domingo, julio 10, 2011

Lo que va para uno va para el otro

Cáncer de Hugo Chávez y Peña Esclusa en contraste
Lo que va para uno va para el otro

El menosprecio hacia Peña Esclusa requerido con urgencia de quimioterapia en contraste con la esmerada atención médica dispensada a Hugo Chávez

Indira de Peña Esclusa apela al ruego por salud de su esposo y Chávez recibe atención de Fidel Castro

Por Martha Colmenares

Víctima especial de la tiranía que vive hoy Venezuela

La labor de Alejandro Peña Esclusa como actor fundamental del acontecer político venezolano desde hace años, se ha destacado por enfrentar con firmeza al régimen de Hugo Chávez. Lo cual en términos de alcances es cien veces más efectivo que colocar bombas, con lo que ahora pretenden involucrarlo, cuando es ampliamente reconocida su actuación en contra del terrorismo. Un burdo montaje de incongruencias e infamia conforma la acusación.

Lo que sucede es que estamos en presencia de un régimen que se vale de la utilización de su capacidad de comunicación para confundir, con el objeto de difamar, injuriar y destruir la reputación de los adversarios. Si un perjuicio le caracteriza es precisamente que mientras mayor sea la honorabilidad de la persona, más se afinca en destruirla.

Por eso es preciso dejar constancia y continuar bajo la exigencia de la justicia, a los encargados de impartirla. Un compromiso que tenemos los ciudadanos venezolanos de buena voluntad que somos bastantes con Alejandro Peña Esclusa, preciso el desmontaje de la mentira, asunto de imponer las evidencias y pruebas amplias y suficientes que nos confirman su condición de víctima especial de la tiranía que vive hoy Venezuela.

Cáncer de Chávez y Peña Esclusa en contraste

Ahora, Alejandro Peña Esclusa padece cáncer de próstata detectado los días previos a su encarcelamiento el 12 de julio de 2010. En relación al sentido humanitario que sería pertinente en su caso por ser requerido con urgencia de un seguimiento médico para evitar la recaída, por el contrario, lo que se evidencia es un manifiesto menosprecio a su condición clínica tan delicada, que se hace notoria cuando luce por contraste la esmerada atención médica dispensada a Hugo Chávez por el tumor cancerígeno que dice tener.

Habría que comenzar por decir que no hemos estado precisamente ante un estado civilizado respetuoso de la evaluación oportuna, no, sino impositor del retardo inusitado a pesar del riesgo de la propia vida, lo cual es característica en los traslados de Peña Esclusa al centro oncológico para los exámenes pertinentes, que se vale del ruego como le ha tocado a su esposa Indira.

Una generalidad oportuno mencionarlo, enfrentada por otros presos políticos con problemas de salud severos, caso de Lázaro Forero, por ejemplo.

La otra parte en función de la gravedad de su estado actual que se ha podido determinar, no es la cárcel, la mazmorra donde se encuentra Peña Esclusa, el ambiente apropiado para lograr una plena recuperación.

Estamos hablando de un lugar inhóspito sin posibilidades de propiciarle los tratamientos y cuidados intensivos, carente de profesionales de la medicina, de equipos especializados, sin posibilidades del acceso permanente de un familiar para el cuidado requerido. Sin ni siquiera poder tomar el sol, a luz artificial las 24 horas.

Mientras, el jefe comandante que se permite hasta mandar a Venezuela desde otro país, de Cuba, como nos mostraron, se encuentra a pesar del mal momento en situación de plenitud por el alcance que le es posible de cuanto recurso requiera, acompañado por Fidel Castro, ahora su guía médico, de su tren ministerial, del calor familiar, de personal especializado a fin de lograr su plena recuperación. Y lo que incumbe, lo que toca para Peña Esclusa, sería revertir esta situación, justo que pueda en el hogar recibir los cuidados recetados.

Entonces, tratándose de la salud, tratándose de salvar la vida, asunto de derechos constitucionales propios, inalienables y universales para todos los ciudadanos sin distingos, lo que va para uno va para el otro. Sería la reflexión.

Justicia para Alejandro, ¡Ya!

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