Bienvenidos a la Santa Sede de Europa
The Economist Londres
Ilustración de Peter Schrank, The Economist.
Para la mayoría de los eurócratas, el federalismo de la UE es más que una convicción política: se trata de un artículo de fe. El nacionalismo ha mostrado claramente sus peligros, pero las naciones aún son relevantes para la democracia, señala The Economist.
Nigel Farage, un político británico muy dotado para la indignación sintética, tuvo recientemente una desagradable sorpresa al enterarse de que más de mil funcionarios de la Unión Europea ganan más dinero que el primer ministro del Reino Unido. La UE es una “red de extorsión”, bramó Farage, que ocupa un escaño del Parlamento Europeo en representación del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP). Por supuesto que los burócratas de Bruselas exigen “más Europa”, declaró. Lo que de verdad quieren es “más dinero” para ellos.
Pero la verdad es todavía peor, al menos para los votantes del UKIP. Los funcionarios de Bruselas reclaman “más Europa” porque de verdad desean más Europa. En efecto, algunos reciben sueldos desproporcionados, sobre todo los veteranos que fueron contratados antes de la reforma laboral de 2004. Con una elevada cualificación académica y, a menudo, también un poco de aburrimiento, los eurócratas a veces parecen niños mimados: refunfuñan por sus condiciones de trabajo, cuando disfrutan de uno de los trabajos menos precarios del mundo. Sin embargo, el dinero no es la única motivación para la mayoría de los eurócratas de la UE.
El proyecto europeo se cimienta en la fe
El barrio europeo de Bruselas es un lugar extraño. Tiene menos de Sodoma y Gomorra que el Vaticano. Para sus burócratas, Europa es un proyecto que se basa en la fe, o al menos así fue cuando se presentaron a los exámenes de acceso a la UE. Aunque los eurócratas se vayan volviendo cínicos con la edad, muchos conservan una chispa de fe. Dicho en términos sencillos, creen que el nacionalismo es el peor de los males. Como artículo de fe, no es pésimo: el nacionalismo ha sido toda una maldición para Europa.
Muchos funcionarios de Bruselas son atentos, inteligentes y una compañía amena. Hablan muchas lenguas. Están casados con una persona de otro país (y, de hecho, a veces divorciados de otra de un tercer país). Tienen una prole multilingüe y multicultural que no concibe para sí otra nacionalidad que Europa. Con mucha frecuencia, provienen de regiones dotadas de una identidad vigorosamente independiente, como Gales o Cataluña, y la falta de deseos por hacer carrera en su odiada Londres o Madrid les llevó soñar con una Europa unida.
Una casta religiosa autoritaria y oscurantista
Al igual que un sacerdote confesor, los eurócratas están en buena posición para ver los tratos sórdidos que se cierran en el nombre de los intereses nacionales. En el consejo de pesca anual, presencian cómo los ministros negocian cuotas excesivas para “sus” pescadores, acercando más a cada paso la extinción de ciertas especies. Observan cómo gobiernos supuestamente europeístas presionan a favor de nuevas leyes que favorezcan a “sus” agricultores o trabajadores de la industria automovilística. Todo ello mina su fe en el idealismo europeo. Con todo, su credo antinacionalista también comporta riesgos. En el mejor de los casos, los burócratas de la UE pueden ser ingenuos al respecto de cuánta integración aguantarán los votantes de a pie. En el peor, suenan hostiles a la democracia. Como todas las castas eclesiásticas, los eurócratas exhiben trazos de autoritarismo y oscurantismo.
Cuando los franceses y los holandeses votaron contra la constitución de la UE en 2005, los funcionarios de Bruselas mascullaron que someter el complejo lenguaje jurídico de un tratado de la UE al populacho era un despropósito. Los más atrevidos dijeron que la UE siempre había sido un proyecto elitista, y con razón. Si se hubiera preguntado a los votantes germanos, postularon estos eurócratas, jamás habrían cambiado el marco alemán por el euro. Y los franceses tampoco habrían aprobado la ampliación de la UE.
El Parlamento busca vengarse de los gobiernos nacionales
Los más euroescépticos acusan a los funcionarios europeos de estar tramando una dictadura. No es más que demagogia barata: la UE es un club de democracias, aunque carezca de árbitros no elegidos por los miembros. La burbuja de Bruselas – un acogedor mundo poblado por funcionarios, personal de “laboratorios de ideas” financiados por la UE y una más que generosa representación de la prensa – no está repleta de enemigos de la democracia. El problema es que está repleta de gente que iguala democracia nacional con egoísmo y populismo.
Este problema tiene una solución que se propone sin cesar: una democracia paneuropea construida a partir de partidos internacionales y de los enormes poderes nuevos que otorga el Tratado de Lisboa al Parlamento Europeo. Tal entusiasmo requiere otro acto de fe. El Parlamento Europeo es la gran decepción del proyecto de Europa. Es la venganza de los condenados a calentar banquillo: una asamblea liderada por figurones de segunda fila que no ceja ni durante un solo minuto en su empeño de amasar nuevos poderes a costa de los gobiernos nacionales.Los parlamentarios son cargos electos, pero no es posible exigirles de verdad responsabilidad por sus actos. Pueden desbaratar cualquier ley sin riesgo de que caiga un gobierno o se adelanten unos comicios: ostentan un poder exento de consecuencias. Los votantes de la calle no tienen la menor idea de quién los representa en el parlamento, y ni siquiera saben si allí manda la derecha o la izquierda.
En realidad, la diversidad de Europa significa que las etiquetas de izquierda y derecha empleadas por los grandes bloques del parlamento importan muy poco: en temas de libre comercio, por ejemplo, la izquierda sueca está más versada que la derecha francesa. Los avances se logran a través de mercadeos entre barones de los partidos, y no mediante el debate abierto de ideas. El resultado es que el Parlamento está muy lejos de haberse ganado un lugar en la mente de la ciudadanía. Los expertos en Bruselas están convencidos de que los críticos de la UE son nacionalistas. Se equivocan. En el mundo real, cuando la democracia se aleja demasiado de el Estado-nación, tropieza.
La “pareja real”, a la cabeza del euro
"Merkel y Sarkozy diseñan una autoridad económica europea", titula El Mundo, para quien la canciller alemana y el presidente francés deberían discutir el "primer proyecto estructurado de gobernanza económica para la UE", que podría dar lugar a "un primer núcleo de auténtico poder ejecutivo europeo" que perseguiría una política fiscal común. En definitiva, un "endurecimiento de la gestión de la Eurozona", que se presentará en septiembre a los Veintisiete, pero que, en cualquier caso, no será suficiente para calmar a corto plazo la ansiedad de los mercados, según apunta el diario español.
“La pareja real debería salvar el euro”, afirma por el contrario De Morgen.. “Deberían mirarse profundamente a los ojos” y presentar una iniciativa que pueda tranquilizar a los mercados financieros. “El dúo no debe decepcionar, ellos mismos son conscientes de ello”, añade el diario de Bruselas, para quien el presidente francés y la canciller alemana deberían también cuidar a sus votantes, puesto que, a escala nacional, su popularidad ha sufrido duros reveses: “no pueden permitirse hacer muchas concesiones que vayan en contra de su carrera política nacional”.
Le Figaro se preocupa precisamente por la delicada situación a la que se enfrenta Angela Merkel en su país.El diario parisino explica que "los diputados que conforman su mayoría [se sienten] molestos de verse relegados a desempeñar el papel de fedatarios ante las grandes decisiones que conciernen a la zona euro". Conclusión: el plan de ayuda a Grecia, aprobado el julio pasado no se adoptará en septiembre como había prometido Merkel a sus socios europeos. "El Bundestag [el Parlamento alemán] ha decidido por sí mismo cuánto tiempo necesita", ha repetido un diputado cristianodemócrata, cuyas declaraciones recoge Le Figaro. Las deserciones de la derecha no deberían en cualquier caso impedir la adopción del plan. Pero "las posibilidades de la canciller de presentarse a su reelección en 2013 se debilitarán", concluye el diario. Otro asunto delicado son los bonos del tesoro europeos, un tema tabú para los aliados del Gobierno cristiano-demócratas (CDU) y los liberales (FDP). "El FDP amenaza con romper el pacto de coalición si los cristiano-demócratas tienen intención de tomar esa dirección. Puesto que la opción de los “eurobonos” podría abrirse camino en el seno del partido conservador".
“Mi nombre es Bond, Eurobond”, titula por su parte el Tageszeitung, para quien “hay que actuar desde ahora mismo”: “Los eurobonos podrían impedir las especulaciones contra determinados países. El Gobierno federal todavía espera poder evitar los eurobonos a través de los fondos de rescate, cuyas competencias han sido ampliadas. Pero Angela Merkel puede despedirse de esta solución”, continúa el diario. Porque, a pesar del plan de rescate, “los inversores tienen miedo. El plan ha fracasado incluso antes de llevarse a cabo. La última solución reside en el BCE – o en los eurobonos-”.
En la misma onda, el Süddeutsche Zeitung está convencido de que "Alemania debe pagar" y hacerlo rápidamente, para poder salvar la moneda común. “No existe una alternativa a los eurobonos ni a un verdadero pacto de estabilidad”, afirma el diario de Múnich. “Pero la canciller alemana duda porque perdería dos bazas importantes: a sus aliados de coalición (el CSU y el FDP) y a sus votantes”.
Del lado griego, el Gobierno “continúa haciendo presión para que se adopten los eurobonos, pero la esperanza decae”, apunta el Kathimerini. Para este diario económico, existen muy pocas posibilidades de que París y Berlín lleguen a un acuerdo sobre este asunto. Además, el diario hace un llamamiento a los “amigos alemanes” para que tengan un gesto de solidaridad hacia sus socios. “Son tiempos que exigen esfuerzos colectivos y responsabilidad personal por parte de todos los europeos. Quienes están en posición de hacerlos deben llevarlos a cabo con determinación, y el resto deben hacer lo que esté en sus manos. Hagamos, por tanto, un esfuerzo conjunto”.
Der Standard considera que todavía es prematuro reflexionar sobre las euro-obligaciones: "En principio, los eurobonos son una buena idea”, considera el diario vienés, para quien, en cualquier caso, “el debate se plantea demasiado pronto. Las decisiones de la última cumbre europea [la del 21 de julio] todavía no se han puesto en marcha. Nadie sabe qué consecuencias tendrán. Si Angela Merkel y Nicolas Sarkozy se reúnen hoy en París y no toman ninguna decisión, estará lejos de ser el peor de los resultados posibles. A veces, esperar bebiendo té puede ser la mejor estrategia".
El cruel diagnóstico de Wall Street
Fin de trayecto para el euro 3/4
Le Monde Paris
Reunidos en torno al gurú George Soros y al ex comisario europeo Mario Monti, lo único que pueden hacer los jefes de las finanzas internacionales es constatar el atolladero en el que la ineptitud de los dirigentes europeos ha situado al euro. Extractos.
La noche del domingo 27 de mayo de 2012, la "crème de la crème" de las finanzas mundiales se reúne en el hotel Plaza de Nueva York. George Soros, John Paulson, Mario Monti y Stephen Schwarzman debaten sobre Europa, el continente que vuelve a preocupar a todo el mundo. En el salón de este hotel del Upper East Side de estilo señorial y toque anticuado, la discreta iluminación resalta los ligeros pliegues de las cortinas de festón y el sublime terciopelo dorado de las sillas Imperio.
En este lugar, un influyente gestor neoyorquino reúne habitualmente a la flor y nata de las finanzas y a algunos diplomáticos de alto rango. Esta noche, ha sentado en el centro de la mesa, cara a cara, a John Paulson y a George Soros. El imperio del primero asciende a 37.000 millones de dólares, el del segundo, a 28.000 millones. También se encuentra presente Stephen Schwarzman, el director de Blackstone, cuya fortuna llega a los 100.000 millones de dólares. En Wall Street más que en ningún otro sitio, la riqueza siempre es relativa. Junto a los financieros, se sienta un grupo de embajadores para escuchar lo que dicen los dos oráculos sobre Europa que, de nuevo, preocupa al resto del mundo en este mes de mayo de 2012. El ex comisario y consejero del banco Goldman Sachs, Mario Monti, que acude por primera vez a estas "cenas de ideas", espera con curiosidad el inicio del debate. Ha ascendido al rango de eminente representante del Viejo Continente desde la desaparición de su compatriota, el añorado Tommaso Padoa-Schioppa.
Desde hace 24 horas crece el rumor de una alianza entre la CDU y el FDP contra la canciller Merkel. El rumor lo generó el Spiegel Online. El 25 de mayo a mediodía, la edición en Internet del semanario hamburgués anunciaba este acontecimiento. Bajo el título de "El pacto que sella el fin del euro", un artículo informa de la próxima minoría de la canciller en el Bundestag y la posibilidad de que se convoquen elecciones anticipadas a finales de 2012. Con el título sobrio de "Propuesta para un acuerdo de coalición", una nota blanca sin membrete y que se puede descargar en el sitio web esboza en dos páginas las grandes líneas de un nuevo acuerdo entre la democracia cristiana y los liberales, con el que se comprometen a emprender una "salida ordenada" de la eurozona de aquí al 1 de enero de 2014. Las fuentes del artículo también son anónimas, excepto el jefe del grupo mayoritario del Bundestag, Volker Kauder, que desmiente y rechaza "las especulaciones irresponsables". Si llega a alarmar a los inversores, como es probable que suceda, la exclusiva del Spiegel amenaza con obstruir el acceso a los mercados de España e incluso de Italia en el mismo instante en el que el bloqueo constitucional alemán pone en duda el mecanismo de estabilidad europea. Europa se encuentra de nuevo al borde del abismo.
"Es una tragedia constatar hasta qué punto Europa y especialmente Alemania no han aprendido la lección de la Gran Depresión", comienza Soros. "Hacer que el peso del ajuste recaiga en los países deudores es una locura. Así se les hunde en la depresión. Es como si se les expulsara, literalmente. Pero, francamente, no me creo la historia de la salida voluntaria de Alemania de la eurozona divulgada por la prensa. Los alemanes están cometiendo un error. Y en su mayoría no son unos suicidas".
- George, al escucharle, comprendemos bien los riesgos de la división, pero no los de la consolidación de la zona...
- Es paradójico. Es sorprendente ver hasta qué punto las dos ramas de la alternativa siguen estando igualmente abiertas, a pesar del giro trágico que están tomando los acontecimientos. Los progresos más importantes se han realizado en la parte institucional. Ahí residen las bases interesantes y nuevas. El hábil movimiento para crear ese "Club de Kirchberg" tras la decisión del Tribunal Constitucional es un golpe maestro. Y nunca se señalará lo suficiente hasta qué punto el Banco Central Europeo ha operado una revolución. Todo lo que se creó desde 2010 podría desembocar en la creación de un Tesoro europeo, algo que personalmente siempre he defendido. Y no he sido el único. A Dominique Strauss-Kahn le abuchearon en el King's College en abril de 2010 al plantear esta idea. Y Jean-Claude Trichet corrió una suerte similar el año pasado. Pero las ideas se van abriendo camino. Sólo con la mutualización masiva de la deuda en la eurozona bajo una autoridad fiscal federal se podrá salir de esta situación.
- Gracias, George. No sabría decir si sus planteamientos son más bien optimistas o pesimistas. Mario, ¿le gustaría comentar algo?
- Como es evidente, comparto, y diría que doblemente, la opinión de George: la situación es grave pero tampoco es totalmente desesperada. En lo que respecta a la cuestión del Tesoro europeo, que evidentemente es fundamental, compararía la situación a un dilema. Por un lado, está el Bundestag que quiere que este Tesoro europeo sea responsable ante él y, por otro, un Parlamento europeo que, con argumentos igualmente válidos, pretende que los ministros de Economía nacionales le demuestren que actúan por el interés común europeo. Se trata de una situación institucional y constitucional, con dos posiciones opuestas e inextricables. Sinceramente, no veo ninguna solución evidente.
- Entonces, busca a un genio político que la resuelva.
- Pues si conoce a alguno, será más que bienvenido en Bruselas. Bromas aparte, no quisiera dar la sensación de que minimizo la gravedad de la situación. Europa necesita una gran dosis de liquidez...
Y entonces levanta la mirada hacia sus vecinos chinos y rusos...:
- Una gran dosis de liquidez. Ni más ni menos. Y no les quede duda de que el mercado común no sobreviviría al fin de la moneda única, porque en una Alemania asfixiada por la reevaluación de su moneda, la presión sería enorme para hacer saltar en pedazos todas las disciplinas europeas, para proteger la competitividad. Ahora bien, si restamos la moneda única y el mercado común a la Unión Europea, no queda gran cosa. Para el resto del mundo, esto implicaría en última instancia el fin del multilateralismo. Y entonces planteo esta pregunta: ¿a quién le interesaría un mundo únicamente basado en relaciones bilaterales? A nadie, créanme.
- ¿Plantearía usted la hipótesis de un crac financiero en Europa?, pregunta entonces el anfitrión a Paulson.
- Un crac, no sé. Nunca se puede prever un crac, responde Paulson con una sonrisa. – En todo caso, sí pienso en un ajuste brutal.
"Karl Marx tenía razón"
Por Manuel Llamas
Libre Mercado, Madrid
Durante estos cuatro largos años de crisis internacional hemos denunciado de forma insistente la implementación de auténticas atrocidades económicas, tales como la reducción de los tipos de interés hasta mínimos históricos, el rescate masivo e indiscriminado de empresas y bancos, planes de estímulo (aumento del gasto público), subidas de impuestos o la monetización de deuda por parte de la banca central (Quantitative Easing), entre otras muchas medidas igualmente condenables.
Su resultado salta a la vista: el riesgo de recesión regresa con fuerza y la insolvencia de ciertos estados es ya más que patente. No es preciso ser un lince para percatarse del fracaso obtenido con este tipo de medidas, avaladas en su mayoría por los grandes gurús de la economía mundial. Sin embargo, políticos y académicos no cejan en su empeño e insisten, una vez más, en repetir los mismos errores.
Nouriel Roubini, profesor de Económicas en la Universidad de Nueva York, alcanzó fama y fortuna por avanzar el estallido de la crisis financiera de 2008. Desde entonces se dedica a impartir conferencias por medio mundo, previo pago, convirtiéndose en un referente mediático cuyas opiniones son tenidas muy en cuenta por los políticos. Pero pocos se acuerdan de que este particular profeta predijo 48 de las cuatro últimas recesiones, es decir, que sus previsiones han fallado más que una escopeta de feria.
Por si fuera poco, ha defendido a capa y espada la nacionalización de la banca y el tradicional recetario keynesiano aplicado durante estos años. Ahora, ante el riesgo de recaída, vuelve a recomendar lo mismo: "estímulos fiscales adicionales", "impuestos más progresivos", nuevas inyecciones monetarias, condonación de deuda a empresas y familias y una regulación financiera "más estricta".
En definitiva, más socialismo y menos libre mercado. De hecho, Roubini se quita la careta en su último artículo. Atención: "Karl Marx tenía parte de razón cuando decía que la globalización, la intermediación financiera sin control y la redistribución de la renta y riqueza desde el trabajo al capital podría conducir al capitalismo a su autodestrucción". Y sentencia: "Tenemos que restaurar un equilibrio entre los mercados y la provisión de bienes públicos". Éste es el admirado Roubini, un cuasi marxista confeso.
Su colega Paul Krugman, Nobel de Economía y asesor de Zapatero y Obama –entre otros gobiernos–, no se queda atrás. Su último artículo resume su esencia teórica: "más gasto gubernamental; reducir la deuda familiar mediante la condonación y la refinanciación de las hipotecas; y un esfuerzo por parte de la Reserva Federal [...] con el objetivo intencionado de generar más inflación a fin de aliviar los problemas de endeudamiento".
Krugman, el economista que recomendó a Greenspan crear una gran burbuja inmobiliaria en 2001 para superar la crisis puntocom. Krugman, el iluminado que junto a Mankiw (otro referente mundial a nivel académico) propuso generar una elevada inflación mediante la eliminación de dólares por sorteo. Krugman, el virtuoso que ahora defiende una invasión alienígena en EEUU –es decir, una tercera guerra mundial– para reactivar la economía... Éste es Krugman, el economista predilecto de los socialistas.
Y qué decir del reconocido Kenneth Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) y profesor de Políticas Públicas en la prestigiosa Harvard. Un analista de diagnósticos más o menos certeros, pero de recetas igualmente nefastas. Y es que Rogoff tiene muy clara la solución a aplicar: una "inflación moderada" de hasta el 6% "durante varios años".
Aunque él mismo explica que, "por supuesto, la inflación es una transferencia injusta y arbitraria de ingresos desde los ahorradores a los deudores [...], al fin y al cabo, esta transferencia es el enfoque más directo para una recuperación más rápida [...] Estos son periodos en las que los bancos centrales necesitan gastar parte de la credibilidad que acumulan en tiempos normales", concluye sin rubor. Así pues, Rogoff defiende abiertamente el envilecimiento de la moneda, sin importarle lo más mínimo sus terribles consecuencias ni que paguen justos por pecadores.
Roubini, Krugman y Rogoff, tres claros ejemplos de cómo opera el mainstream académico y de por qué aún estamos como estamos. ¡Enhorabuena, sus eminencias! ¡Enhorabuena!
Manuel Llamas es jefe de Economía de Libertad Digital y miembro del Instituto Juan de Mariana.
Las falacias de Paul Krugman
Por Juan Carlos Hidalgo
Ya que sus artículos son reproducidos en toda América Latina, la pluma del Premio Nóbel de Economía y columnista del New York Times, Paul Krugman, resulta muy peligrosa en cuanto a informar a los latinoamericanos sobre la actualidad económica mundial y las medidas que los gobiernos deberían tomar para contrarrestar lo que parece una inminente recesión. Las falacias de Krugman son tomadas como santa palabra por algunos economistas y analistas latinoamericanos, generando un efecto de mitomanía retroalimentada bastante nocivo.
Empecemos desde un inicio: llegada la administración Obama al poder, en enero del 2009, se generó un debate sobre qué medidas debía tomar el gobierno estadounidense para resolver (o al menos paliar) la crisis financiera que azotaba a ese país. Paul Krugman fue quizá la voz más destacada dentro del bando neokeynesiano que abogaba por abrir dramáticamente las llaves del gasto público para que este dinero reactivara la decaída economía estadounidense. Obama rápidamente se decantó por este enfoque, y fue así como el Congreso estadounidense, controlado en ese momento por los demócratas, aprobó un paquete de estímulo de US$780.000 millones. Para poner en contexto esta cantidad abundante de plata, los ingresos de la FIFA por concepto del Mundial de Sudáfrica 2010 fueron de un poco más de US$1.000 millones. Es decir, el paquete de estímulo de Obama equivalió a 780 Copas Mundiales. Obama afirmó tras la aprobación del paquete de estímulo que gracias a él el desempleo en EE.UU. no subiría por arriba del 8%. En realidad, exceptuando dos meses, lleva 21 meses por arriba del 9%.
Para ser justos, Krugman fue un crítico del tamaño del paquete de estímulo. Para él el gasto debió haber sido de al menos el doble del acordado. De tal forma, se curó de salud ante el posible fracaso (que ahora es ampliamente evidente) de dicha política. El paquete de estímulo, aunado al aumento del gasto federal heredado de programas aprobados durante la administración Bush, contribuyó a que el déficit fiscal y la deuda del gobierno federal se disparara por los cielos. La economía no levantó, ya que el sector privado sabiamente intuyó que un déficit fiscal tan grande tarde o temprano se iba a financiar con impuestos más altos (o inflación). Esta incertidumbre, aunada a una ofensiva regulatoria de la administración Obama, es la responsable por la anémica recuperación de la economía estadounidense.
¿Y que hay de la preocupación de que la deuda de EE.UU. estaba alcanzando niveles altamente peligrosos? Patrañas, decía Krugman. EE.UU. bien puede aumentar su deuda federal por encima del 98% del PIB en que actualmente se encuentra. ¿Y las amenzas de que EE.UU. pudiera perder la confianza de los mercados y que se reduciera la calificación de su nota crediticia? No va a pasar, dijo el Nóbel.
El tamaño del gasto federal en EE.UU. fue el principal tema de la elección de medio período del año pasado, donde surgió el Tea Party como un actor político destacado promoviendo el recorte drástico del tamaño del Estado. Paul Krugman, por el otro lado, insistía que el gobierno federal no solo tenía que mantener sus niveles de gasto (sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial), sino que más bien tenía que aumentarlo. Si no es el Estado el que estimula la economía, ¿quién va a hacerlo? La elección dio como resultado una paliza del Partido Republicano, liderado por el Tea Party. Los demócratas perdieron el control de la Cámara de Representantes y varios escaños en el Senado. El mensaje del electorado estadounidense fue claro: no solo no compartía la borrachera de gasto de la administración Obama, sino que mandaba a nuevos congresistas cuya única y principal promesa de campaña era recortar dramáticamente el gasto público.
La misión no era fácil. El Senado continúa en manos demócratas y Barack Obama sigue en la Casa Blanca. De ahí que cuando llegó la negociación sobre aumentar el techo de la deuda federal hace unas semanas, las negociaciones fueron sumanente contenciosas y se extendieron casi que hasta el último minuto. Krugman era de la posición de que el techo de la deuda debía aumentarse sin recortes de gasto. Cualquier consolidación fiscal debía darse por el lado de aumentarle los impuestos a los ricos, según él. De ahí que cuando finalmente se alcanzó un acuerdo que contemplaba únicamente “recortes” de gasto sin aumento de impuestos, Krugman echaba espuma por la boca. Se trataba, según él, de una capitulación inaceptable de la administración Obama ante la “extrema derecha republicana”. El gobierno federal no debe recortar el gasto, más bien debe aumentarlo. ¿Y que hay de la preocupación de que la deuda de EE.UU. estaba alcanzando niveles altamente peligrosos? Patrañas, decía Krugman. EE.UU. bien puede aumentar su deuda federal por encima del 98% del PIB en que actualmente se encuentra. ¿Y las amenzas de que EE.UU. pudiera perder la confianza de los mercados y que se reduciera la calificación de su nota crediticia? No va a pasar, dijo el Nóbel.
¿Y qué tan grandes son los recortes de gasto que despertaron la rabia de Paul Krugman? Pues así es como se ven:
Un momento… ¿cuáles recortes si las barras van para arriba todos los años? Pues efectivamente. El acuerdo entre republicanos y demócratas no recorta el gasto, simplemente limita el crecimiento del mismo. El gobierno federal gastará más dinero en cada uno de los siguientes 10 años. Aún así, esto es demasiado para Krugman, quien advierte que los “masivos recortes” atentarán contra la recuperación económica.
A los pocos días del acuerdo bipartidista, la calificadora de riesgo Standard and Poor’s rebajó por primera vez la calificación credicitia de EE.UU. de AAA a AA+. El impacto inmediato es limitado puesto que hasta el momento solo S&P ha dado este paso, sin embargo eso ha bastado para que los mercados internacionales colapsen ante la perspectiva de un EE.UU. con una capacidad comprometida para controlar el crecimiento de su deuda (y eventualmente pagar a sus acreedores). ¿Cuál fue la reacción de Krugman? Todo es una conspiración de las calificadoras de riesgo y la extrema derecha del partido Republicano. La administración Obama debe prestar oídos sordos y continuar gastando.
En su último comentario de blog, Krugman ofrece una nueva solución para reactivar la economía estadounidense: una inflación más alta. Según el Nóbel, EE.UU. debería permitir que la inflación suba hasta quizá el 6% anual. Esa es la receta de Paul Krugman para la economía estadounidense: más gasto público, una deuda federal que supere el 100% del PIB (a riesgo de que EE.UU. continúe perdiendo su calificación crediticia), impuestos más altos y una mayor inflación. Todo esto, según él, estimulará al sector productivo estadounidense y reactivará la economía de este país.
Ante tal disparate es que muchos en América Latina se persignan.
Esta columna fue publicada originalmente en el blog Libremente del centro de estudios públicos ElCato.org.
El autor es coordinador de proyectos para América Latina en el Cato Institute
¿Por qué la Fed no es independiente?
por Gerald P. O'Driscoll
Gerald P. O'Driscoll es ex-vicepresidente del Banco de la Reserva Federal en Dallas y académico asociado del Cato Institute.
En medio de la crisis financiera y la reacción de la Reserva Federal, este banco central ha llegado a estar bajo un creciente escrutinio y continuas críticas. Los partidarios de la “Fed” la defendieron de manera decidida, enfatizando la necesidad de rescatar la independencia de la institución. Su titular, Ben Bernanke, dice que la independencia de la Fed protege al banco central de la presión política de corto plazo.
Perdido en este debate está el significado preciso de la palabra “independencia” y si la supuesta independencia de verdad es una caracterización precisa de la situación de la Fed hoy día.
En primer lugar, la Fed seguramente no es independiente de una supervisión política —es una creación del congreso. Ciertamente, la Ley de la Reserva Federal creada en 1913 si aisló a la Fed de la responsabilidad de financiar al gobierno federal, a diferencia del Banco de Inglaterra. Pero el aislamiento de la Fed se erosionó rápidamente pocos años después cuando el banco central fue convocado para financiar un aumento masivo de la deuda pública durante la Primera Guerra Mundial.
El significado moderno de la independencia de la Fed se constituyó como resultado del financiamiento de la Segunda Guerra Mundial. El banco central había acordado respaldar el precio de los bonos del gobierno al anclar las tasas de interés. La recuperación durante la postguerra trajo consigo el riesgo de una inflación y la Guerra de Corea aumentó estos miedos. Pero el programa de respaldo a los bonos ató las manos del banco para combatir la inflación ya que este no podía subir las tasas de interés.
La Fed, en resumen, no pudo conducir la política monetaria de manera independiente de la política fiscal. Tuvo que financiar el déficit del gobierno con tasas de interés fijas.
En 1951, la Fed y la Tesorería llegaron a un acuerdo con el cual la Fed volvería a tener el poder de conducir una política monetaria independiente de la política fiscal. Y es este el significado históricamente correcto y económicamente sensato de la palabra independencia: es la política de la Fed la que es independiente.
Pero ni siquiera la política es verdaderamente independiente porque los objetivos de su política están regidos por la Ley de Pleno Empleo de 1946 (enmendada después). Como resultado de esa ley, la Fed tuvo la libertad operacional para implementar una política de estabilidad macroeconómica —el pleno empleo y la estabilidad de precios como lo determina la ley.
Hoy, cómo sea que uno lo analice, la Reserva Federal no es independiente. Voluntariamente ha renunciado la misma independencia que se aseguró en 1951 al entrar en una versión moderna del programa de respaldo a los bonos. Eso es lo que constituye la tal llamada política de tasa de interés cero, fortalecida con la flexibilización cuantitativa implementada a través de QE1 y QE2 (por sus siglas en inglés).
La Fed está comprometida a mantener las tasas de interés a un nivel muy bajo, comprando tanta deuda de la Tesorería como sea necesario para mantener esas tasas de interés. Esa es precisamente la posición en que la Fed se hallaba antes del acuerdo de 1951.
La política monetaria una vez más no es independiente de la política fiscal. Ninguno de los críticos de la Fed puede hacer tanto daño a la independencia de la Fed como la misma institución se lo ha causado así misma.
¿Cómo podría la Fed recuperar su independencia? El primer paso sería acabar con la segunda ronda de flexibilización cuantitativa (QE2). Acabar con la política se tasa de interés en cero sería el siguiente paso. Se necesita que se le permita subir a la tasa de interés de los fondos federales a niveles de un dígito.
Pero como el anterior gobernador de la Fed, Lawrence Lindsey, indicó en este diario el 28 de junio, la precaria posición fiscal del gobierno federal no está preparada para un retorno a tasas de interés normales. Así que la independencia del banco central requerirá que el gobierno federal regrese a la sensatez fiscal.
Incluso eso no sería suficiente para devolverle su independencia a la Fed. La plétora de mecanismos especiales de préstamo y programas establecidos por la Fed frente a la crisis fiscal de 2008 involucró al banco central en el negocio de asignar el crédito. Este es un tipo de poder fiscal. Es muy difícil imaginar una institución de funcionarios no elegidos ejerciendo este poder de manera independiente por mucho tiempo.
Si la Fed quiere preservar su estructura, debe renunciar a ese poder. La única manera de hacerlo sería derogar la Sección 13 (3) de la Ley de la Reserva Federal, la provisión para préstamos de emergencia en virtud la cual la Fed ejerció poderes crediticios plenipotenciarios.
Milton Friedman se oponía a la independencia de la Fed por varias razones, incluyendo que ninguna institución tan poderosa como la Fed podía operar por fuera de las restricciones democráticas. Friedman dudaba que podía haber laissez-faire en la banca (ausencia de banca central). Varios académicos han vuelto a introducir esa posibilidad. Mientras tanto, la incursión de la Fed en la política fiscal combinada con su creciente uso de los préstamos de emergencia constituyen una mezcla política volátil que yo predigo no puede sobrevivir.
Dos ejemplos exitosos de cómo reducir los impuestos y el gasto
por Jim Powell
Jim Powell es académico titular del Cato Institute y autor de FDR’s Folley, Bully Boy: The Truth About Theodore Roosevelt’s Legacy y Greatest Emancipations.
El gasto federal ha estado fuera de control por tanto tiempo que es difícil imaginar cómo reducciones importantes en los impuestos y en el gasto —reducciones reales, no reducciones marginales— podrían lograrse alguna vez. Es cierto que John F. Kennedy y Ronald Reagan lograron recortes épicos en el impuesto a la renta, pero ninguno controló el gasto y ambos incurrieron en déficits presupuestarios durante cada año de su respectiva administración. El gobierno federal ha incurrido en déficits presupuestarios más de 80% de los años desde 1930, un periodo durante el cual el número de funciones del Estado aumentó de manera dramática.
Es ilustrativo considerar dos de los grandes éxitos históricos en reducir los impuestos y el gasto. Estos se dieron cuando el gobierno tenía relativamente pocas funciones —y es a eso a lo que tenemos que volver.
El primer éxito ocurrió en Inglaterra. Un crédito considerable se le atribuye a William Ewart Gladstone (1809-1898), quien dominó la política inglesa en los buenos tiempos del liberalismo de mercado (lo opuesto a lo que hoy se entiende por liberalismo en EE.UU.). Gladstone entró al parlamento a los 23 años de edad, sirvió en una posición de gabinete por primera vez a los 34 años y dio su último discurso como miembro del parlamento cuando tenía 84 años. Se desempeñó como Primer Ministro cuatro veces. Fue Ministro de Hacienda (en EE.UU. la posición equivalente es Secretario de la Tesorería) en cuatro ocasiones. Él fue una inspiración para Margaret Thatcher. El historiador Paul Johnson declaró, “no hay paralelo para su récord de logros en la historia de Inglaterra”.
Gladstone conocía el presupuesto nacional del gobierno mejor que cualquier otra persona y en 1861 empezó su gran campaña para reducir impuestos. Él logró que Inglaterra redujera unilateralmente los aranceles (impuestos a las importaciones) porque reconocía que los principales beneficiarios de aranceles más bajos son las personas que los reducen, ya que esto abarata las cosas —por lo tanto, la gente puede comprar más con su dinero ganado con sudor. Gladstone anunció tratados que reducían todavía más los aranceles y que afectaban el comercio con Austria, Bélgica y los estados alemanes. Gladstone ayudó a abolir más de 1.000 aranceles británicos —alrededor de 95% de ellos. Luego en 1865, Gladstone redujo el impuesto sobre la renta a la sorprendente tasa de 1,66%. El impuesto inglés sobre la renta había sido de 10% durante las Guerras Napoleónicas y de 6,6% durante la Guerra de Crimea.
¿Cuál fue el secreto de los extraordinarios recortes de impuestos de Gladstone? Como el economista austriaco Joseph Schumpeter lo explicó, desde el punto de vista de Gladstone “lo más importante era remover los obstáculos fiscales a la actividad privada. Era necesario mantener el gasto público bajo…esto significaba una reducción de las funciones del Estado a un mínimo”.
Mientras más reducía Gladstone el costo del Estado, más personas prosperaban. En 1859, las importaciones inglesas constituyeron £179 millones y las exportaciones £155 millones. Una década después, las importaciones inglesas se catapultaron a £279 millones, mientras que las exportaciones llegaron a £237 millones. La historiadora Asa Briggs alabó esto como “la era de las mejoras” e indicó cómo Gladstone “se esmeró en enfatizar el efecto de la tributación no solo sobre el placer sino sobre el empleo”. El historiador económico Charles More agregó, “La mejora en el estándar de vida de los trabajadores manuales era igualada por la mejora en el estándar de vida de la clase media y aquellos que eran muy ricos”.
Un segundo gran éxito en recortar tanto los impuestos como el gasto involucra al presidente estadounidense que heredó una de las peores depresiones en la historia de EE.UU. Esto ocurrió en 1921, después de la Primera Guerra Mundial, conforme el gobierno cancelaba sus pedidos de materiales para la guerra. El desempleo se duplicó y los precios al por mayor colapsaron en alrededor de un tercio.
El presidente era Warren Harding (1865-1923), quien de manera astuta creía que si debían realizarse ajustes severos —como aquel necesario para hacer la transición de una economía en tiempos de guerra a una economía en tiempos de paz— la política más humana era realizar los ajustes inevitables lo más rápido que sea posible. Aunque la intención de los rescates y los programas de ayuda social es aliviar la miseria, Harding reconoció que tales políticas socavan los incentivos para realizar los ajustes de manera rápida y pueden terminar prolongando la miseria.
Harding redujo el gasto en alrededor de 50%, disminuyó los impuestos en alrededor de un 40% y empezó a cancelar la deuda. No hubo rescates, ni programas de “estímulo”, ni ayudas sociales, ni sindicatos de empleados públicos, nada de aquello que hizo extremadamente difícil que los presidentes posteriores recortaran el gasto.
Aunque el New Deal de Franklin Delano Roosevelt (FDR) estuvo plagado de un desempleo promedio de 17% durante la década de los treinta y ahora Obama está plagado de un desempleo crónico de 9%, las políticas de Harding ayudaron a reactivar la economía estadounidense dentro de 18 meses. La época de los prósperos años veinte empezó en 1922. Harding murió en agosto de 1923, pero su sucesor Calvin Coolidge (1872-1933) continuó sus políticas. Consecuentemente, durante la década de los veinte, los impuestos y el gasto se redujeron en un 50% y alrededor de 30% de la deuda nacional se canceló. Se experimentaron superávits presupuestarios cada año durante esa década. El desempleo cayó a 1,8%, el nivel más bajo en más de un siglo. Había empleo en abundancia.
Los historiadores económicos han reconocido el notable éxito de Harding. John M. Peterson y Ralph Gray, por ejemplo, reportaron que “La depresión de la posguerra fijó récords tanto por la rapidez de la contracción de 1921 como por la rapidez del retorno a la prosperidad en 1922”. Gary M. Walton y Hugh Rockoff escribieron que las políticas impulsadas por Harding “se sumaron a un ambiente que producía prosperidad en los negocios sin precedentes. Avances espectaculares en la producción de productos de consumo durable, energía eléctrica, nuevos electrodomésticos, vivienda en los suburbios, y rascacielos en las ciudades caracterizaron esta década”. De acuerdo al economista Stanley Lebergott, “La ganancia en el estándar de vida durante la década de los veinte no tenía precedente en la experiencia estadounidense”.
Si las políticas de Harding eran tan buenas, ¿cómo se explica el colapso de la bolsa de valores y la Gran Depresión que vino después? La respuesta breve es que las políticas públicas cambiaron. La Reserva Federal cometió una serie de graves errores desde 1928 que continuaron hasta fines de la década de los treinta. Herbert Hoover firmó la Ley Smoot-Hawley de aranceles (1930), la cual estranguló el comercio y además aprobó grandes alzas en los impuestos (1932) que derivaron en que los empleadores tuvieran menos dinero para contratar trabajadores y que los consumidores tuvieran menos dinero para gastar. Los impuestos se triplicaron bajo la administración de FDR, quien también aprobó una serie de leyes que encarecieron la contratación de empleados, entonces los empleadores contrataron menos.
Aunque Gladstone y Harding muestran que los recortes dramáticos de impuestos y del gasto se pueden lograr, esto puede que no suceda nuevamente a menos que el número de funciones desempeñadas por el gobierno federal sea reducido. Si el Estado continúa haciendo todo lo que hace ahora, los esfuerzos para reducir los impuestos y el gasto probablemente están condenados. Una burocracia puede dejar que se le recorte el presupuesto por algún tiempo, pero siempre y cuando esta burocracia exista, se puede esperar que esta cabildee de manera agresiva para obtener presupuestos más grandes y que estos se den.
El número de tareas del Estado tendrá que reducirse un paso a la vez, empezando con aquellas que cuestan demasiado, son ineficientes, contraproducentes u obsoletas. El gasto descontrolado de Obama y la resultante crisis de la deuda ha establecido claramente que el Estado está operando considerablemente sobre su capacidad. Las presiones financieras para reducir el tamaño del gobierno se están intensificando. Reducir el número de las funciones del Estado parece probable que podría surgir como la principal estrategia para bajar los impuestos y el gasto —mientras más pronto suceda esto, mejor.
La herencia maldita y La Mano con Ojos
Quien piense que, si Peña Nieto llega al gobierno, no continuará la lucha contra el crimen, se equivoca. Está decidido a darle el combate, sobre todo, al grupo criminal más desestabilizador: Los Zetas.
Jorge Fernández MenéndezEl enfrentamiento del domingo pasado por las calles del puerto de Veracruz no es, desgraciadamente, un hecho aislado: se han sucedido ataques, enfrentamientos, actos de violencia en el puerto y en otros puntos de la entidad. Lo que llamó profundamente la atención es que en la zona más turística del puerto, los sicarios hayan hecho detonar una granada entre la gente para frenar el avance de las fuerzas de seguridad, con el consiguiente costo de vidas y heridas a personas que simplemente pasaban por el lugar. Es una demostración más del desprecio por la vida que tienen estos sujetos y, una vez más, también, de la hipocresía y el error en el que viven quienes aún consideran que con estos personajes se pueden establecer acuerdos o negociaciones.
Lo cierto es que esta ola de violencia que vive Veracruz tiene explicaciones bastante claras: por una parte han disminuido los combates entre criminales en Tamaulipas porque, ante el creciente acoso gubernamental, de alguna forma, los grupos que allí estaban en guerra, Los Zetas, con sus aliados, y el cártel del Golfo, con los suyos, han trasladado buena parte de ese enfrentamiento a Veracruz. Los hechos del domingo comenzaron por enfrentamientos entre bandas rivales y se extendieron cuando llegaron tropas para tratar de controlar la situación. Pero el segundo punto, clave en toda esta historia, es que ha crecido esa lucha porque, según informes de inteligencia federal, las anteriores autoridades estatales habían permitido que un grupo criminal, con el aparente beneplácito de las autoridades locales, mantuviera el control del estado. El entonces gobernador, Fidel Herrera, se vanagloriaba de que las cosas estaban en paz y en orden porque, como ocurre siempre que un grupo criminal controla un estado, no hay enfrentamientos porque no hay disputa. Ante el cambio de gobierno, esos acuerdos dejaron de existir y comenzó un enfrentamiento abierto por la plaza. Ambos procesos van de la mano y los dos se retroalimentan. Hay herencias que, cuando se descubre su contenido, resultan malditas.
En hechos también relacionados, por los grupos involucrados con ese enfrentamiento de Veracruz, en el Estado de México fue detenido Óscar Osvaldo García, el líder del grupo criminal llamado La Mano con Ojos, que se había caracterizado por desatar una brutal oleada de violencia en los municipios conurbados de la capital, además de secuestros, extorsiones y robos. Este sujeto se atribuye la participación directa en 300 asesinatos y dice haber ordenado otros 300. Como muchos otros, los suyos eran sicarios del cártel de los Beltrán Leyva que, con la muerte de Arturo Beltrán, se independizaron y establecieron una lucha feroz contra otras pandillas menores y con los llamados Caballeros Templarios. En los hechos, se trata de un capítulo más de la batalla principal de esta historia: el cártel del Pacífico, con sus aliados, entre ellos los Templarios, y el cártel del Golfo, contra Los Zetas, aliados con el cártel de Juárez, lo que queda de los Beltrán Leyva y, ambos, alimentados por pandillas criminales cada vez más jóvenes, menos profesionales y mejor armadas. Unos se disputan las grandes rutas de la droga, los otros las esquinas, las colonias y las escuelas.
Lo que llama la atención de esta detención es que la realizaron, sin colaboración de la Policía Federal ni de las Fuerzas Armadas, las fuerzas de seguridad del Estado de México. Más allá de que en el operativo aparentemente se cometieron errores y algunos abusos, el hecho es que, en su salida del gobierno, Enrique Peña Nieto quiso enviar un mensaje importante en términos de seguridad, que se puede resumir en algo muy claro y sencillo: si es candidato y, luego, Presidente, seguirá combatiendo, en forma directa y con detenciones y golpes de este tipo, a los grupos criminales. Quienes piensen, parece decir este golpe, que si Peña llega al gobierno no continuará este proceso, se equivocan. Y ambos, Peña Nieto, en el Estado de México, como Javier Duarte, en Veracruz, están decididos a darle el combate, sobre todo, al grupo criminal más desestabilizador en ambos estados, que son Los Zetas. En el caso de Peña, ese es un combate mirando sobre todo hacia el futuro. En el de Duarte, parece ser la necesidad insalvable de librarse de una herencia del pasado.
Y todo tiene repercusiones: un hombre colgando de un puente de Huixquilucan es la respuesta a la detención de García, mientras que, siguiendo con la misma lógica, se dio la caída del jefe de Los Zetas y los Beltrán Leyva en Ixtapa, en un Guerrero que se ha convertido en el estado, en términos reales, más inseguro del país.
PRI: ruindad; Cordero se desploma
Todos: gobiernos (no priistas), empresarios, académicos, analistas, etcétera, claman por las reformas. Todos, menos el tricolor
Martín MorenoLa exigencia es prácticamente unánime: son inaplazables las reformas de seguridad nacional, laboral y política. Todos las quieren, menos el PRI. ¿La razón? Mantener en la inmovilidad al país, que nada se mueva o se interprete como un logro de Calderón o del PAN. Que todo siga igual, sin despeinar a Enrique Peña Nieto en su carrera rumbo a 2012.
No nos equivoquemos: Humberto Moreira anuncia el freno a las reformas mientras no haya más dinero para los estados, pero la orden sale realmente de Toluca: congelemos las reformas en San Lázaro aunque el país se vaya a pique. Moreira es el mensajero. El mensaje es de su futuro candidato presidencial.
Prácticamente todos: gobiernos (no priistas), empresarios, representantes de la sociedad civil, académicos, estudiantes, analistas, ciudadanos, periodistas (no alineados al PRI) y aspirantes a la Presidencia claman por las reformas. Todos, menos el tricolor.
El PRI le apuesta a la parálisis, al tradicional doble discurso, a aplazar tiempos. “Primero, la Ley General de Coordinación Fiscal”, advierte su líder. “Antes, nada”, amenaza. Primero, los priistas. Luego, los mexicanos.
No le importa al PRI la necesidad de una ley de seguridad que reglamente la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el crimen organizado y que impulse la creación de policías estatales fuertes y confiables.
No le importa al PRI la urgencia de una ley laboral que modernice los esquemas de trabajo en México y permita la creación de cientos de miles de empleos que reclaman más de dos millones de desempleados y alrededor de 25 millones que sobreviven en la economía informal, como lo reconoce el secretario del Trabajo, Javier Lozano (Excélsior, 14/VIII/2011).
No le importa al PRI la inaplazable reforma política que permita la reelección de legisladores y alcaldes, bajo el escrutinio ciudadano que los premie o castigue, así como las candidaturas independientes. ¿Para qué quiere el priato a candidatos de la talla de Juan Ramón de la Fuente, Isabel Miranda de Wallace o Alejandro Martí, si allí están Carlos Romero Deschamps, Emilio Gamboa o Fidel Herrera?
Que las reformas se discutan. Se enriquezcan. Se legislen. Como se hizo en el Senado, con la aprobación, inclusive, de priistas. Pero que no se descarten con tal de mantener inalterables las cosas, a fin de no exponer al PRI o a Peña Nieto, y evitar de paso fortalecer al calderonismo. Gran parte del priismo actúa con ruindad.
“Primero dinero para los estados”, dice Moreira.
¿Y, para qué, si la primera gran franja de corrupción en el país es, precisamente, la falta de transparencia y control de recursos en gobiernos estatales y municipales? Nadie los fiscaliza. Se gastan el dinero como quieren. Es uno de los pilares de la impunidad presupuestaria.
De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad —dirigido por Juan Pardinas—, las transferencias financieras a los estados en los últimos cuatro años han sido superiores a lo destinado para la reconstrucción de Europa, mediante el Plan Marshall, luego de la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué se ha hecho con ese dinero? Según Pardinas, muy poco. “Ni hospitales o universidades de Primer Mundo ni tren bala o transporte ecológico”.
El PRI quiere 70 mil millones de pesos para los estados. Ese dinero ya está etiquetado: comprar el voto en 2012 a su favor.
¿Las reformas? Que se esperen.
¿El país? Que se joda.
Lo prioritario para el PRI es mantener a Peña Nieto a la cabeza de las preferencias electorales al precio que sea. Aun a costa de que México continúe hundido en la inmovilidad, en una parálisis que cada vez nos hace más pobres, inseguros y antidemocráticos.
Son ellos, los priistas. No cambian. Ni cambiarán.
ARCHIVO CONFIDENCIAL
* CORDERO SE DESPLOMA. La encuesta divulgada ayer por Consulta Mitofsky, de Roy Campos, enciende las luces rojas en el equipo de Ernesto Cordero… y en Los Pinos: cayó al cuarto lugar de preferencias electorales, con un raquítico, ¡4.6%!, entre panistas y simpatizantes, debajo inclusive de Alonso Lujambio, con 5.5 por ciento. Creel y Vázquez Mota puntean con 19.1 y 18.7% respectivamente. El secretario de Hacienda, hoy, no tiene posibilidades electorales. Nada más no despega. Por más apoyos públicos que le organizan, está estancado. Es el aspirante presidencial con menor probabilidad, ya no digamos de ganar la Presidencia, sino de obtener siquiera la candidatura de su partido. ¿Qué espera el delfín presidencial para dedicarse mejor a enfrentar la turbulencia financiera mundial, en vez de andar jugándole al candidato y contribuyendo así, inevitablemente, a una incertidumbre política que no sólo daña al Presidente, sino al país? Calderón debe tomar ya una decisión para que Cordero se quede en Hacienda y escuchar de paso a Vicente Fox que, desde su rancho, advierte: “PAN va rezagado, le urge correr”.
EU encabeza lucha antinarco en México
Especialistas califican de normal la presencia de militares y agentes estadunidenses en México.
El pasado fin de semana, el periódico estadunidense The New York Times (NYT) hizo la revelación de que agentes y ex militares de Estados Unidos (EU) realizan operaciones de inteligencia antinarcóticos en la República Mexicana desde una base militar de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) situada en el norte del país. La presencia de ese personal extranjero en México autorizada por el propio gobierno federal. Al respecto, tanto la Casa Blanca como Los Pinos han asegurado que este trabajo es sólo de apoyo, básicamente de intercambio de inteligencia. El NYT señala que el despliegue de agentes y ex militares se ha traducido en más de 30 capturas y la eliminación de algunos capos de la droga.
UN DIÁLOGO DE OTROS TIEMPOS
Durante el gobierno de José López Portillo (1976-1982), el general Félix Galván López, titular de la Sedena, le toma la llamada al secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles.
—Mi general, para comunicarle que el presidente José López Portillo me indica que unos aviones estadunidenses, de la Fuerza Aérea van hacia Panamá y necesitan bajar acá para abastecerse, y ordena que se les reciba, se les dé la seguridad necesaria y se les atienda.
—¿Quién dice que le dijo eso? No lo creo —le responde Galván López.
Sorprendido, Reyes Heroles le contesta: “¿Cómo que no lo cree, mi general? Se lo estoy diciendo yo, el secretario de Gobernación. ¿Tiene usted alguna duda? Cuelgue y llame por el teléfono rojo”.
—No, no dudo que sea usted el que me habla; de lo que tengo duda es que se lo haya dicho el señor Presidente, porque además de ser Presidente de México es abogado, fue maestro de Derecho Constitucional en la UNAM y él sabe que eso que ordena la Constitución no lo permite.
El secretario de Gobernación guarda silencio unos instantes y le responde al general Galván López:
—Déjeme ver esto con el señor Presidente y le llamo de nuevo.
Minutos más tarde, el propio José López Portillo se comunica por la línea privada con su secretario de la Defensa para preguntarle sobre la plática con Reyes Heroles. Tras hablar de diversos temas, el entonces Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas regresa al asunto de los aviones estadunidenses y suelta directa la pregunta:
—Oiga, mi general, ¿y si bajan desarmados?
La frase hace reír a Félix Galván.
—Buena ironía, señor Presidente —le dice el militar. Claramente la Constitución no llega a esos detalles sobre si se puede autorizar la entrada sin portar armas. Lo que señala es que no puede haber tropas en tránsito o estacionadas sin que el Congreso lo autorice. Pero… usted ordena, señor Presidente.
—Bueno, déjeme consultarlo con el abogado de la nación (el procurador general Oscar Flores Sánchez) —le dice López Portillo.
—Espero su comunicación, señor Presidente.
Félix Galván cuelga el teléfono. La llamada de Los Pinos a la Sedena no se produce.
TOP SECRET?
“¿Sabe usted cuándo aterrizaron esos aviones en suelo mexicano? ¡Nunca!”, relata el general de Brigada en retiro Jorge García Henaine. La anécdota puede servir para ilustrar un poco lo que ocurre en torno al controvertido tema de la estancia o al paso de militares y agentes extranjeros en territorio nacional, sobre todo si están cumpliendo alguna función operativa, en este caso de lucha antidrogas, dice en entrevista con M Semanal García Henaine, quien es ingeniero militar, fue diputado federal por el Partido Revolucionario Institucional entre 1988 y 1991 en la LIV Legislatura y es el actual presidente de la Asociación Civil Piensa en Guanajuato, A.C.
JM: ¿Cree que el Estado mexicano esté rebasado en la lucha antinarco y por ello se ve obligado a pedir ayuda a EU?
JGH: Bueno, esto no está permitido en la Constitución. Ni para personal militar ni para personal civil, y mucho menos militares vestidos de civil. Todo esto sólo lo puede aprobar el Congreso si está reunido para ello. Por ejemplo, para dar los permisos para la salida de tropas mexicanas a alguna maniobra militar, a algún ejercicio.
Otro militar en retiro, el historiador y profesor en institutos armados en México (Escuela Superior de Guerra) y en EU (Fort Leavenworth), el general Luis Garfias Magaña, sostiene que ante las revelaciones del NYT “no hay de qué preocuparse”. Explica que la presencia de agentes encubiertos o de ex militares en operaciones especiales para apoyar a gobiernos con problemas de seguridad interna no es nada nuevo, ha existido siempre, sobre todo en zonas de conflicto y en sitios en los que las autoridades no pueden hacerle frente a un fenómeno como lo es hoy el narcotráfico. “No hay de qué espantarse”, dice el historiador militar y ex diputado federal priista y perredista. Este tipo de cooperación ocurre todos los días, todo el tiempo, en varios puntos del planeta, sobre todo cuando se trata de la gran potencia mundial, EU, y cuando sus intereses se ven o pueden verse afectados, indica el general.
“Lo que sucede con lo revelado por el NYT es que deja en evidencia que en México los distintos gobiernos, sean del partido que sean, nunca han tenido el tino, la delicadeza de elaborar mecanismos de seguridad y control de la información adecuados, reales. Mire, los estadunidenses manejan sus asuntos delicados en documentos con tres denominaciones básicas: Top Secret (Secreto máximo), Secret (Secreto) y Classified (Clasificado). Eso no existe aquí; vaya, ¡ni siquiera tenemos una Ley de Seguridad Nacional aprobada! ¡Ni siquiera una definición precisa de lo que es la seguridad nacional! Por eso a la gente le siguen sorprendiendo estas cosas”, añade Garfias.
JM: ¿La presencia de agentes y de ex militares estadunidenses en una base militar mexicana no atenta contra la soberanía del país o contra la Constitución?
JGH: No, desde luego que no.
JM: ¿Cree que el narcotráfico ha rebasado al Estado mexicano?
JGH: No, aún no hemos llegado a ese punto, pero sí lo ha puesto en graves problemas en cuanto a la seguridad pública y la seguridad interna.
VERDADERA TRANSPARENCIA
Por su parte, Raúl Benítez Manaut, sociólogo especializado en temas de seguridad nacional y militarismo, y además fundador del Colectivo de Análisis por la Seguridad con Democracia (Casede), estima que la presencia tanto de personal de la Agencia Central de Inteligencia como de la Agencia Antidrogas (CIA y DEA, respectivamente, por sus siglas en inglés), así como de otras 12 o 13 instancias de la comunidad de inteligencia de EU en el territorio nacional, es un tema que “se está magnificando” e incluso podría convertirse en una discusión ideológica en México.
Señala que en el actual contexto de combate al crimen organizado que vive el país, “es lógico que haya presencia de agentes de la CIA, de la DEA y de otras agencias civiles y militares, con o sin autorización del gobierno federal”. Detalla que la colaboración entre los gobiernos de México y EU va más allá de la Iniciativa Mérida; tomó nuevos cauces y se intensificó tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, e involucra además los niveles de cooperación en los que se da la presencia de personal del Pentágono, de la CIA y de otras instancias especializadas en combate al terrorismo y al crimen organizado en México.
Añade el catedrático e investigador que esto sucede en todos los países, y el hecho de que los agentes y ex militares estadunidenses estén en instalaciones militares mexicanas puede deberse a que están en algún programa conjunto de colaboración y adiestramiento o bajo algún esquema de cooperación dentro de la Iniciativa Mérida, o tal vez en otro sistema de colaboración e intercambio relacionado con la lucha contra el narco.
“Aquí la gran cuestión es que, aparentemente, están usando armas y si es así, entonces, efectivamente, estarían contra todas las leyes mexicanas. Pero si no traen armas, entonces tendríamos que analizar la naturaleza de esa colaboración, la cual no sería ningún delito. Lo que sucede es que hay gente a la que simplemente no le gusta que los estadunidenses estén ayudando al Ejército Mexicano y ya”.
Todo esto derivará en una mayor exigencia al gobierno federal “para que se manejen con verdadera transparencia, para que sean claros por lo menos en cuanto a la ayuda y al tipo de cooperación en la lucha antidrogas que tenemos con el gobierno estadunidense”, añade Manaut.
DE FILTRACIÓN EN FILTRACIÓN
“¿Qué si el problema del narco ya rebasó a México? No, yo creo que más bien a quien ha rebasado desde hace mucho tiempo es a EU, que con toda su tecnología y sus avances bélicos ha sido incapaz de detectar el paso de drogas que van dirigidas a sus jóvenes”, dice a su vez Javier Oliva, doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y conferencista en el Colegio de Defensa Nacional (dependiente de la Sedena) y en el Centro de Estudios Superiores Navales (Cesnav) de la Marina.
“El problema con todo esto es que los funcionarios estadunidenses y los legisladores no se manejan con claridad en su forma de tratar asuntos confidenciales, cuando lo que está de por medio son los temas relacionados con México”, explica, y continúa: “La verdad es que no hay nada nuevo en el hecho de que agentes de la CIA, de la DEA, del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) o de alguna agencia militar estén en México haciendo labores de inteligencia. Lo único novedoso es que se confirme la existencia de militares estadunidenses en instalaciones de la Sedena”.
“Si así fuera, estaríamos ante una nueva dinámica en las relaciones bilaterales de seguridad pero, por lo demás, el tipo de cooperación en la que personal civil y militar de EU entra y sale del territorio de sus países aliados ha sido algo común, ocurre en todas partes”, agrega. El especialista dice que el tema del combate al narcotráfico se ha vuelto muy complejo. “Por eso surge la necesidad de pedir ayuda a EU, porque con lo que se tiene no se ha podido frenar el fenómeno”. Empero, asegura que, pese a la descomposición policial, a la creciente participación de militares en la lucha antidrogas, a la militarización de los cuerpos policiales estatales y municipales, y ahora a la presencia de agentes de EU en bases de la Sedena en el norte del país, el Estado mexicano no ha sido rebasado aún por el crimen organizado.
“HOMBRO CON HOMBRO”
El presidente Barack Obama se apresuró a aclarar la situación y el pasado lunes ocho de agosto, en Washington —un día después de lo publicado por el NYT— dijo que el gobierno de México es el que tiene la responsabilidad exclusiva de llevar a cabo las operaciones policiales en su territorio, aunque de manera implícita reconoció la presencia de agentes de su país en suelo mexicano. “El hecho de que (los agentes) estén trabajando y colaborando hombro con hombro en la recolección de inteligencia sólo ratifica el compromiso de ambas naciones por intensificar la relación y derrotar a los cárteles de la droga”, dijo Obama.
En México, el secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré, aseguró ese mismo día que los agentes y ex militares estadunidenses no realizaban funciones operativas ni portaban armas de fuego. Su aclaración no sólo corroboraba parte de lo publicado en el NYT, sino que además dejaba al descubierto que ambos gobiernos mantienen acuerdos de colaboración secretos, con cláusulas de cooperación confidenciales que la prensa estadunidense venía revelando meses atrás. Los pormenores de la operación Rápido y Furioso, así como los detalles de los vuelos no tripulados de la Fuerza Aérea de EU y las operaciones de vigilancia satelital sobre territorio mexicano para ubicar plantíos de marihuana y amapola, casas de seguridad, arsenales, depósitos de vehículos blindados, campos de entrenamiento para sicarios y ranchos y casas de capos de la droga, antecedieron a la publicación en el NYT el pasado domingo. De cualquier forma los secretarios de Gobernación y de Relaciones Exteriores, Eduardo Blake Mora y Patricia Espinosa, respectivamente, serán llamados a comparecer para que expliquen la presencia de personal de inteligencia y de ex militares estadunidenses en bases militares de la Sedena. “Ése es el punto en el que estamos ahora; los asuntos de seguridad pública se convirtieron en asuntos de seguridad interna y, ahora, de seguridad nacional”, advierte el general Garfias Magaña.
Identifica El Compayito a secuestradores de Diego
El Pelacas y El Ricalde, del cártel del Centro, plagiaron al panista en mayo de 2010
El presunto líder de la organización criminal denominada La mano con ojos, Óscar Osvaldo García Montoya, El Compayito, aseguró ante el procurador general de Justicia del Estado de México, Alfredo Castillo, conocer a los autores del secuestro de Diego Fernández de Cevallos, ocurrido el 14 de mayo de 2010 en Querétaro.
El Compayito identificó a El Pelacas y El Ricalde como autores intelectuales y materiales de ese delito, mismos que están al servicio del cártel del Centro, no obstante, no proporcionó nombres. Según sus declaraciones, El Ricalde fue policía municipal de Huixquilucan.
Esto es parte del interrogatorio en el que estuvo presente el procurador mexiquense:
—¿A quién secuestró El Pelacas? —se le pregunta.
—Secuestró parece ser… al barbón éste… ¡del PAN, hombre! ¡A Diego Fernández de Cevallos!
—¿Y tú por qué sabes que esta persona secuestró a Diego Fernández de Cevallos?
—La información ésta que le digo... todo mundo se entera de esto, de andar en la maña, uno anda en la maña y se entera de todo: quién hizo esto, quién no hizo esto. De todo se entera uno acá.
—¿Entonces El Ricalde está ahorita en la organización de secuestradores que opera El Pelacas?
—El Pelacas... y que siempre ha operado, y son los que apoyan a El Hongo, al cártel del Centro, financieramente.
El ex policía ministerial de Sinaloa, que también perteneció a la milicia y recibió entrenamiento del grupo de élite de kaibiles, en Guatemala, le dijo de frente al procurador que pensaba matarlo.
“Yo lo miraba a usted (en las noticias) y miraba lo que decía (sic), y cada vez que lo miraba se la mentaba, le soy sincero, se la mentaba. ¿Por qué?, porque ese coraje lo traía contra usted, así”
La molestia del presunto líder de La mano con ojos se debía a que supuestamente envió 400 mil dólares al procurador a través de una tercera persona y ésta última le comentó que el dinero lo recibió el funcionario a cambio de dar protección.
Alfredo Castillo lo enfrentó y le dijo:
“Me dicen que (el problema) es personal, que yo te traicioné. No hay traición, porque simple y llanamente el que te traicionó fue la persona que te engañó y que te dijo que (me) había dado dinero y que había hecho esto y que había hecho lo otro; esa es la persona que realmente te engañó, ¿me entiendes?”
Una persona más se suma al diálogo y le pregunta a El Compayito qué fue lo que hizo con esa persona. Inmediatamente le responde:
—Lo maté.
—¿Pero no validaste la información, no la validaste? —cuestiona el procurador.
—Sí, lo agarré, lo levanté.
—¿Te dijo que (me) había dado el dinero? —insiste Castillo.
—Me dijo que había entregado el documento ya, que el documento ya lo había entregado.
—Pero, ¿a quién se lo entregó? —expresa el procurador.
—Pos ése es el problema —contesta en tono molesto García Montoya—; yo no le pude sacar más información porque fue rápida la cuestión y no podía tener a una persona de tanto peso ahí conmigo en esos momentos y ordené, rápidamente, por el coraje y por todo el engaño y todo lo que pasé, lo mandé a ejecutar rápidamente.
—¿Ése es el que te quedó mal, el de los 40 mil dólares? —señala una voz desconocida.
—400 mil dólares —precisa El Compayito.
—¿Pero tú te quedaste con la percepción de que sí se había recibido el dinero? —reitera el desconocido.
—Yo me quedé con eso en mi cabeza y por eso lo tomé personal contra usted, contra usted lo tomé personal; yo no tengo problema con la procuraduría, sino con usted directamente, ¿por qué?, porque me hicieron pensar eso… Entonces yo me di cuenta de que estaba mal —exclama mirando al procurador.
—¿Qué hubiera pasado? —vuelve a preguntar el procurador.
—Te hubiera matado, te hubiera encontrado y te hubiera hecho pedazos, la verdad, así de cabrones y de huevos te lo digo, porque es mucho el coraje que te traía. Te iba a mandar un video.
—¿Un video? —interrumpe Alfredo Castillo.
—Sí, un video dirigido a ti… te iba a decir todas las cosas que están pasando en el estado (de México), pero no me dejaste, ya me tienes aquí, ahora sí que le picaron los ojos a la mano —expresó sonriendo el presunto delincuente.
Lo que revela La mano con ojos
Epicentro
León Krauze
Me parece loable que el gobierno se haya tomado la molestia de desmentir los “mitos” que, a sus ojos, persisten en torno a la lucha contra el crimen organizado. El blog de Alejandro Poiré, que ha cubierto los diez “mitos” anunciados, es un agradecible ejercicio didáctico. Aprovechando ese ánimo de apertura, quisiera proponer una duda que me parece fundamental: los costos de la estrategia de desmantelamiento de los grandes cárteles y su lamentable consecuencia: el surgimiento de pequeños grupos delincuenciales de particular violencia.
Las últimas semanas nos han ofrecido al menos dos ejemplos escalofriantes del perfil criminal que se ha desarrollado en el vacío de poder que, obviamente, ha dejado tras de sí la captura o muerte de importantes líderes del narcotráfico en México. Basta escuchar la historia de Osvaldo García Montoya, el líder de La mano con ojos, el minicártel que aterrorizó al Estado de México durante varios meses. Aparentemente, García Montoya comenzó como chofer, luego fue asistente, luego jefe de seguridad de otro operador y, finalmente, parte del equipo de Arturo Beltrán Leyva. Después, tras la captura de los tres o cuatro hombres que le superaban en la estructura criminal, el llamado Compayito vio llegar la suya: decidió independizarse y aplicar todo lo que había aprendido. Con una marcada predilección por la decapitación y el terror, García Montoya mató, dice, a cientos. Antes de ser capturado planeaba actos aún más espeluznantes, incluso contra autoridades. ¿Cuántos más como García Montoya? ¿Cuántos asistentes del asistente que, capturados sus superiores, se van por la libre?
Para entender un poco mejor el fenómeno, platiqué con Ariel Ávila, experto colombiano. Ávila me explicó que hasta 1994 había dos grandes cárteles en Colombia. Después, el gobierno de Gaviria decidió adoptar la estrategia de decapitación de las grandes bandas: “La criminalidad como una culebra: se le corta la cabeza y así se le debilita”, explicó Ávila. La idea era la misma que se ha dado en México: reducirlo todo a pequeñas bandas de menor fortaleza, más manejables y, en su momento, eliminables.
Por desgracia, me dijo Ávila, la decapitación derivó en la “democratización” de los grupos criminales: desaparecido el jefe, cualquiera pudo aspirar a un liderazgo, por más que éste fuera sólo regional. Sin el control monopólico, múltiples mandos medios se quedaron con una “franquicia” de lo que era el cártel, en una zona determinada, en una región determinada. De acuerdo con Ávila, el riesgo es evidente. Al desmantelar a los grandes cárteles, el crimen deja de ser una “estructura criminal” para convertirse en una “red criminal”. Pequeños grupos que cuidan sus cotos con violencia, con extorsiones, con alianzas con otros grupos. Lo que antes era una batalla por proteger un negocio se vuelve una batalla por el poder. O los poderes —regionales, locales—, que es aún peor. El aumento de la violencia parece ser parte indispensable de esas batallas. Todos se vuelven potenciales enemigos. Por si fuera poco, al descentralizarse la estructura, hay mayor demanda de armas: a más bandas, más armas en circulación. En suma: no hay incentivos para reducir la violencia. Sobran, en cambio, alicientes para radicalizarla.
El escenario es escalofriante. Y, a juzgar por los testimonios de hombres como García Montoya, Édgar Valdez Villarreal o incluso José Antonio Acosta, el líder de La Línea, ya está aquí. No es posible exagerar el riesgo que representan para el país las luchas intestinas y la consolidación de minicárteles encabezados por antiguos mandos de segunda que, intoxicados por el poder, actúan con una violencia inusitada. No sé si Alejandro Poiré planee hablar del tema en las siguientes entregas de su blog. Espero que así sea. La mirada del fundador de La mano con ojos me reveló esa urgencia.
Un influyente grupo de bancos critica a Brasil por su 'tóxica' política económica
Operadores de la Bolsa de Valores de São Paulo. | AFP
El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés) dijo que un creciente número de miembros está descontento con las recientes medidas aplicadas en Brasil y culpan a esas decisiones de dañar a los mercados, según un reporte de un diario publicado este martes.
En una nota confidencial a sus miembros, el grupo de bancos más influyente del mundo dijo que una "mezcla tóxica" de preocupación por la política económica de Brasil y la aversión global al riesgo hizo que el índice referencial de la bolsa de Sao Paulo, Bovespa, cayera casi un 30% en lo que va del año, publicó el diario local 'Valor Económico'.
'Valor', que tuvo acceso al documento, afirmó que los inversores dijeron al IIF que "presiones políticas" están impidiéndole al Banco Central elevar la tasa de interés para combatir la inflación y que el Gobierno está manejando pobremente el deterioro de las finanzas públicas.
El documento del IIF resalta la parálisis política en Brasil y las medidas adoptadas por las autoridades del país para debilitar a la moneda local y frenar las importaciones, que están haciendo a los mercados financieros brasileños especialmente vulnerables a la reciente ola global de ventas.
El Gobierno de Brasil está mostrando su preferencia por herramientas de política no convencionales, que Valor llamó "no ortodoxas", para combatir la inflación y desacelerar el veloz crecimiento económico, según el periódico.
El índice Bovespa llegó a caer hasta un 9,74% intradiario este lunes, en una rueda en que fueron golpeadas todas las acciones que lo componen.
El Bovespa llegó a su nivel mínimo desde mayo del 2009, aunque posteriormente devolvió algo de sus pérdidas y cerró con una baja del 8,08%.
La confianza de los inversores hacia las acciones brasileñas se ha "amargado", dijo el IIF en el documento citado por 'Valor'.
Economistas ven una mayor posibilidad de tener una nueva recesión en EEUU
Un operador de bolsa toma su descanso mientras dos turistas posan para una foto. | AFP
- Las probabilidades de otra recesión se han duplicado en los últimos tres meses
- El crecimiento económico se ubicará en alrededor del 2,5% el próximo año
Los economistas ven un 30 por ciento de probabilidades de que EEUU sufra otra recesión, un aumento significativo con respecto a hace tres meses, según una encuesta divulgada este lunes por el diario "USA Today".
La encuesta trimestral señaló que, según el cálculo medio de los economistas, las probabilidades de una nueva recesión en EEUU se han duplicado en los últimos tres meses.
Ante ese pronóstico, otro golpe a la ya frágil economía estadounidense, como más bajas en los mercados o el empeoramiento de la crisis de la deuda en Europa, "podría empujar a la nación al abismo", aseguró el diario, cuya encuesta se realizó entre el 3 y 11 de agosto pasados.
Aún si EEUU logra conjurar otra recesión, tal como esperan los economistas, estos vaticinan que el crecimiento económico se ubicará en alrededor del 2,5 por ciento el próximo año. En la encuesta de abril pasado, los economistas habían pronosticado un crecimiento del 3,1 por ciento.
EEUU requiere un crecimiento por encima del 3 por ciento para reducir sustancialmente la tasa de desempleo, que ahora se ubica en el 9,1 por ciento.
Ante ese débil crecimiento, los 39 economistas encuestados vaticinaron además que la tasa de desempleo bajará lentamente a 8,8 por ciento el próximo año, una leve baja sobre el porcentaje actual.
Hace tan sólo algunas semanas, los expertos habían predicho que la economía registraría un fuerte repunte en el segundo semestre del año, apoyándose en datos como la caída en los precios de combustible que, a su juicio, alentaría el consumo en otras áreas, y un aumento en la venta de automóviles.
Según el diario, el pesimismo de los economistas refleja en parte la preocupación por la crisis de la deuda en Europa, un cálculo del crecimiento económico de menos del 1 por ciento para el primer semestre de 2011, y la rebaja de la deuda soberana de EEUU por parte de la agencia calificadora de riesgo Standard & Poor's.
'Estoy entrenado para matar, decapito con las manos, la sierra...'
Todo comienza con preguntas y respuestas rápidas. Casi recuerda a un concurso televisivo. La cámara enfoca en un primer plano al entrevistado. Y él relajado, a ratos sonriendo, va 'cantando'. Solo que este vídeo no tiene nada de musical, la letra la pone el último 'capo' detenido en México, uno de los más sangrientos y despiadados, el líder del cártel de La mano con ojos.
El principio es prácticamente ritual. Cómo empezó, con quién, cómo ha ascendido en el grupo... y de repente, la confesión que paraliza porque él, Óscar Osvaldo García Montoya, alias 'El compayito' y 'La mano con ojos', ni se inmuta al relatar como si hablara del tiempo o del precio de los tomates que ha ordenado más de 300 ejecuciones y que con sus propias manos ha matado a otras 300 personas.
"Estoy entrenado para matar, me entrenaron en Guatemala", les había dicho segundos antes a sus interrogadores, entre ellos el fiscal del Estado de México, donde 'El Compayito' llevaba meses sembrando el terror con terribles ejecuciones que firmaba con sus decapitaciones. También de eso da detalles con toda naturalidad: "Decapito con las manos, la sierra, un cuchillo...".
De traiciones y ejecuciones
No hay cuestión capaz de hacerle cambiar el gesto, de moverle un pelo. Ni siquiera cuando reconoce ante el fiscal, Alfredo Castillo, que él habría sido una de sus víctimas, que le habría matado porque, según la declaración del detenido, éste le había enviado 400.000 dólares para que lo protegiera y al comprobar que no era así, se había sentido traicionado por el representante del Ministerio Público.
La consecuencia en estos casos en el código 'narco': la ejecución. Pero Alfredo Castillo le asegura, sin embargo, que nunca recibió tan cantidad de dinero, "quien te traicionó es la persona que te engañó y te dijo que me había dado el dinero".
- ¿Qué hiciste con esa persona?
- Lo maté, responde veloz el criminal confeso. Lo agarré, lo levanté (secuestré) y lo maté.
- ¿Y no validaste la información, no le preguntaste si había dado el dinero?, le pregunta el fiscal.
- No le pude sacar información porque fue una cuestión rápida, no podía tener una persona de tanto peso conmigo tanto tiempo y ordené rápido la ejecución porque ya me había dado cuenta de que algo estaba mal. Y tomé todo como algo personal contra usted.
- ¿Qué habría pasado (si no hubiera sido detenido)?, le inquiere el mismo Castillo.
- Te habría encontrado y te habría hecho pedazos. Te iba a mandar un vídeo con ejecuciones que te iba a decir todo, pero no me dejaste y me tienes aquí- compadrea el detenido - ahora sí que le picaron los ojos a la mano, bromea.
Cuenta 'El compayito' que el nuevo apodo de 'La mano con ojos' que da nombre al cártel nacido hace poco más de ocho meses le viene de que "todo lo veo y todo lo escucho" y que se lo puso para tener una posición en el mundo del crimen organizado y dar miedo.
Asesinar, sí; pero extorsionar, no
Además de relatar algunos de sus asesinatos, desvela que leía la prensa cada día para "ver cómo está la situación", que controlaba a 50 personas, que vendía unos dos kilos de cocaína por semana, que su zona de influencia eran varios municipios del Estado de México, en el centro del país, y que había recibido ofertas de alianzas con el cártel del Golfo y el de los Zetas, pero las había rechazado "porque no estoy de acuerdo con la extorsión y el secuestro".
Contra el asesinato y la decapitación, a juzgar por sus propias palabras, no tiene nada. De hecho, confirma con la misma tranquilidad la matanza de 24 personas inocentes "porque habían visto las caras de los sicarios y ya no les podíamos dejar ir". Y varias decapitaciones el día de las pasadas elecciones en el Estado de México para llamar la atención "en un día especial, para que no se pudiera tapar el sol con un dedo".
Y reconoce sus deseos de seguir matando si tiene oportunidad una vez internado en prisión a quienes considera que le han traicionado. Entre ellos cita al 'JJ', con quien rivalizaba cuando trabajaba con 'La Barbie', y un tal Recalde y a 'El Pelacas', a quienes relaciona en su declaración con el secuestro del ex candidato presidencial del PAN, Diego Fernández de Cevallos.
- ¿Cómo sabes eso?
- Porque uno se entera de todo.
Todo puede sonar extraño, sorprendente fuera de México, empezando por la difusión oficial de los interrogatorios grabados con los detenidos. Pero aquí es algo tan habitual como la muerte.
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