¿Continuarán los buenos tiempos para Brasil?
Sin embargo, a pesar de todas las buenas noticias, los brasileños deberían preocuparse, porque los buenos tiempos durarán sólo si Brasil aborda una serie de retos crecientes de política económica. Algunos tienen relación con problemas de corto plazo, mientras otros son más bien de mediano plazo.
En el corto plazo, es prevenir el sobrecalentamiento económico: el crecimiento anual del PIB real superó el 10% en 2010, debido a políticas de expansión fiscal y monetaria y a términos de intercambio favorables. Es necesario asegurar que la demanda interna se desacelere a un ritmo más sostenible, para moderar la presión alcista sobre los precios que amenaza la credibilidad del marco de políticas monetarias y objetivos de inflación; de hecho, en abril el índice de inflación al consumidor a 12 meses estuvo por sobre el límite superior de la banda de tolerancia del Banco Central. Asimismo, Brasil tiene que enfriar su recalentado mercado laboral y detener el deterioro de la balanza exterior (que ha oscilado desde un pequeño superávit a un déficit de más del 2% del PIB en los últimos tres años, a pesar de un gran aumento en los términos de intercambio).
Moderar la demanda interna requiere ante todo un ajuste fiscal, ya que más incrementos de las tasas de interés, que ya son relativamente altas, no harían más que impulsar mayores flujos de entrada de capitales, ejerciendo aún más presión al alza sobre el real, que ya está sobrevaluado. Las autoridades han adoptado las primeras medidas para ajustar la política fiscal con el anuncio de importantes recortes en el presupuesto aprobado, pero se estima que, incluso entonces, el gasto del gobierno central aumentará en un 4% en términos reales en 2011 desde su nivel históricamente alto de 2010. Las autoridades están complementando un ajuste fiscal moderado con medidas macroprudenciales de restricción del crédito, las medidas y una serie de controles de capital, en su mayoría basados en impuestos.
A más largo plazo, Brasil se enfrenta a una serie de retos de reforma fiscal. Abordarlos con éxito permitiría al país generar los ahorros necesarios para cumplir con las enormes y crecientes necesidades de inversiones públicas: la expansión de la infraestructura productiva (carreteras, puertos y aeropuertos) con el fin de eliminar graves obstáculos a un crecimiento no inflacionario más rápido, un nivel sin precedentes de futuras inversiones en exploración de petróleo y generación de electricidad, y los próximos eventos deportivos internacionales (la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos) de los que el país será anfitrión en los próximos años.
Brasil también necesita espacio presupuestario para dar cabida a la inversión en infraestructura social, en particular instalaciones de saneamiento básico y atención de salud, con el fin de reducir la incidencia de enfermedades infecciosas. También precisa financiar programas bien focalizados para reducir aún más la pobreza y asegurar el acceso universal a la educación básica, perfeccionar la educación secundaria, con vistas a mejorar las capacidades técnicas de la fuerza de trabajo, y apoyar la investigación e innovación eficientes.
Finalmente, las autoridades de Brasil deberían apuntar a eliminar, o al menos reducir considerablemente, los obstáculos fiscales que existen en la actualidad a la eficiencia y la competitividad.
Entonces, ¿qué reformas fiscales son necesarias para alcanzar estos objetivos?
En primer lugar, Brasil debería adoptar un marco fiscal de mediano plazo que apunte a un camino de disminución gradual de la deuda pública, incluido un compromiso con un ajuste correspondiente de la meta para el superávit presupuestario primario. El cálculo y la publicación sistemática de los indicadores fiscales ajustados cíclicamente ayudaría a mantener la disciplina, promoviendo la rendición de cuentas, al igual que otras mejoras sobre transparencia, especialmente en relación con las operaciones cuasifiscales y los pasivos contingentes del gobierno y las empresas públicas. La creación de un consejo fiscal independiente para examinar las proyecciones oficiales también sería de ayuda para el cumplimiento de las metas fiscales.
En el frente de los ingresos, Brasil debería sustituir el actual impuesto al valor agregado (IVA) de nivel estatal, que está plagado de importantes distorsiones, y los impuestos federales en cascada a las facturaciones con un moderno IVA dual (federal y estatal) al consumo, con una base común y un número muy reducido de tasas. También se debe reducir gradualmente la gran cantidad de impuestos de nómina que actualmente añaden alrededor de un 50% en promedio a los costes laborales, lo que dificulta la competitividad y crea un incentivo importante al empleo informal.
Por el lado del gasto, Brasil necesita una nueva ronda de reformas de las pensiones, lo que es claramente una prioridad, dado el rápido envejecimiento de la población. Las reformas deberán incluir tanto el aumento de la edad de jubilación como los cambios en los beneficios, sobre todo la desvinculación de la pensión mínima con respecto al salario mínimo. Además, se requiere una serie de reformas del funcionariado para mejorar la flexibilidad y aumentar la productividad, mientras que los programas de salud y educación requieren una mayor eficacia en función de los costes.
En resumen, a pesar de las apariencias color de rosa, Brasil claramente se enfrenta a una agenda compleja y, en algunos aspectos, abrumadora, que no cabe esperar que la recién elegida presidenta Dilma Rousseff pueda lograr dentro de su actual mandato. Sin embargo, es importante que el gobierno comience con determinación, seleccionando algunas "victorias rápidas" para ganar credibilidad tanto ante los brasileños como en los mercados globales.
En la actualidad Brasil se beneficia de un entorno externo favorable, una fuerte credibilidad internacional y una prosperidad sin precedentes para segmentos cada vez mayores de la población. Pero esta ventana de oportunidad no debe desperdiciarse si ha de consolidar sus éxitos actuales y desarrollarse con ellos como base.
Teresa Ter-Minassian fue directora del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI. Encabezó las negociaciones del FMI con Brasil a fines de los años 90.
El futuro del crecimiento económico
Gran parte del resto del mundo, mientras tanto, rebosa de energía y esperanzas. Quienes diseñan las políticas en China, Brasil, india y Turquía se preocupan sobre excesos de crecimiento y no por su ausencia. Según algunas mediciones, China esa es la mayor economía mundial, y los países en desarrollo y mercados emergentes son responsables de más de la mitad del producto mundial. La consultora McKinsey ha bautizado a África, durante mucho tiempo sinónimo de fracaso económico, la tierra de los "leones en movimiento."
Como sucede a menudo, la ficción es la que mejor refleja los cambios de humor. El libro cómico del novelista ruso exiliado Gary Shteyngart, Super Sad True Love Story (Historia supertriste de amor verdadero) es una guía tan buena como cualquier otra de lo que puede depararnos el futuro. Situada en un futuro cercano, la historia se desarrolla teniendo como telón de fondo a unos EE. UU. que han caído en la ruina financiera y la dictadura unipartidaria, y que se encuentran enredados en otra aventura militar sin sentido en el extranjero, esta vez en Venezuela. Todo el trabajo real en las corporaciones queda en manos de inmigrantes capacitados; las universidades de la Ivy League han adoptado los nombres de sus contrapartes asiáticas para sobrevivir; la economía está regida por el banco central chino; y los "dólares estadounidenses anclados al yuan" han reemplazado a la moneda habitual como activo seguro.
¿Pero pueden verdaderamente los países en desarrollo llevar adelante la economía mundial? Gran parte del optimismo sobre sus perspectivas económicas es resultado de extrapolaciones. La década anterior a la crisis financiera mundial fue, en muchos sentidos, la mejor en la historia del mundo en desarrollo. El crecimiento se difundió mucho más allá de unos pocos países asiáticos y, por primera vez desde la década de 1950, la gran mayoría de los países pobres experimentaron lo que los economistas llaman convergencia: una disminución de la brecha en los ingresos respecto de los países ricos.
Este, sin embargo, fue un período único caracterizado por un fuerte viento económico de popa. Los precios de las materias primas fueron elevados, lo que benefició especialmente a los países africanos y latinoamericanos, y el financiamiento externo fue abundante y barato Más aún, muchos países africanos tocaron fondo y rebotaron luego de largos períodos de guerra civil y decadencia económica. Y, por supuesto, el rápido crecimiento de los países avanzados por lo general impulsó un aumento en los volúmenes de comercio internacional hasta lograr valores récord.
En principio, el lento crecimiento poscrisis en los países avanzados no tiene por qué impedir el desempeño económico de los países pobres. En última instancia, el crecimiento depende de factores del lado de la oferta –adquisición de e inversión en nuevas tecnologías– y la disponibilidad de tecnologías que pueden adoptar los países pobres no desaparece cuando se enlentece el crecimiento en los países avanzados. Por lo tanto, el crecimiento potencial de los países más atrasados se determina por su capacidad para cerrar la brecha con la frontera tecnológica y no por la velocidad a la que avanza la frontera en sí misma.
Las malas noticias es que todavía no entendemos adecuadamente cuándo se concreta esta potencial convergencia, ni los tipos de políticas que generan crecimiento autosostenible. Incluso casos indudablemente exitosos han sido explicados en formas diversas. Algunos atribuyen el milagro económico asiático a una mayor libertad de los mercados, mientras que otros creen que la intervención estatal fue la responsable. Y demasiadas aceleraciones de crecimiento se han apagado eventualmente.
Los optimistas confían en que esta vez es distinto. Creen que las reformas de la década de 1990 –una mejor política macroeconómica, mayor apertura y más democracia– han situado al mundo en desarrollo en la ruta del crecimiento sostenido. Un informe reciente de Citigroup, por ejemplo, predice que el crecimiento será fácil para los países pobres con poblaciones jóvenes.
Mi interpretación de la evidencia me lleva a adoptar una postura más cauta. Ciertamente es motivo de celebración que las políticas inflacionarias se hayan abolido y que haya mejorado la gobernanza en gran parte del mundo en desarrollo. En general, esos desarrollos mejoran la capacidad de recuperación de la economía ante los shocks y evitan el colapso económico.
Pero iniciar y mantener un crecimiento rápido exige algo más: políticas orientadas a la producción que estimulen cambios estructurales continuos y favorezcan el empleo en nuevas actividades económicas. El crecimiento que depende de flujos entrantes de capital o booms de las materias primas no suele durar demasiado. El crecimiento sostenido exige el diseño de incentivos para impulsar la inversión del sector privado en nuevas industrias, y lograrlo con un mínimo de corrupción y la competencia adecuada.
Si la historia puede servirnos de guía, los países que pueden lograr esto seguirán siendo pocos. Por lo tanto, si bien es posible que haya menos colapsos económicos gracias a una mejor administración macroeconómica, las altas tasas de crecimiento probablemente continúen siendo episódicas y excepcionales. En promedio, el desempeño puede ser un poco mejor que en el pasado, pero de ninguna forma tan deslumbrante como esperan los optimistas.
La gran pregunta para la economía mundial es si los países avanzados con problemas económicos podrán hacer lugar a los países en desarrollo con un crecimiento más rápido, cuyo desempeño dependerá en gran medida de su capacidad de adentrarse en las industrias de manufactura y servicios, que tradicionalmente han dominado los países ricos. Las consecuencias sobre el empleo en los países avanzados serán problemáticas, en particular dada la escasez de puestos de trabajo con altas remuneraciones. Es posible que considerables conflictos sociales resulten inevitables, y que esto amenace el apoyo político a la apertura económica.
En última instancia, la mayor convergencia en la economía global poscrisis parece ineludible. Pero que las suertes de los países pobres y ricos se inviertan no es ni probable ni políticamente viable.
Dani Rodrik, Profesor de Economía Política Internacional en la Universidad de Harvard, es autor de The Globalization Paradox: Democracy and the Future of the World Economy (La paradoja de la globalización: democracia y futuro en la economía mundial).
Europa necesita un Plan B
Los arquitectos de la Unión Europea generaron la voluntad política necesaria apoyándose en la memoria de la Segunda Guerra Mundial, la amenaza de la Unión Soviética, y los beneficios económicos de una mayor integración. El proceso se alimentó de su propio éxito y, con el desplome de la Unión Soviética, recibió un poderoso empuje gracias a la perspectiva de la reunificación alemana.
Alemania aceptó que solo podía reunificarse en el contexto de una unificación europea mayor, y que estaba dispuesta a pagar el precio. Con el esfuerzo extra de los alemanes para reconciliar los intereses nacionales en conflicto, el proceso de integración europea alcanzó su apogeo con el tratado de Maastricht y la introducción del euro.
Pero el euro era una moneda incompleta: tenía un banco central, pero no un tesoro central. Sus arquitectos eran perfectamente conscientes de esta deficiencia, pero creían que cuando surgiese la necesidad, la voluntad política podría ser convocada para dar el siguiente paso adelante.
Esto no es lo que sucedió, porque el euro tenía otros problemas cuyos arquitectos desconocían. Trabajaron pensando equivocadamente que los mercados financieros pueden corregir sus propios excesos, por lo que diseñaron reglas para limitar solo los excesos del sector público. E, incluso en ese caso, confiaron demasiado en la autorregulación por parte de estados soberanos.
Pero los excesos se produjeron principalmente en el sector privado, ya que la convergencia de las tasas de interés género divergencia económica: las menores tasas de interés en los países más débiles impulsaron burbujas inmobiliarias, mientras que el país más fuerte, Alemania, debió ajustar su cinturón para hacer frente al costo de la reunificación. Mientras tanto, el sector financiero se vio extremadamente comprometido por la difusión de instrumentos financieros poco sólidos y de malas prácticas crediticias.
Con la reunificación alemana se eliminó el impulso principal al proceso de integración y la crisis financiera desató un proceso de desintegración. El momento decisivo llegó tras el colapso de Lehman Brothers, y las autoridades debieron garantizar que no se permitiese la caída de ninguna otra institución financiera importante para el sistema. La canciller alemán Angela Merkel insistió en que no debía haber una garantía conjunta de la Unión Europea; cada país era responsable de sus propias instituciones. Esa fue la causa principal de la crisis actual del euro.
La crisis financiera obligó a los estados soberanos a sustituir el crédito que había colapsado con crédito propio, y en Europa cada estado debió ocuparse por su cuenta, poniendo en tela de juicio la calidad crediticia de los bonos gubernamentales europeos. Las primas de riesgo crecieron, y la zona del euro se dividió en países deudores y acreedores. Alemania había cambiado su rumbo 180 grados, de ser la principal impulsora de la integración se convirtió en la principal oponente a una "unión de transferencias".
Esto creó una Europa con dos velocidades: con los países deudores hundiéndose bajo el peso de sus obligaciones, y los países superavitarios escalando posiciones. En su calidad de mayor acreedor, Alemania podía dictar los términos de la asistencia, que fueron excesivamente gravosos e impulsaron a los países deudores hacia la insolvencia. Mientras tanto, Alemania se benefició con la crisis del euro, que deprimió las tasas de cambio e impulsó aún más su competitividad.
A medida que la integración se ha convertido en desintegración, el rol de la clase dirigente política europea también se ha invertido, pasó de encabezar una unificación mayor a defender el status quo. Como resultado, todos quienes consideren el status quo indeseable, inaceptable o insostenible han debido asumir una postura antieuropea. Y, a medida que los países altamente endeudados se ven empujados hacia la insolvencia, los partidos políticos nacionalistas –como los Verdaderos Finlandeses en Finlandia– se han fortalecido, junto con sus homólogos europeos más arraigados.
Sin embargo, la clase dirigente política europea continúa postulando que no hay alternativa al status quo. Las autoridades financieras recurren a medidas cada vez más desesperadas para ganar tiempo. Pero el tiempo les juega en contra: la Europa de dos velocidades está separando cada vez más a los países miembros. Grecia se dirige a una cesación de pagos desordenada y/o una devaluación con consecuencias incalculables.
Si este proceso aparentemente inexorable debe ser detenido y revertido, tanto Grecia como la zona del euro deben adoptar urgentemente un Plan B. La cesación de pagos griega puede ser inevitable, pero no tiene por qué ser desordenada. Y, si bien cierto contagio será insoslayable –lo que suceda a Grecia probablemente se extienda a Portugal, y la situación financiera de Irlanda puede también tornarse insostenible– el resto de la zona del euro debe ser protegido. Eso significa fortalecer la zona del euro, lo que probablemente requiera un mayor uso de eurobonos y algún tipo de esquema de garantía de depósitos para toda ella.
Generar la voluntad política requerirá un Plan B para la propia unión europea. La elite europea necesita retomar los principios que guiaron la creación de la Unión, reconocer que nuestra comprensión de la realidad es inherentemente imperfecta, que las percepciones están condenadas a sufrir sesgos, y las instituciones a tener fallas. Una sociedad abierta no trata los acuerdos preexistentes como sacrosantos; permite alternativas cuando esos acuerdos fracasan.
Debería ser posible movilizar a una mayoría silenciosa proeuropea en favor de la idea de que, cuando el status quo resulta indefendible, debemos buscar una solución europea en lugar de soluciones nacionales. Los "verdaderos europeos" deben superar en número a los Verdaderos Finlandeses y otros antieuropeos en Alemania y el resto de Europa.
George Soros es presidente de Soros Fund Management.
La última línea de defensa de la eurozona
NUEVA YORK – La crisis de la eurozona está a punto de alcanzar el clímax. Grecia ya es insolvente. Portugal e Irlanda vieron hace poco sus bonos degradados a la condición de basura. España todavía puede perder acceso a los mercados, conforme a sus penurias fiscales y financieras se le añade la incertidumbre política. Italia enfrenta una presión financiera rampante.
En 2012, la deuda pública de Grecia superará el 160% del PIB (y seguirá creciendo). Las alternativas a la reestructuración de la deuda desaparecen rápidamente. Un rescate oficial completo del sector público griego (por parte del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera) sería el mejor ejemplo de una jugada con riesgo moral: extremadamente caro y casi imposible desde el punto de vista político, debido a la resistencia de los votantes del núcleo de la eurozona (empezando por los alemanes).
Mientras tanto, la actual propuesta francesa de renegociación voluntaria con los bancos está naufragando, ya que impondría a los griegos tasas de interés prohibitivamente altas. Del mismo modo, la recompra de la deuda supondría un inmenso despilfarro de recursos públicos, ya que el valor residual de la deuda aumenta al comprarla y eso beneficia a los acreedores más que al deudor soberano.
O sea que la única solución realista y sensata es una reestructuración total de la deuda pública griega, en forma ordenada y orientada al mercado (aunque coercitiva). Pero, ¿cómo es posible reducir la deuda del país sin ocasionar pérdidas enormes a los bancos griegos y a los bancos extranjeros tenedores de bonos griegos?
La respuesta es imitar la solución de las crisis de deuda soberana en Uruguay, Pakistán, Ucrania y muchas otras economías de mercado emergentes, donde la refinanciación ordenada de la deuda se caracterizó por tres elementos: igualdad de valor nominal (los denominados bonos “a la par”), vencimiento a largo plazo (de 20 a 30 años) y una tasa de interés muy inferior a los insostenibles valores de mercado de la actualidad, que sea cercana o incluso menor a la del cupón original.
Incluso sin reducir el valor nominal de la deuda griega, una extensión de los vencimientos sería un alivio enorme para Grecia (a valores actuales), ya que un euro que se adeuda de aquí a 30 años vale hoy mucho menos que el mismo euro adeudado de aquí a un año. Además, dicha extensión resolvería el riesgo de refinanciación durante las próximas décadas.
La ventaja del bono a la par es que los acreedores de Grecia (bancos, aseguradoras y fondos de pensión) podrían con todo derecho seguir contabilizando sus bonos griegos a 100 céntimos por euro y se evitarían enormes pérdidas en sus balances. Paralelamente, esto pondría un límite claro al riesgo de contagio financiero.
Para las agencias calificadoras, este intercambio de deuda sería un “evento crediticio”, pero solamente durante un lapso muy breve, del orden de unas pocas semanas. Considérese el caso de Uruguay, cuya calificación se degradó a “impago selectivo” durante las dos semanas que demoró la refinanciación, para volver a subir (aunque sin llegar al nivel de apto para inversión) cuando el éxito de la medida volvió más sostenible la deuda pública del país. El BCE y los bancos acreedores pueden tolerar una descalificación temporal de la deuda griega durante dos o tres semanas.
Además, serían pocos los acreedores “holdout” que elijan quedarse fuera del intercambio. La experiencia previa sugiere que la mayoría de los inversores que conservan sus tenencias hasta el vencimiento aceptarían un bono a la par, mientras que la mayoría de los que siguen los valores actuales de mercado aceptarían un bono descontado con un cupón de más valor (es decir, un bono de menor valor nominal); es una alternativa que se podría ofrecer a esos inversores (ya se ha hecho otras veces).
Al mismo tiempo, la mejor forma de limitar el contagio financiero sería implementar un plan paneuropeo para recapitalizar los bancos de la eurozona. Esto implicaría usar recursos oficiales, como el FEEF, pero no para salvaguardar a una Grecia insolvente, sino para recapitalizar los bancos del país (y los de Irlanda, España, Portugal, Italia e incluso Alemania y Bélgica que necesitan más capital). En tanto, es necesario que el BCE siga ofreciendo recursos ilimitados a los bancos con problemas de liquidez.
Para reducir el riesgo de presiones financieras sobre Italia y España, ambos países deben seguir adelante con la austeridad fiscal y las reformas estructurales. Además, sus títulos de deuda se podrían proteger mediante un paquete más grande de recursos del FEEF o la emisión de eurobonos (o ambas cosas), lo que sería un paso más en la dirección de una integración fiscal de Europa.
Por último, la eurozona necesita políticas para recuperar el crecimiento económico en su periferia. Sin crecimiento, la austeridad y las reformas no producirán otra cosa que agitación social y la amenaza constante de violentas reacciones políticas, sin restablecer la sostenibilidad de la deuda. Para reanimar el crecimiento, el BCE debe invertir el rumbo y dejar de aumentar las tasas de interés. La eurozona también debe seguir una política (que en parte supone mayor laxitud monetaria) que debilite considerablemente el valor del euro y restablezca la competitividad en la periferia. Y Alemania debería postergar su plan de austeridad, ya que lo último que necesita la eurozona es un drenaje fiscal a gran escala.
La política actual que aplica la eurozona para ir saliendo del paso constituye un desequilibrio inestable: de nada sirve patear la piedra para adelante y seguir gastando más de la cuenta. O la eurozona cambia hacia un equilibrio diferente (mayor integración económica, fiscal y política, con medidas que restablezcan el crecimiento y la competitividad, entre ellas reestructuraciones ordenadas de las deudas y debilitamiento del euro) o terminará en impagos desordenados, crisis bancarias y, tal vez, la ruptura de la unión monetaria.
El statu quo ya es insostenible. En la actualidad, solamente una estrategia abarcadora puede rescatar a la eurozona.
Nouriel Roubini es presidente de Roubini Global Economics (www.roubini.com), profesor en la Escuela Stern de Administración de Empresas de la Universidad de Nueva York y coautor de Crisis Economics [Cómo salimos de ésta, Ediciones Destino, Barcelona, 2010; traducción de Eva Robledillo y Betty Trabal].
El oscuro asunto de la globalización financiera
La reciente turbulencia en los mercados financieros globales, y la contracción de la liquidez y el crédito que le siguió, plantean dos preguntas: ¿cómo es que el no pago de las hipotecas de grado inferior en los estados de California, Nevada, Arizona y Florida condujo a una crisis mundial? Y ¿por qué el riesgo sistémico aumentó en lugar de disminuir en años recientes?
La culpa la tiene el fenómeno de la “titulización”. En el pasado, los bancos mantenían los créditos y las hipotecas en sus libros, y así conservaban el riesgo crediticio. Por ejemplo, durante la crisis de la vivienda de finales de los 1980 en Estados Unidos, muchos bancos que realizaban créditos hipotecarios (las sociedades de ahorro y préstamo) quebraron, lo que condujo a una crisis bancaria, una contracción del crédito y una recesión en 1990-91.
Se suponía que el riesgo sistémico –una conmoción financiera que produce un contagio económico grave—se reducía con la titulización. La globalización financiera significaba que los bancos ya no conservaban activos como las hipotecas en sus libros, sino que los incluían en títulos respaldados por activos que se vendían a inversionistas en los mercados de capital de todo el mundo, distribuyendo el riesgo más ampliamente de esa manera.
¿Qué fue lo que no funcionó?
El problema no fueron únicamente las hipotecas de grado inferior. Las mismas prácticas imprudentes –no pedir un pago inicial, no verificar los ingresos y activos de los deudores, las hipotecas fijadas únicamente a las tasas de interés, la amortización negativa, las tasas señuelo—se dieron en más del 50% de todas las hipotecas estadounidenses de 2005 a 2007. Puesto que la titulización significaba que los bancos no cargaban con el riesgo y cobraban comisiones por las transacciones, ya no les importaba la calidad de sus préstamos.
En efecto, actualmente una cadena de intermediarios financieros ganan comisiones sin correr el riesgo crediticio. Como resultado, los agentes hipotecarios maximizan sus ingresos generando volúmenes grandes de hipotecas, al igual que los bancos que incluyen esos créditos en los títulos respaldados por hipotecas (MBS por sus siglas en inglés). Los bancos de inversión a su vez ganan comisiones por volver a incluir estos títulos en obligaciones de deuda con colateral o CDO (y en ocasiones en CDO de CDO).
Además, las agencias calificadoras de los créditos tenían serios conflictos de interés, porque recibían comisiones de los administradores de esos instrumentos. Los encargados de la reglamentación no hicieron nada, ya que la filosofía era el fundamentalismo del libre mercado. Por último, los inversionistas que compraron MBS y CDO eran codiciosos y creyeron en las calificaciones engañosas. Tampoco podían hacer otra cosa, ya que era casi imposible poner precio a estos instrumentos complejos, exóticos y sin liquidez.
Estas prácticas arriesgadas de préstamos también prevalecían en el mercado de compras apalancadas, donde las empresas de capital privado adquieren compañías públicas y financian las operaciones con altos coeficientes de endeudamiento; en el mercado de créditos apalancados, donde los bancos dan financiamiento a las empresas de capital privado; y en el mercado de papel comercial respaldado por activos, donde los bancos usan esquemas fuera del balance para pedir préstamos a muy corto plazo.
No es sorprendente que cuando el mercado de hipotecas de grado inferior estalló esos mercados también se congelaron. Puesto que no se conocía la dimensión de las pérdidas –se calcula que tan sólo las pérdidas de las hipotecas de grado inferior serán de entre 50 y 200 mil millones de dólares, dependiendo de la magnitud de la caída de los precios de las casas, que también se desconoce—y nadie sabía quién tenía qué, nadie confiaba en sus contrapartes, lo que condujo a una grave contracción de la liquidez.
Pero la contracción de la liquidez no era el único problema. También estaba la cuestión de la solvencia. En efecto, actualmente en los Estados Unidos cientos de miles –tal vez dos millones—de hogares están en bancarrota y por lo tanto no pagarán sus hipotecas. Alrededor de sesenta prestamistas de hipotecas de grado inferior ya han quebrado.
Muchos constructores de viviendas están cerca de la quiebra, al igual que algunos fondos de cobertura de riesgos y otras instituciones altamente apalancadas. Incluso en el sector corporativo estadounidense habrá impagos debido a los márgenes mucho mayores de los bonos corporativos. Una política monetaria más laxa podría fomentar la liquidez, pero no resolverá la crisis de solvencia.
Esto se debe a dos razones:
1. una enorme incertidumbre sobre la magnitud de las pérdidas. La magnitud dependerá en parte de cuánto caigan los precios de las viviendas --¿10%? ¿20%? Además, es difícil poner precio a instrumentos exóticos que no tienen liquidez (es decir, que no tienen precio de mercado).
2. gracias a la titulización, el capital privado, los fondos de cobertura de riesgos y las operaciones interbancarias directas, los mercados financieros se han vuelto menos transparentes. Esta opacidad significa que nadie sabe quién tiene qué, lo que debilita la confianza. En septiembre, cuando finalmente se dio la revalorización del riesgo, el pánico se apoderó de los inversionistas, lo que causó una estampida que afectó la liquidez y una interrupción de los créditos.
Entonces, ¿qué se debe hacer? Será difícil dar marcha atrás en la liberalización financiera, pero sus efectos secundarios negativos –incluyendo un mayor riesgo sistémico —exigen una serie de reformas.
En primer lugar, se necesita más información y transparencia sobre los activos complejos y quiénes los tienen. En segundo lugar, los instrumentos complejos se deben comerciar en las bolsas y no en los mercados directos, y se deben normalizar, de forma que puedan surgir mercados secundarios para ellos.
En tercer lugar, necesitamos una mejor supervisión y regulación del sistema financiero, incluyendo la regulación de instituciones financieras opacas o muy apalancadas como los fondos de cobertura de riesgos e incluso los fondos de riqueza soberana. En cuarto lugar, es necesario repensar el papel de las agencias calificadoras e introducir más regulación y competencia. Por último, se debe evaluar adecuadamente el riesgo de liquidez en los modelos de gestión de riesgos, y tanto los bancos como otras instituciones financieras deben valorar y gestionar mejor ese riesgo. La mayoría de las crisis financieras se desencadenan a causa de la falta de correspondencia de los vencimientos.
Es necesario incluir estos temas cruciales en la agenda de los ministros de finanzas del G-7 para evitar una reacción seria contra la globalización financiera y reducir el riesgo de que las turbulencias financieras provoquen daños económicos graves.
Nouriel Roubini es profesor de economía en la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York y presidente de RGE Monitor (www.rgemonitor.com).
Economía de China sin riesgo de doble caída, asegura planificador económico
La tasa de crecimiento potencial de China se mantendrá a un nivel alto en el futuro gracias al cada vez más profundo proceso de industrialización y urbanización, así como a la acelerada reestructuración económica, lo que desencadenará una enorme demanda interna, dijo Li Pumin, portavoz de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR).
Mejorar el desarrollo científico y educativo y relajar las restricciones institucionales también servirá para promover un crecimiento estable, agregó.
Li reconoció que el país enfrenta muchos desafíos, como la debilitada recuperación económica mundial y el desarrollo doméstico desequilibrado, descoordinado y no sostenible. Muchos problemas que han surgido en la primera mitad de este año han complicado la regulación macroeconómica, dijo.
Sin embargo, siguen existiendo muchas ventajas y oportunidades. Siempre que la política del gobierno central sea bien aplicada, la economía mantendrá un crecimiento sólido, añadió.
El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de China se ralentizó a 9,6 por ciento en los primeros seis meses de este año, 1,5 puntos porcentuales menos que el índice del mismo periodo del año pasado, de acuerdo con el Buró Nacional de Estadísticas.
Li dijo que se trata de una desaceleración "inducida voluntariamente" y que además es parte de la estrategia de regulación macroeconómica del gobierno.
El enfriamiento contribuye a lograr relaciones correctas entre la oferta y la demanda del mercado, reduce la presión de las alzas de precios y alivia las restricciones ambientales y de recursos, sostuvo.
El Indice de Precios al Consumidor (IPC), una importante medida de la inflación, alcanzó en junio una altura récord en tres años de 6,4 por ciento. Los analistas pronostican que los datos de julio no mejorarán.
Mantener los precios estables es una prioridad del gobierno en el segundo semestre y las medidas de enfriamiento del mercado inmobiliario deben mantenerse en vigor para impedir que los precios reboten demasiado rápido, afirmó Li.
El gobierno también continuará ofreciendo ayuda a las pequeñas empresas escasas de fondos para que sorteen las dificultades actuales.
China experimentó una drástica caída económica en 2008, cuando la crisis financiera casi anuló la demanda de mercancías chinas, lo que dejó sin empleo a decenas de millones de trabajadores migrantes.
El gobierno anunció un paquete de estímulo de 4 billones de yuanes en noviembre de 2008, el cual promovió exitosamente la inversión en infraestructuras y la elevación del nivel de vida del pueblo.(Xinhua)
Credit Suisse, en peor situación que el UBS en EEUU
El Departamento de Justicia en Washington inicia una investigación criminal contra el segundo banco de Suiza y procede a nuevas inculpaciones. Según los abogados que representan a los clientes, la situación del Credit Suisse es más grave aún que la que sufrió el UBS en 2008.
Tres años después del escándalo UBS con el fisco americano, Credit Suisse recibe una carta de la Justicia americana en la que le advierte que es “blanco” de una investigación.
Cuatro nuevas inculpaciones elevan a ocho el número de empleados del Credit Suisse acusados de ayudar a su clientela estadounidense a defraudar al fisco.
La portavoz de Credit Suisse en EEUU, Victoria Harmon, declinó hablar a swissinfo.ch sobre este tema. Pero en un comunicado destaca el “compromiso” del banco de Zúrich de conducir “sus actividades transfronterizas en el marco de un respeto absoluto a la ley” y de “cooperar con las autoridades de EEUU en la medida en que sus obligaciones legales suizas se lo permitan”.
Por su parte, Scott Michel y Lawrenece-Horn, abogados de clientes del UBS y Credit Suisse, estiman que la situación del banco número dos de Suiza es aún más grave que la que enfrentó su competidor en el pasado.
“Los alegatos contra Credit Suisse son muy graves y abarcan una gama de acciones que rebasa el delito del complot contra el fisco para involucrar también otro tipo de actividades criminales”, afirmó Scott Michel, experto del gabinete Caplin&Drysdale, en Washington.
“No se trata solamente de alegaciones, según las cuales el banco abrió cuentas de las que sabía que no serían declaradas, sino también de alegaciones de que el banco mintió a la Reserva Federal, destruyó archivos relaciones con dichas cuentas y ayudó a algunos clientes a escapar de la red de investigación y suministró a sus sus clientes servicios bancarios sin autorización”, explica el abogado que representa a una treintena de clientes del Credit Suisse.
Tras los clientes del UBS, Scott Michel defiende ahora a los del Credit Suisse. (Caplin&Drysdale)
¿Rumbo a la inculpación?
Tanto Scott Michel como Lawrence Horn, este último del gabinete Sills, Cummis & Gross de Newark, destacan que las medidas tomadas durante los últimos días por las autoridades estadounidenses permiten anticipar una inculpación del banco.
“Credit Suisse está cerca de ser inculpado, a menos que negocie con el Departamento de Justicia y le comunique los nombres de los clientes estadounidenses involucrados”, afirma Scott Michel.
“Credit Suisse recibió lo que en la jerga jurídica se conoce como target letter (una carta con un objetivo preciso). Su significado es claro, implica que el Departamento de Justicia tiene pruebas suficientes para inculpar al banco”, precisa Lawrence Horn.
El Departamento de Justicia de EEUU rehusó todo comentario, pero el análisis hecho por los dos abogados confirma la versión publicada por la agencia Reuters que cita a “fuentes gubernamentales de alto nivel” según las cuales “el gobierno de EEUU prevé imputar cargos al Credit Suisse”.
¿Intenta engañar al banco el Departamento de Justicia? “No, las target letters jamás son enviadas a la ligera”, responde Horn, ex procurador federal. “Hace 30 años que ejerzo como abogado y jamás esperaría que el Departamento de Justicia exagere o fanfarronee con un comunicado de este tipo”, agrega Michel.
Un contexto desfavorable
La evolución que experimentó el entorno jurídico-político tras el escándalo del UBS complica la situación del Credit Suisse.
A mediados de julio, el Tribunal Federal de Suiza decidió que Berna había actuado legalmente al ordenar al UBS entregar información confidencial sobre sus clientes a las autoridades de EEUU.
Por otra parte, en Washington el clima político está marcado por el marasmo económico, lo que se traduce en malos augurios para el Credit Suisse. “En el seno del Gobierno estadounidense no hay simpatía por quienes no están dispuestos a pagar la parte que les corresponde en tiempos de problemas presupuestarios”, observa Horn.
Y el Gobierno de Washington tiene interés en actuar con rapidez en el caso Credit Suisse para luego poder desplegar todos sus medios en la atención de problemas de evasión fiscal fuera de Suiza, como evidencian las investigaciones que tiene en marcha en otros lugares de Europa y en Asia.
El hecho de que el procurador haya presentado a los nuevos inculpados ante el Tribunal Federal de Alexandria, en Virginia, refleja este interés, ya que se trata de un tribunal reputado por su pronto ejercicio de la justicia.
“Está compuesto por magistrados de una calidad excepcional, conocidos por la rapidez con la que avanzan los asuntos que abordan. Es un tribunal que con frecuencia elige el Gobierno cuando quiere resolver un asunto con celeridad”, precisa Michel.
En el presente, los investigadores tienen a su favor la información que han suministrado los clientes del Credit Suisse que decidieron cooperar con las autoridades a cambio de una reducción de sus penas. “Varios de ellos son interrogados por el servicio de impuestos –algunos son mis clientes- y es previsible que esta dinámica continúe”, cita Michel.
Negociaciones en curso
Recientemente, el dominical SonntagsZeitung y la agencia Reuters informaron de rumores sobre la ruptura de las negociaciones entre Berna y Washington para llegar a un acuerdo marco en cuestiones fiscales. Un hecho que desmintió la embajada helvética en Washington. “Suiza conduce negociaciones con las autoridades de EEUU (...), pero no haremos comentarios sobre su desarrollo”, indicó la portavoz, Salomé Ramseier.
Michel considera que una ruptura de las negociaciones “tendría un impacto negativo para Credit Suisse, ya que los procuradores se sentirían en capacidad de ir verdaderamente a fondo”.
Ante este clima desfavorable y el riesgo de perder su licencia de operación en EEUU si es inculpado, el banco es el primer interesado en colaborar y disculparse, coinciden Horn y Michel.
“Credit Suisse tendrá que hacer lo mismo que UBS: llegar a un acuerdo con las autoridades de EEUU, pagar una multa de varios millones de dólares, y entregar información sobre algunas cuentas de sus clientes”, pronostica Lawrence Horn. Y puntualiza: “No hay escapatoria para el banco ya que desea mantener sus operaciones en EEUU”.
El euro repunta frente al dólar; el franco suizo en el centro de atención
El euro repuntó este miércoles frente al dólar ante indicadores económicos en Europa más favorables que en Estados Unidos, mientras que el franco suizo captaba la atención del mercado tras la intervención sorpresa del banco central de Suiza.
Hacia las 21H00 GMT, la divisa europea valía 1,4318 dólares contra 1,4202 el martes.
El euro progresaba ante el yen, situado en 110,25 contra 109,55 yenes el martes.
El dólar bajaba ligeramente frente a la moneda japonesa, a 76,97 yenes contra 77,14 el martes.
"Hoy (miércoles) hubo acontecimientos algo positivos en el frente de los indicadores, con los índices PMI más firmes que lo esperado en Asia y Europa, y un informe sobre el empleo privado bastante positivo en Estados Unidos. En consecuencia, el dólar está a la defensiva", explicó Vassili Serebriakov, de Wells Fargo.
El crecimiento de la actividad privada se enlenteció otra vez en julio en la zona euro, según el índice PMI de directores de compra, pero menos que lo esperado.
En Estados Unidos, la creación de más puestos de trabajo que lo previsto en el sector privado -según cifras de ADP- se vio rápidamente eclipsada por un retroceso de los pedidos de la industria y de una ralentización de los servicios mayor a la esperada.
Los "nuevos signos de debilidad en el mercado de trabajo arriesgan con incitar a la Fed a aplicar nuevas medidas de apoyo" a la economía, que diluyen el valor del dólar, estimaron analistas de Commerzbank.
Moneda03/08 (21H00 GMT)02/08 (21H00 GMT)Euro0,69840,7041Yen76,9777,14Libra0,60890,6135Franco Suizo0,76910,7646Yuan6,43426,4381PaísMoneda03/0802/08Argentina(peso)4,184,18Bolivia(boliviano)6,976,97Brasil(real)1,55951,5670Chile(peso)485,50459,35Colombia(peso)1.773,001.772,65Costa Rica(colón)510,78510,78Guatemala(quetzal)7,797,72Honduras(lempira)19,9419,95México(peso)11,9411,92Nicaragua(córdoba)22,5122,51Paraguay(guaraní)3.900,003.835,00Perú(nuevo sol)2,8452,84Uruguay(peso)18,40018,445Nota: en los países latinoamericanos se considera el precio de venta del dólar, menos en Uruguay, donde se toma el promedio interbancario. Las economías de Ecuador, El Salvador y Panamá están dolarizadas. Venezuela tiene una única tasa de 4,30 bolívares por dólar. En Bolivia, la cotización es oficial.
El Fondo Monetario Internacional
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Por Alberto Benegas Lynch (h)
Debido a la cantidad de llamadas y correos que recibí a raíz de dos últimas columnas publicadas hace un par de semanas (una en este medio y la otra en “La Nación” de Buenos Aires) en relación al caso Strauss-Kahn en el contexto del movimiento de los “indignados” en España ahora, como un post-sriptum, me explayo un poco más sobre esta entidad supranacional que he mencionado en las notas aludidas, respecto a la que escribí antes extensamente en mi libro Estados Unidos contra Estados Unidos (Fondo de Cultura Económica).
En una excelente compilación titulada Perpetuating Poverty. The World Bank and the IMF and the Developing World (Cato Institute), realizada por Ian Vásquez y Doug Bandow, este ultimo concluye que cuanto menos dinero dispongan estas instituciones mayores las posibilidades de progreso. Esto es así debido a que con sus dólares estimulan a los gobiernos estatistas del planeta a continuar con sus políticas de controles de precios, reformas agrarias, empresas estatales, inflaciones crónicas, endeudamientos siderales, gastos públicos descontrolados, regulaciones absurdas, corrupciones alarmantes e inexistencia de división horizontal de poderes. Las recetas siempre consisten en ajustes irrisorios en cuanto a podas inconducentes (que igual que en la jardinería luego crecen con más fuerza), devaluaciones y equilibrar el déficit fiscal con incrementos en los impuestos (recordemos que Stalin en su primer quinquenio mantuvo un presupuesto equilibrado succionando prácticamente todo de sus súbditos). Los gobernantes que reciben esos cuantiosos recursos fruto de la exacción a los contribuyentes de los países miembros, se consolidan en el poder sin importarles la fuga de los mejores cerebros y el drenaje constante de capitales en busca de mejores horizontes (además de que habitualmente los funcionarios de los gobiernos receptores se embolsan parte de lo recibido para destinos personales). En todo caso, Vásquez y Bandow reúnen en su libro críticas sumamente ácidas de dieciséis economistas de fuste sobre las dos instituciones internacionales mencionadas respecto a los gravísimos prejuicios que producen en los países receptores que, subrayan, han recibido durante décadas y décadas fondos con el guiño encubierto de los estrafalarios empleados de aquellos organismos para que los donatarios se aferren a las mismas tesituras generales y la mantención de su línea editorial.
Por su parte, otros reconocidos economistas como Peter Bauer, Harry Johnson, James Bovard, Melvyn Krauss, Karl Brunner, Anna Schwartz y tantos otros, sostienen que lo mejor es cortar el crédito de gobierno a gobierno y los otorgados por entidades estatales internacionales, con lo que los recipiendarios tendrán dos opciones: o siguen con sus políticas empobrecedoras pero con financiación de Cuba, Irán, Venezuela o Corea del Norte y no de Washington que es el principal soporte de tanta insensatez o, de lo contrario, barren con esos gobiernos y adoptan políticas sensatas con lo que obtendrán créditos en el mercado sobre bases sólidas y repatriarán a las personas que han huido despavoridas. Más aún, tal como lo han sugerido los mencionados pensadores, entidades como el Fondo Monetario Internacional deberían liquidarse, con lo que, entre otras muchas cosas, se evitarán subsidios cruzados, por ejemplo, en Estados Unidos, el granjero que paga impuestos para alimentar negocios financieros de Wall Street que prestan a gobiernos irresponsables solo porque tienen sus espaldas cubiertas por entidades como el FMI. En este sentido Alvin Rabushka y Paul Ryan en su Tax Revolt (Hoover Institution Press) muestran como los bancos privados toman al FMI de garantía para otorgar “préstamos de muy mala calidad a la espera de que la entidad los rescate”.
Las situaciones escandalosas también involucran masacres inauditas como los préstamos a Tanzania brindando apoyo incondicional a la dictadura de Nyerere en medio del traslado forzoso de campesinos de sus tierras a lugares inhóspitos, quemando sus chozas, torturando y matando a los rebeldes, así como también, antes de eso, los cuantiosos préstamos a Vietmam del Norte después que invadió a Vietnam del Sur mientras muchos de los perseguidos se ahogaban en el mar al sur de China, lo cual Kenneth Davison compara con los esperpentos nazis.
Uno de tantos ejemplos de corrupción a raíz de préstamos del FMI lo constituye el caso del general Mobutu Sese Seko (que usurpó el poder en Zaire al derrotar a Kasavubu), a pesar del tiempo transcurrido lo citamos debido a que, hasta el momento, fue el mayor receptor de ayuda gubernamental externa en relación a la población. En “La Nación” de Buenos Aires (abril 4 de 1997) se lee que el sujeto de marras “posee 8.000 millones de dólares. A ello hay que sumar sus castillos en Bélgica, la Villa del Mar en Rocquebrune-Cap-Martin sobre la costa azul, un departamento de 800 metros cuadrados sobre la exclusiva avenida Foch, de Paris, un edificio de 32 habitaciones en Suiza y un yate ancaldo en un puerto de la costa azul. Aunque Zaire tiene un rédito per capita de 200 dólares anuales, Mobutu se hizo construir -a expensas del Estado- un extraordinario palacio en Ghadolite, su pueblo natal, dotado de una pista de aterrizaje ultramoderna donde puede posarse un Concorde”. El caso de Ida Amín Dada en Uganda -el primer caníbal con refrigerador como escribe Paul Johnson- fue otro de los más sonados en relación al FMI, pero tal como se ha documentado en libros publicados por los antes referidos autores, muchos otros son los casos más modernos y no tan sonados pero de mucho jugo. Y ahora acaban de salir a la luz casos como el de Mubarak con un patrimonio de cuarenta y cinco mil millones de dólares estrechamente vinculados a los préstamos internacionales recibidos en Egipto durante su autocracia con el apoyo expreso y reiterado de Estados Unidos (además de sus muchas corrupciones en todos los órdenes imaginables).
Acaba de publicarse un libro que se ubicó en la lista de best-sellers en “The New York Times” de Dambisa Moyo, nacida y criada en Zambia, con una maestría en administración pública en Harvard (1997) y un doctorado en economía de Oxford (2002). Su obra trata de los despropósitos descomunales del FMI y de la ayuda externa en general, titulada Dead Aid. Why Aid is Not Working que está traducida al chino, francés, italiano, alemán y en estos momentos está terminando de traducirse al español en FAES de Madrid. La autora explica que no se trata solo de los préstamos concedidos a dictadores y gobiernos corruptos sino de la naturaleza, los procesos e incentivos de echar mano a dólares de los contribuyentes para estos propósitos.
Los desaguisados se han repetido una y otra vez en Rusia, Turquía, Indonesia, Argentina, Brasil, México, Argelia, Birmania, Burundi, Etiopía, Ghana, Irak, Kenya, Malasia, Nigeria, Sri Lanka y Zambia. El profesor Krauss resume la tesis al escribir en su libro Development Without Aid (New York University Press) que “No es que la malnutrición conduce a la ayuda externa, la mencionada ayuda causa la malnutrición”. El mismo autor en la misma obra apunta que en tanto países como Taiwán y Corea del Sur recibían préstamos del FMI se mantenían atrasados y que en el momento en que “dejaron de recibir ese apoyo que es cuando se produjo el milagro en esos dos países”, precisamente debido a lo que Ronald Vaubel, en su muy difundido y comentado ensayo titulado “The Moral Hazard of FMI Lending”, se refiere los “incentivos sumamente destructivos que desata” la política de esa organización internacional.
Mientras, los burócratas del FMI y sus equivalentes, viajan en primera clase con pasaporte diplomático, residen en las suites de los hoteles más fastuosas del planeta, perciben sueldos y gastos de representación exorbitantes y patrocinan el socialismo con discursos hipócritas adornados con cosméticas varias dirigidos a los tilingos que se tragan el anzuelo, quienes no han sido capaces de detectar gruesos desaguisados por más que algunos hacen alarde de ser grandes observadores de la realidad.
No es la primera vez que en la historia ocurre que a ciertos observadores se les pase por las narices fenómenos de enorme relevancia sin que se anoticien. Tal vez uno de los casos más llamativos haya sido el de Marco Polo quien en sus memorias dictadas a un colega de prisión, después de más de veinte años de viajes por los confines de la tierra comerciando y anotando infinitos detalles sobre costumbres, religiones y culturas en general, quedó tan desfavorablemente impresionado con la aparición del papel-moneda en China puesto que estaba acostumbrado a llevar a cabo transacciones por oro, plata y similares que no detectó que los chinos habían inventado nada menos que la imprenta (más de dos siglos antes de los tipos móviles de Gutenberg).
En el caso que nos ocupa, el FMI que comenzó en el Breton Woods ideado por White y Keynes como una banca central internacional, terminó como cuantioso prestamista de recursos ajenos por fuera de los dictados del mercado con lo que viene produciendo los desarreglos que se han exhibido en esta nota telegráfica, a lo que ahora debe añadirse los estruendosos “salvatajes” en Europa. Por su lado, el gobierno argentino cortó sus vínculos financieros con el FMI pero debido a que no acepta que se filtren las bases de sus estadísticas falsificadas y sus cuentas dibujadas y malparidas. En todo caso, la puesta en escena de esta entidad internacional resulta una burla grotesca al sentido común y a las normas elementales de la economía.
Walter Block
Walter Block | |
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Walter Block en la Universidad Loyola | |
Nacimiento | 21 de agosto de 1941 Brooklyn, Estados Unidos |
Residencia | Estados Unidos |
Nacionalidad | Estadounidense |
Campo | economía política, economía ambiental, economía del transporte, filosofía política |
Instituciones | Universidad Loyola, Nueva Orleans |
Alma máter | Brooklyn College, Universidad de Columbia |
Walter Block (nacido 21 de agosto de 1941) es un economista pro mercado libre, y un anarcocapitalista asociado a la Escuela austríaca.
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Historia familiar y educación
Block nació en Brooklyn, Nueva York de Abraham Block, un contador público autorizado, y Ruth Block, una paralegal, ambos descritos como "liberales" (progresistas). Obtuvo su licenciatura en filosofía (con honores) del Brooklyn College, donde fue un miembro del equipo de natación Varsity. Block obtuvo su Ph.D. en economía de la Universidad de Columbia y escribió su disertación sobre el control de los alquileres.
Carrera profesional
Block ahora ocupa la presidencia de cátedra Harold E. Wirth de economía en la Universidad Loyola en Nueva Orleans.1 A partir de 1979 a 1991, fue Economista Senior del Fraser Institute, y, a partir de 1998 a 2002, fue miembro de la Junta de Síndicos del Instituto Aspen. Además de su posición en la facultad de Loyola, Block es también miembro facultativo superior del Ludwig von Mises Institute de Economía Austríaca. Su obra más famosa es Defendiendo lo indefendible, de los cuales dijo John Stossel, "Defendiendo lo indefendible... me abrió los ojos a las bellezas del libertarismo. Explica que gran parte de lo que se supone es malo - no lo es. "
Lew Rockwell del Mises Institute ha dicho sobre el papel activo de Walter Block en el liberalismo libertario moderno:
Introducción al libertarismo
El pensamiento de la vida temprana de Block se caracterizó por el pensamiento igualitario. En una entrevista por la Austrian Economics Newsletter, Block declaró: "En la década de los cincuenta y sesenta, yo era sólo un comunista más de Brooklyn." Block da crédito de su "conversión" al liberalismo libertario a las reuniones personales con Ayn Rand, pensadora del objetivismo y minarquista, mientras era un estudiante. Como Block describe: "En 1963, cuando yo era un superior en el Brooklyn College, Ayn Rand llegó allí para dar una conferencia. Yo asistí, junto con cerca de 3000 de mis colegas, principalmente estudiantes izquierdistas, con el fin de abuchear y silbar, ya que era el mal encarnado... no teniendo suficiente con haber abucheado y silbado a Ayn en su conferencia oficial, he decidido... además expresar mi disgusto con ella y sus puntos de vista."
Block posteriormente asistió a un almuerzo con Rand, Nathaniel Branden, y Leonard Peikoff. Después de la difícil almuerzo con Block en que varios asistentes trataban de demostrar la superidad del capitalismo, Branden forjó un acuerdo con Block: "Nathan muy amablemente se ofreció a venir al otro extremo de la mesa conmigo para este propósito, pero él impuso dos condiciones previas: en primer lugar, no permitir que esa conversación termine en esa reunión, sino seguir con ella hasta que haya logrado una resolución: ya sea que se me convenza del error de mis caminos, o convencerlo del suyo. En segundo lugar, que leyese dos libros que más tarde me recomiendan (La rebelión de Atlas de Ayn Rand y La economía en una lección por Henry Hazlitt)."
Aunque Block da crédito a Ayn Rand, Branden, y otros objetivistas por su interés inicial en la teoría del laissez faire en general, dice de Murray Rothbard que, "Después me reuní con Murray, al que le llevó probablemente, unos 15 minutos para convertirme en anarcocapitalista, la posición que he mantenido desde entonces .... En retrospectiva, antes de mi reunión con Murray, hubo nueve oportunidades en que trataron de encaminarme hacia el anarquismo capitalista"laissez faire"; todo lo que necesitaba era un poco de empuje en la misma dirección en la que ya estaba desde hace algún tiempo". Siguiendo esta linea, en una entrevista respondió algo similar cuando le preguntaron cuándo se convirtió en anarquista: "Fue en 1966. Murray Rothbard me convirtió en aproximadamente 10 minutos. Había argumentos que yo aprendí de la Economía en Una Lección de Hazlitt, y la había aplicado a cosas como el correo, oficina de automóvil, caminos, etc., acerca de por qué la competencia y la búsqueda de la ganancia aseguran un mejor producto. Murray solamente me obligó a ver como esto se podría aplicarse, también, a la armada, los tribunales y la policía." También afirmó que el 99% de compañeros y docentes del Instituto Ludwig von Mises se consideran anarcocapitalistas.2
Contratos de esclavitud
Block es el principal defensor libertario de los contratos (voluntarios) de esclavitud, argumentando que "es un contrato de buena fe" que, de ser "derogado, se produce el robo" y da otras critica a los libertarios que se oponen a la esclavitud voluntaria como incompatibles con sus principios. Block pretende hacer "un pequeño ajuste", que "refuerza el libertarismo, haciéndolo más coherente ". Afirma que su posición demuestra "que un contrato, que se basa en la propiedad privada [puede] llegar a más reinos de la interacción humana, incluso para voluntarios contratos de esclavo".
EEUU vive como un parásito dijo Putin
El primer ministro de Rusia, Vladimir Putin, criticó que Estados Unidos gaste más allá de lo que sus medios le permiten y dijo que ese país “vive por encima de sus posibilidades, gravando a la economía global con sus problemas y viviendo como un parásito de la economía global”.
En esta línea, el Primer Ministro ruso también criticó el “monopolio del dólar” y afirmó que Estados Unidos existe para aumentar su deuda dependiendo del crédito.
Sobre el plan aprobado para elevar el techo de deuda del país, Putin admitió que Estados Unidos adoptó una “equilibrada” decisión en la medida que un posible default hubiera afectado también a la economía global.
CHINA SIGUE PREOCUPADA
La prensa estatal de China, principal tenedor de deuda estadounidense, criticó el acuerdo para subir el techo de la deuda en Estados Unidos, alegando que esconde “riesgos y turbulencias” para la economía mundial. “Aunque Estados Unidos ha evitado el default (suspensión de pagos), sus problemas de deuda soberana siguen sin resolverse”, dijo un editorial de People’s Daily, portavoz del Partido Comunista gobernante.
“Sólo se ha pospuesto y hay una tendencia para que siga creciendo. Esto hace peligrar la recuperación de la economía estadounidense y esconde un mayor riesgo y turbulencias para la economía mundial”.
China, que contaba con unas reservas en divisas de cerca de 3,2 billones de dólares al final de junio, es el mayor acreedor del Tesoro estadounidense.
El debate sobre el aumento del techo de la deuda, tildado por el diario de “lucha política”, socavará la credibilidad del Tesoro estadounidense, aunque un default era “esencialmente improbable”, dijo.
HORAS ANTES DEL LÍMITE
El Senado aprobó ayer el gigantesco plan de reducción de gastos presupuestarios en al menos 2,1 billones de dólares y de aumento del techo de la deuda en más de 2 billones de dólares que le permite al presidente Barack Obama promulgarlo antes de la madrugada del miércoles y evitar así entrar en cesación de pagos de la primera economía mundial a sólo horas de que se venza el plazo.
El voto más difícil se dio el lunes en la Cámara de Representantes, con mayoría de diputados republicanos. El presidente de la Cámara, John Boehner, debió lidiar con el ala ultraconservadora de su partido, conocida como Tea Party, cuyos integrantes se oponían a rajatabla a cualquier acuerdo que no incluya drásticos recortes presupuestarios.
En el bando demócrata, la líder de la minoría, Nancy Pelosi, también debió convencer a los miembros de su partido quienes se mostraron indignados de que el plan contenga solamente recortes presupuestarios y haya obviado cualquier aumento impositivo. “Por favor piensen lo que puede ocurrir si caemos en cesación de pagos” dijo Pelosi.
El Banco Central chino aplaude el acuerdo sobre la deuda de EEUU
El gobernador del Banco Central de China, Zhou Xiaochuan, dio la bienvenida a los avances de Estados Unidos en sus problemas de deuda.
Zhou Xiaochuan, gobernador del Banco Central de China / Andrew Harrer.
Después de varios días de tensión por la falta de acuerdo entre demócratas y republicanos para elevar el techo de deuda de EE. UU. antes de la fecha límite del 2 de agosto, ayer mismo, el Senado estadounidense aprobó el plan que permitirá que el país se endeude 2,4 billones más, junto con un plan para recortar el déficit federal.
El acuerdo era necesario para que no se desencadenara la tormenta en el sistema financiero mundial. Uno de los países que ha dado el visto bueno a la aprobación del plan estadounidense ha sido el principal acreedor de la primera potencia mundial: China. El país asiático es el mayor tenedor de deuda de EEUU, con una suma de un billón de euros en bonos a fecha de marzo pasado, por tanto, teme los efectos globales de los desequilibrios del gigante norteamericano.
Tanto es así que el gobernador del Banco Central de China, Zhou Xiaochuan, comentó que el gigante asiático daba "la bienvenida a tales avances", dijo Zhou en un comunicado publicado en el sitio en internet del Banco Popular de China, recogido por Reuters.
Zhou manifestó estos comentarios después de que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmara y convirtiera en ley las medidas necesarias para reducir el gasto y elevar el límite de endeudamiento del país, un acto necesario para evitar una moratoria del Gobierno frente a sus obligaciones financieras.
En este sentido, el gobernador chino anunció que "las grandes fluctuaciones e incertidumbres en el mercado de los bonos del Tesoro de Estados Unidos amenazarían la estabilidad de los sistemas monetarios y financieros internacionales, por lo tanto, dañarían la recuperación económica mundial", declaró Zhou.
Por ello, instó a Estados Unidos a garantizar las operaciones normales del mercado de bonos del tesoro para proteger el interés de los inversores mundiales. "Seguiremos estudiando los detalles de las medidas y observaremos de cerca cómo serán implementadas en varias etapas", anunció el gobernador.
Dagong rebaja el ráting a EEUU
Una de las pocas agencias de calificación no estadounidense, la china Dagong Global Credit, ha reabjado la nota a la deuda de EEUU después de la aprobación del plan para elevar el techo de su endeudamiento.
Esta agencia china tiene un sistema de calificación similar al de otras agencias más conocidas (Fitch, Moody's, S&P) cuya máxima nota es AAA. En noviembre pasado, Dagong rebajó la nota de EEUU desde AA, hasta A+; hoy la agencia ha decidido bajar la calificación un escalón más hasta A con perspectivas negativas, síntoma de la preocupación de China por la economía de EEUU.
"El aumento del techo de la deuda no cambia el hecho de que el crecimiento del endeudamiento nacional de EEUU haya superado al de su economía y sus ingresos fiscales, lo que llevará una reducción de su disponibilidad para pagar las deudas", ha destacado la agencia en un comunicado.
Asimismo, la agencia china apunta que el incremento del límite de deuda previene el 'default' de EEUU, pero "no mejora su solvencia", mientras que el ritmo de recorte del déficit sigue siendo inferior al del incremento de la deuda, recoge Europa Press.
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