viernes, agosto 12, 2011

Bancos más "fuertes", economías más débiles

Bancos más "fuertes", economías más débiles

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por Steve H. Hanke

Steve H. Hanke es profesor de economía aplicada en la Universidad Johns Hopkins y Senior Fellow del Cato Institute.

El torpe establecimiento de oráculos, particularmente cuando se trata de hacer guerra, es común y está bien documentado. El profesor Bruce Kukclick, en su libro Intellectuals and War from Kennan to Kissinger (Oráculos ciegos: Los intelectuales y la guerra desde Kennan hasta Kissinger), ofrece argumentos persuasivos y una montaña de evidencia para apoyar esta tesis en las esferas de la política exterior y de la guerra. Sin embargo, este preocupante patrón no se limita a estas esferas. El libro del doctor Thomas Sowell, The Vision of the Anointed (La visión del ungido), nos revela que a menudo los oráculos económicos siguen el mismo patrón de quienes habitan las oficinas del Departamento de Estado y el de Defensa.

Los funcionarios de la Tesorería y de la Reserva Federal de EE.UU., así como sus asesores y el equipo de periodistas, frecuentemente operan como si estuvieran ciegos frente a las potenciales consecuencias de sus prescripciones de políticas. Y porque el pensamiento de grupo reina en los círculos del establishment, los errores pueden continuar sin rectificación durante largos periodos de tiempo y ser catastróficos.

Actualmente estamos presenciando uno de estos errores. Desde el Pánico de 2008-09, si no desde antes, los organismos de regulación económica y financiera han estado presionando a los bancos para que recauden nuevos capitales y fortalezcan su hojas de balance. Y si los bancos no recaudan más capital, se les pide disminuir la cantidad de activos de riesgo (préstamos) en sus balances. Por otra parte, se nos dice que, para evitar futuras crisis, los bancos deben ser más fuertes. De una forma u otra, el porcentaje de capital como parte de los activos de los bancos (el coeficiente capital/activos) debe incrementar —entre más alto, mejor.

Prácticamente todos los personajes del establishment económico y financiero se han subido a este tren. El Presidente de la Fed, Ben Bernanke, y el Secretario de la Tesorería, Timothy Geithner, han sido importantes defensores de las pruebas de estrés para los bancos y de los mayores coeficientes de capital en relación a activos. El Gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, ha encabezado esto en Inglaterra. En el viejo continente, el Ministro de Finanzas de Italia, Giulio Tremonti y el Gobernador del Banco de Italia (Presidente encargado del Banco Central Europeo), Mario Draghi, han presionado frenéticamente a los bancos italianos para que recauden más capital y la mayoría —con la excepción de UniCredit, el mayor banco de Italia— han cumplido.

No es sorprendente que el Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en ingles) —el "banco" de los bancos centrales— localizado en Basilea, Suiza, ha emitido las nuevas normas de capital con el nombre de Basilea III. Estas normas incrementarán los requerimientos de capital de los bancos de 4% a 7% de sus activos con riesgo ponderado. Y si eso no fuera suficiente, el Comité de Basilea acordó agregar a finales de junio un recargo del 2,5 por ciento encima del 7% para los bancos que se consideran demasiado grandes para quebrar. Para algunos, incluso estos obstáculos no son lo suficientemente altos. El Banco Nacional de Suiza quiere imponer un altísimo requisito del 19% a los dos bancos más grandes de Suiza, UBS y Credit Suisse. En junio, la cámara alta del parlamento suizo aprobó esa tasa. En EE.UU., los funcionarios de la Fed y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) también promueven recargos de capital para los bancos “grandes”.

Los oráculos han exigido coeficientes de capital/activos más altos para los bancos. Y eso es exactamente lo que han recibido. Basta con mirar lo que ha sucedido en la eurozona (véase el gráfico adjunto). Desde el inicio del Pánico de 2008-09, los bancos de la eurozona, bajo la presión política y anticipándose a Basilea III, han incrementado dramáticamente sus coeficientes de capital/activos. De hecho, el actual coeficiente más alto de capital/activos implica que los bancos de la eurozona hoy tienen cerca de 400 mil millones de euros más en capital de lo que hubieran tenido si el coeficiente capital/activos se hubiese quedado donde estaba en agosto de 2008. Estos 400 mil millones de euros representan alrededor de 4,5% del total de la masa monetaria M3 de toda la eurozona en agosto de 2008.

Los oráculos han estallado en aplausos con el aumento de los coeficientes capital/activos. Ellos afirman que el tener más capital ha hecho que los bancos sean más fuertes y seguros. Aunque a primera vista esto parecería una conclusión razonable, aquí no termina la historia.

Para un banco, sus activos (dinero en efectivo, préstamos y valores) deben ser iguales a su pasivo (capital, bonos y obligaciones que el banco tiene con sus accionistas y clientes). En la mayoría de los países, la mayor parte de los pasivos de un banco (aproximadamente el 90%) son los depósitos. Dado que los depósitos pueden ser usados para hacer pagos, los depósitos son "dinero". En consecuencia, la mayoría del pasivo de los bancos se constituye de dinero.

Para aumentar sus coeficientes de capital/activos, los bancos pueden aumentar el capital o reducir los activos. Si los bancos reducen sus activos, sus obligaciones por depósitos bajarán. En consecuencia, los saldos de dinero serán destruidos. Así que paradójicamente, en nombre de hacer que los bancos sean más seguros, el tratar de reducir el apalancamiento de los bancos y el tamaño de sus hojas de balance, destruye los saldos de dinero. Esto, a su vez, afecta la liquidez de las empresas y los precios de los activos. También reduce el gasto comparado a lo que habría sido sin mayores coeficientes de capital/activos.

La otra manera de aumentar la proporción de capital en los activos de un banco es a través de la obtención de capital nuevo. Esto también destruye dinero. Cuando un inversionista compra acciones de un banco en una nueva emisión, el inversionista intercambia fondos de un depósito bancario por nuevas acciones. Esto reduce el pasivo por concepto de depósitos en el sistema bancario y acaba con el dinero.

Al tratar de presionar a los bancos a que incrementen sus coeficientes de capital/activos para hacer a los bancos supuestamente más fuertes, los oráculos han hecho a sus economías (y tal vez a sus propios bancos) más débiles.

El profesor Tim Congdon muestra de forma convincente en su libro Central Banking in a Free Society (La banca central en una sociedad libre) que el incremento descontrolado de los coeficientes de capital/activos de los bancos disminuye el crecimiento de las medidas amplias de la oferta monetaria. Además, dado que el dinero domina, el crecimiento económico se verá afectado negativamente si los bancos se ven obligados a aumentar sus coeficientes de capital/activos.

La manía de aumentar el capital en la eurozona y sus consecuencias son claras. La tasa de crecimiento de la medición amplia del dinero (M3) ha disminuido en la región desde el inicio del Pánico de 2008 -09 y actualmente se encuentra apenas por encima de cero. El caso de Grecia es impactante, con una contracción del M3 a un ritmo anual del 10%. Italia recientemente sacudió los mercados. Aunque no está al borde de un espiral de muerte, como Grecia, ha entrado en la zona de peligro, con tasas crecimiento de M3 en territorio negativo. Mientras que la fuga de capitales (retiro de depósitos) está en pleno apogeo en Grecia, a medida que el final se aproxima, esto todavía no se ve en Italia (véase gráfico adjunto). Debemos mantener la mirada sobre los depósitos italianos.

La aceptación religiosa de los mayores coeficientes de capital/activos para los bancos por parte de los oráculos, en medio de la recesión más severa desde la Gran Depresión, ha sido un gran error. A pesar de que tal vez hizo a los bancos temporalmente "más fuertes", ha contribuido en gran medida al deterioro de los indicadores de la oferta monetaria y a un crecimiento económico anémico. Las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la eurozona, Grecia e Italia para el 2012 parecen ser demasiado optimistas (véase el cuadro adjunto). Hasta que los oráculos entren en razón y dejen de requerir cada vez mayores coeficientes de capital/activos, podremos esperar todavía escaso crecimiento (o contracción) de la oferta de dinero, economías débiles, crecientes problemas de deuda, continua volatilidad en los mercados y un deterioro en los niveles de confianza.

¿Qué pasará después de la reducción en la calificación de S&P's?

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por Jagadeesh Gokhale

Jagadeesh Gokhale es Académico Titular del Cato Institute..

En vista del descenso en la calificación de la deuda de EE.UU. por parte de Standard & Poor’s, ¿qué pasará ahora?

Bueno la verdadera respuesta es: no mucho.

Aunque el descenso en la calificación de la agencia está siendo reportado por la prensa como algo apocalíptico –y tuvo un efecto correspondiente en los mercados durante la mañana del lunes— el hecho es que la calificación de S&P’s debería ser tratada como un solo dato dentro de un mar de información acerca del sector financiero y la economía en general.

S&P’s es solamente una de las tres agencias calificadoras más importantes que son ampliamente usadas por inversionistas individuales e institucionales para asignar sus portafolios. A pesar del descenso en la calificación de S&P’s, las otras dos agencias importantes —Moody’s y Fitch— afirmaron su calificación de triple AAA para los bonos de la tesorería de EE.UU.

La misma interpretación de S&P’s de las calificaciones es que estas son “una de varias herramientas que los inversionistas pueden utilizar al momento de tomar decisiones acerca de comprar bonos y otros activos de ingreso fijo”. De hecho, el lenguaje de S&P’s aquí sugiere que hay un estándar doble: emite las calificaciones, pero luego las describe como algo no muy útil —sugiriendo un deseo por parte de S&P’s de evadir responsabilidad cuando sus calificaciones resultan ser engañosas, tal como sucedió con los títulos respaldados con préstamos hipotecarios durante la reciente recesión.

Las calificaciones de S&P’s miden “el riesgo relativo”, informándole a los inversionistas si un activo financiero tiene mayor (o menor) probabilidad de llegar a un default en relación a otro activo. Por lo tanto, con la reciente rebaja en la calificación, los bonos de la Tesorería de EE.UU. ahora son más riesgosos que la deuda soberana de otros países: Australia, Suecia, Canadá y otros seis. Sin embargo, ninguno de estos países es lo suficientemente grande, con mercados de capitales suficientemente profundos o líquidos, para reemplazar a los bonos de la Tesorería como el destino predilecto de los inversionistas que desean proteger su capital de riesgos.

Además, porque los ingresos federales acumulados son considerablemente mayores que los costos del servicio de la deuda, la probabilidad que se declare un default sobre la deuda pública de EE.UU. sigue siendo remota. La única manera alternativa de declarar un default sobre los bonos de la Tesorería es mediante una inflación más alta —para erosionar el valor real de la deuda federal, gran parte del cual está indicado en términos nominales (en lugar de estar ajustado para la inflación). El potencial de una inflación creciente a largo plazo sigue siendo alto ya que los bancos, los intermediarios no financieros y las empresas regulares del sector privado están sentados sobre grandes montones de reservas líquidas. Sin embargo la probabilidad de un espiral inflacionario en una economía desacelerada con una tasa alta de desempleo parece ser muy baja. De manera que un abandono masivo de los bonos de la Tesorería parece ser poco probable.

S&P’s dice que sus calificaciones no constituyen un consejo acerca de cómo invertir —para comprar, vender o mantener ciertos instrumentos financieros. Simplemente constituyen uno de muchos factores —tales como los modelos de negocios de las empresas, su potencial de ingresos, los costos de sus insumos, la proyección del sector, las tecnologías en desarrollo, entre otros— que deberían ser considerados al momento de seleccionar las inversiones financieras. De hecho, este punto de vista fue enfatizado firmemente por S&P’s y otras agencias calificadoras después del colapso del sector financiero debido a su exposición a los títulos respaldados con hipotecas de alto riesgo. Esos préstamos fueron financieramente diseñados para construir activos financieros derivados —los títulos respaldados con préstamos hipotecarios, las obligaciones de deuda colateralizada— que tenían una calificación de AAA, pero que luego fracasaron de manera impresionante y todavía infectan de manera tóxica los portafolios de muchas instituciones financieras.

Ese episodio ha provocado una considerable duda acerca de la capacidad y confiabilidad de los métodos de evaluación de riesgo que utilizan las agencias calificadoras. De acuerdo al propio reconocimiento de S&P’s, establecer calificaciones no es una ciencia. Bueno, entonces debe ser un arte para el cual las agencias han demostrado ser particularmente ineptas. El error de $2 billones en las proyecciones de la deuda federal estadounidense —un error que S&P’s admitió— es una evidencia clara de que estas agencias no merecen ser alabadas en un pedestal.
Finalmente, el descenso en la calificación no provee información nueva acerca de la condición fiscal del gobierno federal de EE.UU. Nuestra población en pleno envejecimiento —su longevidad en aumento y la jubilación de 76 millones de “baby boomers”— aumentará el gasto público en ayudas sociales a menos que esos programas sean reformados para reducir costos. La falta de voluntad de los políticos para reformar estos programas es bien conocida. Y acaba de manifestarse nuevamente, ya que el congreso y el presidente Obama llegaron a un pequeño compromiso sobre el presupuesto que probablemente dejará las finanzas del gobierno en un hoyo más profundo a fines de esta década. Los inversionistas y otros lo sabían tan pronto se anunció el acuerdo acerca del presupuesto, tal como lo indicaron casi todos los analistas de mercados en su comentario negativo sobre la efectividad del acuerdo. El reciente declive en el mercado debe ser interpretado como una respuesta clara a ese decepcionante resultado.

La rebaja en la calificación de S&P’s simplemente certifica la proyección negativa de las finanzas del gobierno federal que los mercados ya habían expresado. Este descenso en la calificación, por si solo, es poco probable que haga mucha diferencia adicional en los resultados del mercado a corto plazo; los mercados ya habían decidido claramente y por sí solos no depender mucho de la calificación de S&P’s para los bonos de la Tesorería de EE.UU.

El PIB griego se contrae un 6,9%

El PIB griego se contrae un 6,9% en el segundo trimestre del año

El Producto Interior Bruto (PIB) de Grecia se contrajo en el segundo trimestre del año un 6,9% con respecto al mismo período del año anterior, aunque a partir de datos no adaptados a efectos de temporada y no revisados, informó hoy en Atenas la Autoridad de Estadística del país helénico.

En el primer trimestre del año los datos iniciales daban una contracción del 8,1%, pero tras adaptarlos a efectos de temporada, se registró un leve crecimiento del 0,2% con respecto al trimestre anterior.

La contracción del período entre abril y junio se debe a la reducción de la demanda interior, aunque la caída fue limitada gracias a la mejora del balance comercial.

En números absolutos, la contracción fue de unos 3.050 millones de euros anuales, ya que el PIB en el segundo trimestre fue de 40.900 millones de euros, frente a los 43.960 millones del mismo período de 2010.

Grecia depende de la ayuda exterior de la Unión Europea, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Central Europeo para poder cumplir sus obligaciones financieras.

Wall Street minimiza sus pérdidas

Wall Street minimiza sus pérdidas y se deja un 1% en una semana convulsa

Wall Street sacó partido al buen dato de ventas minoristas y sumó algo más de un 1% en la jornada. La principal bolsa del mundo logró despedir con pérdidas del 1% una de las semanas más convulsas que se recuerdan en el merado desde finales de 2008.

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Al cierre de la sesión el Dow Jones de industriales se anotó un 1,13%, hasta 11.269 puntos, mientras que el selectivo Standard & Poor´s avanzó un 0,5%, hasta 1.178 puntos. El índice tecnológico Nasdaq Composite repuntó un 0,6%, hasta 2.507 puntos.

La principal bolsa del mundo logró encadenar su segunda jornada consecutiva de avances, todo un logro teniendo en cuenta la locura que se desató en el mercado durante los cinco últimos días. Desde finales de 2008 el parqué no vivía días de tanta convulsión. La posibilidad de que EEUU vuelva a entrar en recesión y los inquietantes problemas de deuda de la zona euro provocaron el pánico entre los inversores, desatando una oleada de ventas tanto en Europa como en EEUU.

Durante la semana los principales índices de Wall Street acumularon caídas de entre el 1% y el 2%. El recorte fue menor de lo que se temía a principios de semana gracias al tono alcista mostrado durante las sesiones del jueves y el virnes. El color verde iluminó desde primera hora las pantallas del parqué y eso que las referencias macroeconómicas publicadas hoy depararon alguna que otra sorpresa negativa. El dato preliminar de confianza de los consumidores que elabora la Universidad de Michigan empeoró con creces las expectativas de los analistas. En agosto éste índice cayó hasta una lectura de 54,9 puntos, su nivel más bajo desde mayo de 1980. Los analistas habían pronosticado un descenso hasta 63 puntos, desde los 63,7 puntos de julio.

A pesar del varapalo que supuso la publicación de este dato, los inversores optaron por dar mayor relevancia a la otra referencia macro del día; las ventas minoristas. En julio repuntaron un 0,5%. El dato general está por debajo de las expectativas de los expertos, que esperaban un incremento del 0,7%. Sin embargo, el que excluye las ventas de automóviles superó las previsiones (+0,3%). Además, las ventas de mayo y junio fueron revisadas al alza.

En el mercado de materias primas, el oro, gran beneficiado de la crisis de deuda y de la inestabilidad que sufren los mercados desde hace ya varias semanas, dio hoy un pequeño paso atrás y cayó hasta los 1.742 dólares la onza. En cuanto al precio del crudo, el barril de West Texas Intermediate (WTI), de referencia en EEUU, se revalorizó medio punto porcentual, hasta 85,4 dólares. El euro se mantuvo estable en 1,42 dólares.

La bolsa estadounidense desafió hoy también a las agoreras declaraciones del gurú Nouriel Roubini, quien aseguró que las probabilidades de que se produzca una recesión global son superiores al 50%. En cambio, las palabras pronunciadas ayer por el presidente estadounidense, Barack Obama, prometiendo aplicar nuevas ideas para crear empleo y criticando las "peleas" entre republicanos y demócratas, inyectan algo de ánimo entre los inversores.

Wall Street cierra con un avance del 1,13% en el Dow Jones de Industriales

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Wall Street cerró hoy en terreno positivo y el Dow Jones de Industriales, su principal indicador, acabó con un ascenso del 1,13 %, con lo que encadenó dos jornadas consecutivas de avances por primera vez en más de un mes.

Según datos provisionales al cierre, ese índice, que agrupa a las 30 mayores empresas cotizadas de EEUU, sumó 125,71 puntos para cerrar en 11.269,02 unidades, al tiempo que el selectivo S&P 500 ganó el 0,53% y el índice compuesto del mercado Nasdaq lo hizo el 0,61%.

El despertar de Obama

El despertar de Obama – por Marcos Aguinis

Parpadeo sobre el hueco de su almohada con extremos bordados. Jamás olvida que fue un éxito sin precedente ganar la presidencia de los Estados Unidos: un miembro de la comunidad afroamericana, tras siglos de discriminación y el intenso odio que aún anida en grupos racistas, consiguió perforar el arcaico muro de obstáculos. Su elección fue una prueba adicional sobre la solidez institucional y democrática que caracteriza a su país, donde se pueden asesinar presidentes, pero nunca ha sido posible un golpe de Estado. El brillo de su triunfo mareó al jurado del Premio Nobel de la Paz, que decidió ungirlo antes de conocerse los frutos de una tarea ardua en lo interior y exterior.

Pocos dudan de que lo animan buenas intenciones. Y que tal vez sus deseos lo hagan soñar demasiado. Por eso alterna las pesadillas con anécdotas placenteras. A veces se despereza con la extraña sensación de que ya resolvió los conflictos más engorrosos. Incluso cuando se lava los dientes sigue la alternancia entre lo conseguido y las batallas que vendrán . Se enjuaga con el placer de que los intríngulis económicos se están limpiando, como su boca. Pero más lento que su boca, claro. Quiere suponer que la deuda ya no es tan grave como manifiestan los agoreros. Que no habrá default y no urge dar un golpe copernicano, porque haría descender más aún su popularidad. Tampoco su país va a perder el liderazgo del mundo, ganado con tanto esfuerzo. Los países que le siguen no han cimentado durante siglos las instituciones, la democracia ni las exigencias morales que prevalecen en el suyo. La economía suele depender de la buena política. Los Padres Fundadores han tenido una admirable visión en este punto.

Termina de afeitarse e ingresa en la ducha. Mientras las agujas de agua le golpean cariñosas el cuero cabelludo y luego se deslizan por el resto de su cuerpo, el tema de los “espaldas mojadas” regresa a su mente. Cruzan a diario la frontera con México, aumentan el agobio de la desocupación y exacerban la xenofobia. Se frota con champú y supone que esa maldición pronto acabará, porque en México y otros países de América latina -los que no se han sometido a la regresión cubano-chavista- mejora espectacularmente la economía.

Mientras se seca con un toallón mullido y perfumado, rememora la complicada visita del premier israelí, que tuvo la osadía de criticarle en la cara los puntos de vista erróneos que se habían estructurado en el mundo sobre el largo conflicto con los países árabes. Netanyahu le dio una cachetada adicional cuando obtuvo el aplauso entusiasta, de pie, en el Congreso, donde tanto republicanos como demócratas se entusiasmaron con sus claros puntos de vista. Lo cierto es que ninguno de sus antecesores en la presidencia -piensa Obama -, aunque estrechaban las manos de adversarios curtidos de reunirse en Washington y en Camp David, pudo acabar con el anhelo estratégico árabe de borrar por completo a Israel del mapa ni convencer a Israel de que se deje destruir sin resistencia.

Se envuelve con su albornoz blanco, prolijamente colgado en una percha de bronce, y se dirige al dormitorio, donde lo aguarda la ropa que, según su agenda, deberá vestir durante la mañana. Respira hondo y murmura: “Ya terminamos con Ben Laden y otras cabezas del terrorismo”. Es hora de retirarnos -siguen discutiendo sus agitadas neuronas-, y ahorrar el dinero que nos cuesta defender la libertad y la democracia en otras partes del mundo que ni siquiera revelan aprecio por la libertad ni la democracia. Que tienen una cultura tan diferente, aunque su padre (negro y musulmán) perteneció a ella. “Debo concentrarme en mi país -insiste la más vigorosa porción de su cerebro- y favorecer a nuestros amigos.” Pero se queda inmóvil: “¿Quiénes son de verdad nuestros amigos?”.

Suspira al abrocharse la camisa. Creíamos en Khadafy, en Mubarak, en la mayoría de los sunnitas. Pero ahora el universo árabe entró en estatus epiléptico. Ni ellos mismos saben adónde ir. Debo evitar que nos culpen de nuevo por su desgracia, amasada por centurias de autoritarismo, teocracia, sometimiento y pereza. Pronto dirán que somos los responsables de los mini o macrogenocidios que efectúan sus hasta hace poco idolatrados líderes. Y los oprimidos responderán con más asesinatos. No tienen suficientes cristianos y judíos para descargar su odio degollándolos, y entonces se degüellan entre ellos, vuelan mercados, liquidan familias enteras y expiran felices con la promesa de que sus crímenes serán retribuidos con gloria en el otro mundo. Ni siquiera su nombre “Hussein”, que Obama pronunció con orgullo en El Cairo para ganar simpatías, alcanzó. Las mayorías árabes no lo miran como un guía sensato y confiable.

Vuelve a suspirar y se calza el pantalón. “¿Debo seguir metido en Libia, donde la guerra se hace interminable? -contrae los dientes-. ¿Debo continuar en Afganistán , cuya situación es peor que durante la invasión soviética? Mis aliados de Europa se están corriendo sin demasiado pudor. No debería involucrarme demasiado en Siria, ni siquiera para defender los derechos humanos que ahora son violados de forma grosera: países que en apariencia se desviven por los derechos humanos, como la Argentina, apoyan al dictador asesino. ¿Qué hacer entonces? A fin de cuentas, nadie se escandalizó cuando Al Asad padre, en 1982, liquidó a veinte mil ciudadanos en Hama, ni tampoco se escandalizó cuando el rey Hussein de Jordania mató a casi veinte mil palestinos en el Septiembre Negro, muchos más palestinos que todos los caídos en las seis décadas de obsesiva guerra contra Israel.”

Mientras se ajusta el nudo de la corbata frente el espejo y le imprime una arruga al medio, toma algunas decisiones. Entre ellas, que no se dedicará al Hezbollah, organización terrorista alimentada por Irán y que domina a la hermosa y ex pacifista república del Líbano. Tampoco debería ocuparse del enloquecido Hamas, que se apropió de la Franja de Gaza para convertirla en un incesante disparador de misiles contra todas la poblaciones cercanas de Israel. ¿Por qué un presidente de los Estados Unidos debería aumentar su presión contra esos asesinos si son mimados por la izquierda internacional unida a dictadores y teocracias? La alianza entre la izquierda y las teocracias recuerda el pacto de Stalin con Hitler. ¿Hubo suficiente escándalo por ese pacto? No. Lo rompió Hitler al no poder frenar su voracidad expansiva. No lo rompió la ideología ni la moral. Tampoco la moral es unánime contra el terrorismo.

Recuerda entonces que en el mundo árabe se mantiene incólume la Hermandad Musulmana, movimiento fanático que el presidente Abdel Gamal Nasser quiso exterminar, pero lo sobrevivió y después perforó a balazos el cuerpo del presidente Anwar El Sadat por haber hecho las paces con Israel. Mejor no meterse. ¡Por Dios, qué horrible! Tampoco debería entrar en Yemen. Se decapitan unos a otros y no se sabe quién ganará. Seguro que cualquiera que sea levantará la bandera antinorteamericana.

¿Y qué decir de los vecinos continentales, además de los “espaldas mojadas”? Obama se pone la chaqueta y rememora el mapa de este continente fabuloso. Ve las tormentas de la droga que azotan sin clemencia. Ve los restos de una guerrilla corrupta y salvaje. Recuerda los rostros de algunos jefes de las nuevas mafias que sus colaboradores le han mostrado en el Salón Oval, como para decirle “Señor presidente, éstos son, los tenemos en la mira”. Pero Obama no respondió; ¿para qué? Tenerlos en la mira no significa tenerlos en la cárcel.

Castro no se muere y tiene mejor organizada la sucesión que Chávez. Chávez es tan soberbio y omnipotente que nunca imaginó la eficacia del cáncer. Ha vivido y exportado su “fascismo del siglo XXI” con el dinero norteamericano que le llega por la venta de petróleo. ¿Qué han hecho las administraciones precedentes, y la suya propia, para liberarse de ese petróleo? Nada. Es una vergüenza. Chávez ha degradado a Venezuela y, al mismo tiempo, consiguió encandilar a millones de latinoamericanos frágiles de memoria y de lógica. Para colmo, se ha convertido en la base del extremismo islámico que exporta Irán, donde se mezcla el deseo de dominar con el de matar. ¿Cómo hacer triunfar lo contrario? ¿Cómo hacer para que Brasil, Chile y Colombia se conviertan en los nuevos paradigmas, porque asocian progreso genuino con democracia firme?

Camina hacia sus hijas, que aún no despertaron. Las besa en la frente y marcha hacia la Oficina Oval, donde lo esperan un informe político y otro económico. Son las siete de la mañana. Desde que empezó a cepillarse los dientes hasta ese momento sólo ha pasado media hora. Ya se siente cansado y beberá con fruición el primer café.

Colombia: Un año de infamias

Colombia: Un año de infamias – por Jaime Ruiz

Ya se fue el primer año de gobierno de Santos, y al hacer un balance nos invade una sensación de rabia e impotencia. Mucha gente no siente nada parecido ni percibe una situación de extremo peligro. En ese vasto grupo se incluyen los partidarios de las FARC o del chavismo, pero también la gente que se figura que la política no la afecta o que la guerra ocurre en selvas remotas. ¿No era ésa la certeza de los miles que han sido secuestrados por las bandas terroristas antes de su ingrata experiencia?

Vamos a hacer un ligero recuento de lo que ha ocurrido en este año.

Cesaron los odios
La primera sorpresa del año fue el discurso de posesión de Santos, en el que retomó la vieja retórica falaz de la “reconciliación” (como si la agresión terrorista fuera una querella entre grupos igualmente legítimos), de los “odios” (como si a los aventureros totalitarios los moviera el odio y no el afán de poder gracias al asesinato en masa y el terror, como si Gilberto Vieira, Manuel Cepeda o Enrique Santos Calderón odiaran a sus víctimas) y de la “paz” (que no se concibe como la ausencia de guerra sino como apaciguamiento y en últimas como reconocimiento y premio al agresor).

Encuentro con Chávez
Apenas posesionado, Santos se reunió con Chávez, a quien el gobierno de Uribe acababa de denunciar ante la CPI como patrocinador del terrorismo. Del acuerdo salió una extraña complicidad que todavía perdura y que comporta el silencio colombiano ante las innumerables muestras de apoyo del gorila rojo a las bandas terroristas colombianas. Eso ha llegado al extremo de desautorizar al almirante Cely por decir que sigue habiendo guerrillas colombianas en el país vecino: la complicidad con Chávez por fuerza es complicidad con las FARC y el ELN, que atacan desde Venezuela y asolan la región fronteriza con cientos de secuestros y extorsiones. En una ocasión posterior Santos se refirió al sátrapa como “mi nuevo mejor amigo”, actitud que es la predominante de su gobierno y que hace pensar que sencillamente el triunfo uribista en las urnas sirvió para entronizar a un émulo de Manuel Zelaya que conduce a Colombia hacia el Alba y la sumisión a la dictadura cubana.

La extrema derecha
La bomba que pusieron las FARC contra la sede de Caracol Radio fue enseguida presentada como una acción de la “extrema derecha” tanto por políticos próximos al gobierno, como el inefable Armando Benedetti, cuanto por la prensa bogotana, dedicada desde la posesión a la propaganda del gobierno y la calumnia del uribismo. Así Semana:

“Analistas” son siempre los propagandistas del terrorismo y los socios de las FARC en esta revista dirigida por el sobrino de Santos, hijo y heredero del creador de Alternativa y principal promotor del Caguán.

Fue el primer anuncio de la “mano negra”, un invento de los socios de las FARC para sacar partido de las bombas, que probablemente fueron encargadas por ellos mismos o por quienes los contratan como “analistas”.

Componendas
La composición del gobierno de Santos llamó la atención por el predominio de los que perdieron las elecciones. Germán Vargas Lleras apenas llegó a un 10 % pero fue nombrado ministro de Interior y Justicia; Juan Camilo Restrepo representa a la minúscula facción pastranista… Así. Las componendas de Santos consisten ante todo en complacer las ambiciones de reparto de puestos y prebendas de las camarillas políticas tradicionales. Para eso ha multiplicado el número de cargos oficiales. Su aspiración es formar una mayoría con los grupos derrotados en las elecciones, la “Unidad Nacional” con la que pretende oponerse a la mayoría social uribista, y “aceitar” esa base social de lagartos con la plata de las regalías.

Bases fuera
El acuerdo de uso conjunto de las bases militares con EE UU fue invalidado por una corte, sin que el gobierno hiciera ningún esfuerzo para apelar: se notó el alivio, toda vez que lo exigía la alianza con Chávez y el tráfico de cocaína. Probablemente hubo hasta presiones de las camarillas oligárquicas sobre la corte. También fue el primer caso de manifiesta complicidad del gobierno con esa industria. La negativa a extraditar a Walid Makled a Estados Unidos (con aparente alivio de Obama, temeroso de las diatribas de Chávez) y a publicar el contenido de los computadores del Mono Jojoy son pruebas más rotundas de esa complicidad, así como el poder que tiene Ernesto Samper en el actual gobierno.

Ley de Víctimas
Una de las iniciativas predilectas del gobierno fue la Ley de Víctimas. Otra, la Ley de Tierras. Ambas tienen por objeto disponer a favor del gobierno a los jueces, a los abogados y a los políticos, que gracias al nuevo invento dispondrán de grandes fortunas para comprar apoyos los últimos y para enriquecerse directamente los primeros. Todos agradecidos con Santos, salvo el contribuyente, la víctima de siempre, que financiará el bienestar de los de siempre. Las migajas que podrían llegar a las víctimas serían como el salario por el tiempo dedicado a visitar los juzgados y llevar pruebas: en lugar de producir, buscar el favor de los políticos y abogados. El proyecto de Santos es el viejo clientelismo multiplicado.

Prevaricato a la lata
El santo varón pronto encontró la forma de acabar con el “choque de trenes” entre el Ejecutivo y el poder judicial, como que la alianza con Chávez y con sus representantes en Colombia conducía a la coincidencia plena con las pretensiones de las cortes, claramente orientadas a favorecer a las bandas terroristas (el que lo dude puede averiguar por el prontuario de Piedad Córdoba, alias Teodora de Bolívar). La negativa a nombrar fiscal fue resuelta nombrando una nueva terna, en flagrante violación de la ley, para que resultara en el cargo quien interesaba para perseguir el uribismo e impedir las investigaciones sobre el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, con lo que se demuestra quién maneja las cortes y qué intereses había en la confrontación con Uribe. Las relaciones de Ernesto Samper con Chávez son de conocimiento público. El ex juez español Baltasar Garzón, procesado en tres casos de prevaricación, fue invitado por Santos para que adornara un proceso de paz con las FARC que llevan preparando tal vez desde antes de la posesión y que requiere aún unos cuantos miles de asesinatos para tener a la gente persuadida de su necesidad.

Propaganda perversa a todas horas
Hay una relación especial entre el gobierno de Santos y la prensa bogotana. Su familia sigue siendo hegemónica en El Tiempo, cuyo director está casado con una pariente suya. Su sobrino es el director de Semana y el clan López-Samper tiene desde siempre relaciones muy estrechas con el grupo Santodomingo, dueño de Caracol TV y El Espectador. También Caracol Radio es una empresa del grupo español Prisa, ligado al PSOE y a la promoción de gobiernos “izquierdistas” en la región. (Evo Morales decía que el grupo Prisa parecía el “jefe de campaña” de su partido.) Tradicionalmente ligados al interés de premiar a las bandas terroristas, en parte por los intereses de sus dueños y en parte por el público que los consume, los medios escritos encontraron en el giro a la izquierda de Santos la ocasión de perseguir a Uribe y el uribismo. Da lo mismo que el columnista esté directamente relacionado con el PCC o que funja de académico “neoliberal” (es decir, con deudas contraídas con César Gaviria, Rudolf Hommes y su camarilla), no hay semana que no se dedique a calumniar al anterior gobierno o a insinuar levemente (a menos estridencia más autoridad) que fue un desastre. Durante este año esa orgía de odio, que recuerda los cinco minutos de odio contra Emmanuel Goldstein en la novela 1984, ha sido el tema predominante en la prensa. Todo fuertemente reforzado por las hordas de comentaristas adolescentes adoctrinados y a menudo pagados (Alejandro Gaviria contó una vez que el 80% de los comentarios a las noticias de El Espectador procedía del 5% de IP), que también imponen su vociferación en las redes sociales.

Pasos hacia la paz
Algo tiene que estar haciendo bien el gobierno de Santos para que Piedad Córdoba y todos sus acompañantes, aparte de todos los chavistas de la región, lo aplaudan. “Bien” quiere decir, que convenga a los intereses de las FARC y la expansión de la dictadura “venecubana”. Por ejemplo, el permiso a la ex senadora Piedad Córdoba para que hiciera elshow de las liberaciones con que las FARC las desagraviaban de su destitución. El espectáculo sirvió además para permitir la fuga de Alfonso Cano, entonces cercado por el ejército y probablemente huido a Brasil en uno de los helicópteros. También el gobierno favoreció la celebración en Buenos Aires de un encuentro por la paz promovido por el gobierno argentino con la participación de Adolfo Pérez Esquivel y Federico Mayor Zaragoza, ampliamente promocionado en el periódico de los Santos, en el que se propagó claramente que el criminal era Uribe y las FARC eran algo respetable. La negociación con las FARC es un hecho, así como la mediación de Unasur y Baltasar Garzón, aunque la información al respecto se publique con cuentagotas y en términos falaces.

Monstruosidades jurídicas
La alianza de Santos con los jueces, la prensa y el vasto conglomerado antiuribista ha determinado una sucesión incesante de atrocidades jurídicas, que ya se cometían antes pero que con la complicidad del gobierno han llegado a extremos inverosímiles. ¿Alguien ha notado que a pesar de que se demostró el montaje usado para culpar al coronel Alfonso Plazas Vega, éste sigue preso? Lo mismo ocurre con la condena forzada y claramente prevaricadora al general Armando Arias Cabrales, o con la detención preventiva de los funcionarios del Ministerio de Agricultura durante el gobierno de Uribe, Camila Reyes del Toro, Oskar Schroeder, Tulia Eugenia Méndez, Juan Camilo Salazar, Juan David Ortega y el propio ex ministro Andrés Felipe Arias: se trata de una persecución jaleada por los medios ligados al gobierno y por las hordas de malhechores que hace diez años se burlaban de los secuestrados, movidos por los ideales justicieros que les inculcan maestros como Miguel Ángel Beltrán (“Jaime Cienfuegos”) o Medófilo Medina. Esos crímenes cobardes dejan ver el fin del Estado de Derecho en Colombia, por mucho que los paniaguados del régimen se esfuercen en hacer creer otra cosa.

¡Y LO QUE TE RONDARÉ, MORENA!
Así, el secuestro ha aumentado en un 35 %, las FARC han multiplicado sus acciones y han recuperado buena parte del país, con burladero seguro en Venezuela y Ecuador, las pruebas contra sus socios no valen porque la CSJ las desestimó, la máquina de propaganda sigue creando una atmósfera enrarecida de intimidación e incitación a la violencia… ¿Qué le espera a Colombia en los tres años que quedan de gobierno de Santos? Hace falta mucho cinismo para negar la alianza del gobierno con los terroristas, que no ocultan los habituales defensores de éstos en los medios. Tampoco niega nadie la proximidad de negociaciones de “paz” que contarán en principio con el rechazo de las mayorías, rechazo que irá cediendo a medida que las FARC y el ELN vayan dando muestras de las ventajas de la “paz”, muy probablemente con ayuda de funcionarios del gobierno (la desfachatez del ministro Rivera diciendo que Venezuela ayuda a combatir el tráfico de drogas y a las FARC habría resultado penosa para el Mono Jojoy). ¿Qué será el próximo año de Santos? No tiene realmente oposición porque el único partido importante que no está en la Unidad Nacional es el dueño del programa que aplica Santos. El ex presidente Uribe promueve a los candidatos a alcaldías, gobernaciones, concejos y asambleas del partido de Santos y ninguno de esos candidatos proclama su rechazo al gobierno. Los mismos actos de persuasión de las FARC y el ELN se los atribuirán a la “extrema derecha”, como hizo Santos con la bomba que le pusieron al busto de Laureano Gómez y como hacen Daniel Samper Pizano y León Valencia con el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado…

El fervor de los columnistas con Santos lo anunciaba todo, incluido el colapso del Estado que llevará a Santos a gobernar apoyándose en las FARC y en los ejércitos bolivarianos. Sólo gente estúpida y estrecha de miras cree que al haberse prometido a las FARC premiar sus crímenes van a reducirlos para contentarse con poco. Como decía Antonio Morales Rivera, el guionista de “Godofredo Cínico Caspa” cuando era columnista de El Espectador, ¿para qué habrían servido tantos años de lucha?

Fuente: Atrabilioso (Colombia)

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