Colombia busca curar las heridas de una prolongada guerra
DARCY CROWEBOGOTÁ—El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha sorprendido a amigos y enemigos durante su primer año de gestión, distanciándose de su anterior jefe, el ex presidente Álvaro Uribe, y estableciendo una ambiciosa agenda que busca reparar los daños de una prolongada guerra civil.
Con un porcentaje de aprobación a su gestión por encima de 75% y una sólida mayoría en el Congreso, Santos se ha asegurado la aprobación de un paquete de leyes que marcan puntos de inflexión, incluyendo la devolución de alrededor de 6,5 millones de hectáreas que les fueron quitadas a los campesinos durante la guerra.
Juan Manuel Santos
En una entrevista realizada en inglés que abarcó muchos temas, dijo que la reforma, ligada a un plan para dar hasta cerca de US$20.000 en compensaciones a las víctimas de la guerra, es un desafío fundamental para su gobierno y un paso decisivo para lidiar con asuntos vinculados a la propiedad de la tierra, una causa profunda de la violencia colombiana.
Desmantelar los altos niveles de concentración de la propiedad de terrenos en pocas manos ha sido una de las demandas más persistentes de las guerrillas izquierdistas desde que se levantaron en armas durante los años 60. La tierra que fue robada por los grupos de paramilitares y los poderosos jefes regionales, que amenazaban y masacraban a comunidades rurales enteras para echarlas de sus parcelas durante las pasadas dos décadas, solamente empeoró las cosas.
"Hemos sido un país en conflicto por tantos años, tantas décadas, siglos incluso, que es tiempo de que curemos nuestras heridas", dijo Santos, el heredero de 59 años de una de las familias más influyentes de su país, que alguna vez tuvo el poder de crear y hacer caer presidentes a través de su control de El Tiempo, el principal diario del país. La familia ya no es propietaria del diario.
El énfasis en sanar las heridas ha sido sorpresivo para muchos, viniendo de Santos, que fue ministro de Defensa durante el gobierno de Uribe. El ex presidente durante dos períodos transformó el país mediante una ofensiva total contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), una guerrilla izquierdista con décadas de antigüedad que se volcó al narcotráfico y que ha sido empujada a lo más profundo de la selva.
Pero Santos dice que su énfasis en curar Colombia supone construir sobre los logros en materia de seguridad de Uribe. "Una vez que usted recupera el control del territorio, necesita eliminar los factores objetivos de violencia y este es uno de ellos", dijo el presidente, un ex periodista que estudió en la Universidad de Kansas y en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard.
El presidente también ha mantenido la presión sobre las FARC. En septiembre, las fuerzas militares mataron a Víctor Suárez, también conocido como "Mono Jojoy", el segundo comandante en importancia de las FARC. Desde entonces, sin embargo, no ha habido otros golpes de alto perfil. Encuestas recientes también sugieren que los colombianos sienten que la situación de seguridad de su país está empeorando, lo que da argumentos a los leales a Uribe que dicen que Santos está bajando la guardia.
"En algunas áreas es verdad" que la violencia se ha incrementado, admite Santos. El presidente, sin embargo, mantiene que los renovados ataques por parte de las FARC son el resultado de que las guerrillas están siendo expulsadas de sus refugios tradicionales.
Santos ha cambiado el tenor de la política exterior de su país además del tono de la interna. Se movió rápidamente para restablecer las relaciones con Ecuador y Venezuela, países con los que Uribe había tenido un trato complicado.
Recientemente llamó al ahora enfermo presidente venezolano, Hugo Chávez, "su nuevo mejor amigo". Santos logró que Venezuela devolviera por lo menos US$600 millones que el país debía a empresarios colombianos. También logró que se detuviera y se extraditara a algunos miembros de las guerrillas comunistas que usan a Venezuela como refugio.
Santos, además, restableció las relaciones con Ecuador, que las había roto luego de que militares colombianos atacaran un campamento rebelde en territorio ecuatoriano y mataran a uno de los principales comandantes de las FARC.
El cambio es parte de una estrategia más amplia para diversificar a Colombia de su dependencia de EE.UU. Santos ha estado cortejando a inversionistas chinos más activamente que su predecesor y explora la posibilidad de un ferrocarril chino-colombiano que conecte la costa pacífica del país con el Caribe como una alternativa al Canal de Panamá.
Durante el gobierno de Uribe, Bogotá era considerado en general como el aliado más confiable de EE.UU en la región. Pero esos lazos se han visto dañados debido a la incapacidad de la Casa Blanca para aprobar un acuerdo de libre comercio con Colombia. Aunque Santos señaló que confiaba en que el tratado sea aprobado pronto, advirtió que si no ocurre este año "sería un retroceso importante" porque el entusiasmo por el acuerdo en EE.UU. podría disminuir.
"Sería una situación en la que perderíamos los dos", dijo.
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