Seguridad Nacional terminada y aprobada, y que la reforma en materia penal siga brillando por su ausencia; todo esto contribuye a hacer posible la presencia de estructuras y líderes de cárteles de la droga”, añade.
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