Nuevo derrumbe de las Bolsas por los renovados temores a una recesión
Vídeo: Europa Press
Nueva jornada de desplomes, en lo que es la tercera peor del año. | AFP
- El diferencial amplía su distancia con el alemán hasta los 340 puntos
- Destaca un bajo volumen de negociación por la festividad en EEUU
Tras un respiro en las últimas semanas, vuelven los bruscos recortes en las Bolsas europeas ante los renovados temores a una doble recesión. Todos los principales índices del Viejo Continente han registrado fuertes caídas, en la que es la tercera peor jornada del año.
A excepción de Londres, el resto de las principales plazas se han desplomado más de un 4% en el cierre de los mercados, aunque el mayor batacazo lo ha sufrido Fráncfort, con un retroceso del 5,3%. Milán ha recortado su descenso y ha terminado con una contracción del 4,8%. Madrid y París han acabo igual y han cedido un 4,7%.
Las "desafortunadas" palabras de la directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), alertando de riesgo de recesión "global inminente", han sido determinantes para los inversores. De nada han servido las declaraciones del presidente de la Comisión Europea, contradiciendo a Christine Lagarde.
"Hay una extremada sensibilidad de los mercados a las malas noticias", afirma Alberto Roldán, director del departamento de renta variable de Inverseguros. En su opinión, "no era ni de lejos el momento" para alertar al mundo con una previsión que, pese a estar incorporada en las expectativas, "se interpreta como un mensaje oficial".
Pero los datos están sobre la mesa. Esta misma mañana se ha conocido una nueva caída del sector servicios de la zona euro, que registró su menor crecimiento en dos años.
El viernes, en EEUU se anunció un estancamiento del empleo en agosto. En España se supo que el paro subió de nuevo, tras cuatro meses de caídas y en Grecia, que su Producto Interior Bruto (PIB) se desplomará nada menos que un 5% este año.
Y para más inri, la troika formada por el FMI, la UE y el BCE no termina de cerrar el segundo rescate del país heleno.
Lo cierto es que la semana "promete ser muy volátil", apunta Natalia Aguirre, directora de análisis de Renta 4. Y es que, no faltan las referencias macroeconómicas, con la reunión de tipos del BCE y la publicación del Libro Beige de la Reserva Federal de EEUU sobre la economía del país. Además, en Alemania se vota su participación en el rescate griego.
Habrá que esperar a mañana martes para comprobar la reacción de Wall Street a los renovados temores de recesión, donde este lunes la Bolsa no abre por ser el Día del Trabajo. Esta inactividad provoca, también, "movimientos más intensos de lo habitual" por el bajo volumen de negociación, apunta Soledad Pellón, analista de IG Markets.
La prima de riesgo acusa los miedos
La prima de riesgo también rebota con fuerza, pero en sentido inverso. Los inversores de deuda soberana buscan refugio en el bono alemán, dejando su rentabilidad en mínimos del 1,87%, mientras que el diferencial con el bono español se amplía hasta los 340 puntos.
El diferencial del otro país periférico en la diana, Italia, tampoco le va a la zaga y escala hasta los 370 puntos. Las dudas sobre el país vecino se recrudecen después de que se advierta sobre su posible incumplimiento del objetivo de crecimiento para este año. Fuentes del Gobierno afirman que la tasa quedará por debajo del 1%, según Reuters.
A mediados de agosto, el Banco Central Europeo salió al 'rescate' de ambos países con la compra de deuda soberana, lo que permitió relajar sus primas desde la cota peligrosa de los 400 puntos hasta situarla por debajo de los 300 puntos. Sin embargo, ese umbral de estabilidad apenas ha durado un par de semanas.
El insostenible modelo chino
Aunque, a corto plazo, la economía china se está sobrecalentando (crece por encima de su potencial y alimenta la inflación), su principal problema a partir de 2012 ó 2013 será el exceso de inversión en capital fijo, que ya ronda el 50 por ciento del PIB.
El modelo tradicional chino de crecimiento se sustenta, además de en esa inversión, en una industrialización basada en las exportaciones y en una moneda débil; en el alto ahorro de empresas y particulares y en una muy baja contribución del consumo al PIB.
A medida que el consumo caía (pasando de representar el 52 por ciento del PIB en los años 80 al 33,8 por ciento en 2010), el crecimiento pasó a depender cada vez más de las exportaciones y de la inversión en capital fijo. Hasta 2008, el crecimiento fue un producto del brusco ascenso de las ventas al exterior netas (a principios de los 90 suponían un 0 por ciento del PIB, y en 2007 alcanzaron un máximo del 9 por ciento).
Cuando la recesión global hundió las exportaciones netas del gigante asiático, la reacción del país no fue aumentar el consumo sino elevar la tasa de formación de capital bruto del PIB, del 44 por ciento al 47,5 por ciento en 2009. Por esa razón, el colapso de las exportaciones netas en 2009 no condujo a una recesión severa (como ocurrió en Japón, Alemania o el Asia emergente) sólo porque la inversión en capital fijo se elevó de una cuota ya excesivamente alta del PIB.
La parte del PIB procedente del consumo siguió cayendo, mientras que la de la inversión en capital fijo aumentó aún más, acercándose al 50 por ciento del PIB mediante el gasto en infraestructuras, la inversión inmobiliaria y los préstamos baratos de bancos estatales a empresas del Gobierno. A estas empresas se les ordenó producir más, contratar más y aumentar su capacidad pese al exceso de capacidad manufacturera.
Ningún país es tan productivo como para reinvertir casi el 50 por ciento de su PIB en capital nuevo sin acabar enfrentándose a un problema de préstamos no rentables para el sistema bancario y a un aumento de la deuda pública. Mantener la inversión a ese nivel es insostenible y al final (probablemente después de 2013) acabará provocando un aterrizaje forzoso. Es decir, a un escenario en el que el crecimiento se ralentice durante un periodo considerable de tiempo hasta alcanzar un nivel del 5 por ciento o inferior. China necesita cerca de un 8 por ciento para mantener su estabilidad social y política.
Los problemas que vienen
Préstamos no rentables. Más de un tercio de proyectos de infraestructuras con tasas de rendimiento cero corren grave peligro de hundirse. Los últimos estudios sugieren que la deuda pública china es mucho mayor que la cifra oficial del 17 por ciento del PIB. Teniendo en cuenta las deudas de los gobiernos provinciales, el Banco Popular de China y el Ministerio del Ferrocarril, así como del rescate bancario de la última década, la cifra de deuda pública se sitúa en el 77 por ciento del PIB en 2010 y sigue subiendo, según los cálculos de RGE.
Auge de la sobreinversión. La inversión excesiva acabará ralentizando el crecimiento. En China abunda la sobreinversión en infraestructuras y en el sector inmobiliario. La cantidad de infraestructuras es excesiva: hay nuevos aeropuertos vacíos, elegantes trenes bala, autopistas a ninguna parte, edificios estatales de reciente construcción y ciudades fantasma. También existe una inversión excesiva comercial y residencial de alto nivel. Todo ello causará graves presiones deflacionistas.
Lecciones de la historia. En los últimos 50 años, todos los episodios históricos de inversión excesiva han terminado en crisis financieras, largo periodo de crecimiento lento o ambas cosas. Desde la Unión Soviética de los 60 a los 80, América Latina en los 70 y principios de los 80, hasta Japón en los 80, pasando por EEUU y el oriente asiático en los 90.
Baja rentabilidad. Que la inversión se sitúe en el 50 por ciento del PIB implica una rentabilidad baja y en descenso del excedente de las reservas de capital.
El problema del ahorro
¿Qué hace que China, con su baja renta per cápita, tenga una tasa de ahorro similar a economías mucho más ricas como Alemania o Japón? La principal diferencia es demográfica.
Tradicionalmente, el modelo asiático de seguridad social no ha sido un sistema de pensiones patrocinado por el Estado, sino que las familias tenían muchos hijos que acababan ocupándose de sus mayores. Ese sistema de seguridad social se está desmoronando en China por dos razones. Primero, los hogares ahora sólo tienen un hijo que tendrá que cuidar a dos padres y cuatro abuelos y, segundo, la urbanización ha roto con el viejo modelo de los padres que convivían con sus hijos en una comunidad rural y agrícola.
Pero el problema de China es el ahorro excesivo no de los hogares sino del sector corporativo. Varias políticas han conllevado una transferencia masiva de ingresos del sector políticamente débil de los hogares al sector políticamente poderoso de las empresas (estatales, importadoras y exportadoras).
La moneda débil reduce el poder adquisitivo de los hogares, encareciendo las importaciones, y beneficia a las empresas estatales competidoras de la importación y exportadoras, impulsando sus ingresos y beneficios.
Los tipos bajos de depósitos (muy inferiores a la tasa creciente de inflación) y préstamos (negativos en términos reales) para empresas y promotoras implican que el enorme ahorro doméstico recibe un rendimiento negativo mientras que el coste real de pedir prestado para las empresas estatales es también negativo, creando un poderoso incentivo para sobreinvertir.
La represión laboral de los últimos 30 años ha causado que los salarios crezcan mucho más lentamente que la productividad, reduciendo los costes unitarios laborales y, de nuevo, trasladando los ingresos de los hogares al sector corporativo.
Para cambiar esa represión de los ingresos familiares (y, por lo tanto, del consumo), China necesitaría una apreciación mucho más significativa del yuan, con la liberalización de los tipos de interés para aumentar el rendimiento del ahorro de las familias y un incremento marcado del crecimiento salarial por encima de la productividad.
Los peligros del cambio
La transformación de la estructura de oferta y demanda podría ser accidentada y peligrosa. Si los cambios en las políticas salariales, de tipo de cambio y tipo de interés se produjeran demasiado rápido, muchas empresas estatales quebrarían al ver desaparecer sus beneficios. La caída de la producción de las compañías públicas conduciría, a su vez, a un descenso del empleo.
No sólo hacen falta cambios en la demanda (menos exportaciones e inversión en capital fijo y más consumo), sino también en la oferta. Los bienes de consumo vendidos al extranjero podrían tener un mayor valor añadido que los bienes que los chinos consumen en casa. Además, la producción industrial y manufacturera debe caer en relación con la de servicios domésticos. Estas transformaciones exigen un movimiento difícil del trabajo y el capital de unos sectores en declive a otros en expansión.
La modificación de la estructura productiva requerirá el cierre de empresas no rentables que permita la consolidación y el crecimiento de las más fuertes. Y ello trastornará el empleo. Por último, la reducción de la mano de obra en los sectores en declive (la industria pesada y manufacturera) podría producirse más deprisa que el aumento en el empleo en los sectores en expansión como los servicios, generando problemas laborales.
La distorsión en la estructura de la demanda y la oferta agregadas en China se ve exacerbada por el hecho de que el Gobierno controla el precio relativo de los bienes extranjeros y domésticos a través del tipo de cambio nominal, que impulsa el movimiento a corto plazo del tipo de cambio real. Dado que eso mantiene la moneda infravalorada, las importaciones son caras y el consumo de bienes importados es bajo, mientras que la producción de exportaciones y bienes competidores de importaciones está subvencionada. Esta situación distorsiona la distribución de la demanda agregada (demasiadas exportaciones y demasiado poco consumo).
Las consecuencias de un parón
Una caída brusca del crecimiento chino provocaría un efecto desinflacionario. Los precios de las materias primas se hundirían con el bajón de la demanda china. Además, el país se desharía del excedente de bienes industriales y manufacturados (acero, cemento, aluminio, coches, ropa, electrónica de consumo, etc.) en los mercados globales.
Incluso hoy, es tanta la sobrecapacidad industrial en China que el exceso ya se exporta a los mercados globales, perjudicando a los productores extranjeros. En cuanto China experimente una reducción del crecimiento, el excedente de acero, aluminio y otros bienes manufacturados se venderá en los mercados globales, reduciendo los precios.
Al resto del mundo ya le preocupan las exportaciones chinas y la tensión escalaría si China presenciara el hundimiento de la demanda doméstica, deshaciéndose de su excedente de capacidad en los mercados globales. Si China sufre un aterrizaje forzoso, el resultado será una deflación global masiva o unas intensas guerras comerciales.
Repsol solicita a la CNE que analice el pacto entre Sacyr y Pemex
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Pemex compra el 4 62% adicional de Repsol
Según ha adelantado elEconomista, la petrolera Repsol ha presentado en la Comisión Nacional de Energía (CNE) un escrito en el que solicita al organismo que pida a la mexicana Pemex que presente una petición de autorización respecto al pacto que ha firmado con Sacyr, conforme a la denominada función 14, han confirmado fuentes del regulador.
Desde Repsol señalaron que han solicitado esto en "interés de la seguridad de sus actividades reguladas y estratégicas" y al entender que la operación puede afectar a la función 14.
La función 14 permite al organismo presidido por Alberto Lafuente emitir dictámenes vinculantes sobre las operaciones empresariales que afectan a actividades reguladas (transporte y distribución de gas y electricidad).
Repsol es propietaria del 31,2% de Gas Natural Fenosa, compañía que tiene actividades en negocios regulados.
Tres meses para responder
Los servicios jurídicos de la CNE, que legalmente tiene tres meses de plazo para responder, analizarán ahora si procede atender a la petición de la petrolera que preside Antonio Brufau.
Desde el regulador señalan que hasta ahora no había petición ni solicitud formal para que el organismo analizara la operación.
El pasado 29 de agosto Sacyr y Pemex, ambos accionistas de Repsol, hicieron público un acuerdo por el que unen sus derechos de voto y conciertan su estrategia.
El pacto también incluye la compra de casi un 5% de Repsol por parte de Pemex, adquisición que se culminó la semana pasada.
Otro golpe bajista: el Ibex 35 pierde un 4,69%, hasta los 8.066,5 puntos
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El selectivo español comienza la semana como la terminó: con fuertes descensos. En concreto, el Ibex 35 perdió un 4,69%, hasta los 8.066,5 puntos, tras oscilar entre un máximo de 8.304,2 y unmínimo de 8.056,4 puntos. La banca lideró los descensos, entre el miedo a la situación económica mundial y los problemas derivados de la crisis de deuda soberana en la Eurozona. En Europa, duras caídas también para el Dax alemán, el Eurostoxx y el CAC 40. (Un vistazo al Ibex 35, al Eco 10 y al resto del mercado)
"Durísimo movimiento bajista para la gran mayoría de las plazas de renta variable europeas", comentaba Carlos Doblado, jefe de análisis de Ágora Asesores Financieros, en Ecotrader.
La prima de riesgo española, el interés extra que exigen los inversores por comprar bonos nacionales a 10 años en vez de alemanes en el mercado secundario de deuda pública, ha alcanzado hoy los 341 puntos básicos, 29 más que el viernes, ante el temor de una nueva recesión global.
El diferencial español, que abrió la sesión en 310 puntos básicos, se fue incrementando progresivamente a lo largo de la jornada hasta rebasar los 340 puntos básicos minutos antes del cierre del mercado, la mayor cifra desde que el Banco Central Europeo (BCE) decidió intervenir a principios de agosto en el mercado de deuda para frenar el acoso a las deudas soberanas.
El sector financiero europeo está liderando los descensos, presionado por el hecho de que el viernes se conocieran los bancos a los que demandará EEUU por sus prácticas hipotecarias. Entre ellos, Royal Bank of Scotland, Deutsche Bank, Société Générale, Barclays HSBC, y todos ellos sufren descensos muy fuertes, en algunos casos por encima del 10%.
El miedo al estado de la economía mundial sigue lastrando a los mercados. Si el viernes era el mal dato de paro de EEUU, hoy en Europa el PMI de servicios ha caído más de lo previsto, suponiendo un nuevo revés a la confianza en la economía europea. Las ventas minoristas tampoco han sido positivas.
Además, sigue golpeando la crisis de deuda soberana. Mientras desde el BCE se pide actuaciones más rápidas por parte de los líderes europeos, la canciller alemana Angela Merkel avisa de un posible efecto dominó si un país decidiera salir del euro. Con este panorama, la moneda única cae cerca de un 1% frente al dólar.
El peor valor de la sesión fue Sacyr Vallehermoso, que retrocedió un 7,63%, seguido de ArcelorMittal, que perdió un 7,47%, Mediaset, con un 6,22% y Popular, con un 6,1%.
Entre los grandes, Repsol fue el peor, con una caída del 6,09%. Santander perdió un 5,94%, BBVA un 5,79%, Iberdrola un 4,89% y Telefónica un 4,29%. (Un vistazo al Ibex 35, al Eco 10 y al resto del mercado)
"Con hueco, vimos como el EuroStoxx 50 rompía su directriz bajista para marcar nuevo mínimo anual al cierre y anular el escenario triangular; quedando nuestro Ibex 35 en la zona de soporte técnico y psicológico de los 8.000 puntos. Bajo ese nivel, y siguiendo el camino de un DAX 30 alemán que se derrumbo, los gráficos señalarían un potencial de caída adicional de 800 puntos", añadía Doblado.
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¿Qué le pasó a Coahuila?
Pese a que fue un gobernador exitoso por sus obras y programas, Humberto Moreira enfrenta hoy múltiples críticas por la gran deuda en que dejó sumido a su estado: las cuentas no cuadran.
Con una deuda de casi 34 mil millones de pesos, una cifra mayor a su presupuesto anual de 2011 —que ronda los 31 mil 165 millones—, financieramente hablando Coahuila está de rodillas, pero no quebrada (por ahora). El panorama luce cuesta arriba con el bajón que Fitch y Standard & Poor’s dieron a las calificaciones de la deuda estatal, dado que la tasa de interés por los nuevos créditos a contratar para refinanciarla será más alta.
Pero a las finanzas hay que catalogarlas en el rubro de los efectos y no en el de las causas, pues éstas las encontramos en los ámbitos político y social. Es en éstos donde se define el rumbo que toma una sociedad y la forma en que los recursos se invierten. Si en tales ámbitos los equilibrios son débiles o son no existen, los efectos generalmente no serán los esperados.
ANTES DE MOREIRA
Humberto Moreira Valdés recibió a finales de 2005 un estado con su tradicional equilibrio de sectores tanto regionales como sociopolíticos. Las expresiones regionales estaban presentes: entre sus principales factores destacaban los laguneros, quienes mantenían su posición de balanceadores, el peso político del Partido Acción Nacional (PAN) en la región, la poderosa iniciativa privada lagunera y un movimiento civil activo con raíces que datan del reparto agrario en el sexenio de Lázaro Cárdenas.
En el centro y norte del estado el poder político del Partido Revolucionario Institucional (PRI) era incuestionable, pero estaba en manos de actores locales. La excepción era el municipio de Acuña, casa de Unidad Democrática de Coahuila (UDC), uno de los partidos locales más longevos del país, fundado en 1983 por Evaristo Pérez Arreola, miembro fundador del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México. En el sector económico, comerciantes y mineros mostraban su poder cuando así se ameritaba.
En el sureste, donde se ubica Saltillo, el anterior gobernador, Enrique Martínez y Martínez, al ser político y empresario, fungía como un puente entre ambos sectores locales. Los hermanos Javier e Isidro López del Bosque —entonces con vida—, del Grupo Industrial Saltillo (GIS), mantenían su característico rol de líderes y vocales de la iniciativa privada; pero el sector civil saltillense, a diferencia de La Laguna, nunca ha sido factor pues su organización es débil y concentrada en el altruismo y no en movimientos civiles, un comportamiento clásico de una sociedad conservadora. El sector obrero-sindical alineado a la Confederación de Trabajadores de México y a la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos vivía de las viejas glorias de los años setenta y se mantenía poderoso y conforme debido al buen desempeño económico del estado gracias al Tratado de Libre Comercio.
En cuanto a los medios de comunicación locales, su alineación al oficialismo era el de siempre, aunque había sus excepciones, principalmente en la prensa y en La Laguna; en Saltillo, el periódico Palabra, del Grupo Reforma, era uno de ésos: el priismo lo llamaba “Panhabla”. Otro dos grupos de poder a mencionar son, por una parte, los internos del PRI y, por la otra, el académico-estudiantil. De este último poco es de citarse. A diferencia de algunos estados, su participación se limitaba al tema de las tarifas del transporte colectivo, las cuales al final terminaban negociándose. La Universidad Autónoma de Coahuila (UAC), por su parte, mantenía su fidelidad al gobierno en turno, salvo a principios de los años ochenta, cuando debido a una elección de rector cuestionada un grupo de disidentes marchó a la Ciudad de México.
Respecto a la vida interna del PRI coahuilense, si bien disciplinada, tenía grupos políticos y por lo tanto pluralidad, lo cual se traducía en equilibrios. La muestra de esto lo fue la elección en 2005 del candidato a gobernador priista, en la cual contendieron tres candidatos principales: Humberto Moreira, alcalde de Saltillo en el periodo 2003-2005; el lagunero Raúl Sifuentes Guerrero, secretario de Gobierno en el sexenio martinista, y Jesús María Ramón, empresario de Piedras Negras y entonces diputado federal. A éstos habían de sumarse los grupos del lagunero Javier Guerrero García y del saltillense Alejandro Gutiérrez, también precandidatos. Tres regiones y diversos grupos políticos priistas que se contrabalanceaban.
EL GOBERNADOR VALIENTE
Humbero Moreira fue el ganador de la ríspida contienda interna priista y, luego, de la electoral. Comenzó su gobierno de manera normal, sin sobresaltos y apelando a la unidad coahuilense, pero también a la priista. En su gabinete inicial privilegió los equilibrios al mantener a funcionarios de la anterior administración y obviamente incluyendo algunos de su grupo político, entre ellos a su hermano mayor, Rubén, quien ocupó el cargo de subsecretario de Asuntos Políticos de la Secretaría de Gobierno de 2005 a 2007.
Pero a las pocas semanas el escenario cambió, y no por motivos políticos sino de seguridad pública. El jueves nueve de febrero de 2006 aconteció en Saltillo un narcosecuestro que marcaría el resto del sexenio. Los plagiados fueron liberados y los secuestradores detenidos; envalentonado el gobernador por el logro policiaco, ese mismo día declaró ante los medios: “Lo que necesitamos no son aspirinas, sino un respaldo de ‘a deveras’, o también que se nos diga y asumimos una posición distinta, desde el tema hacendario que tenemos que revisar, ya basta que nos den migajas y estemos pidiendo”. Dos días más tarde, el sábado 11, el comandante operativo de la policía del estado, Gaspar Ramos Sánchez, La Barbie, fue baleado durante la madrugada mientras desayunaba en un restaurante de Saltillo, a escasas cinco cuadras de donde el jueves anterior la policía había detenido a los siete presuntos narcosecuestradores.
A raíz de ese hecho, el gobernador declaró: “Que no nos provoquen porque podemos generar un conflicto de una mayor dimensión para el gobierno federal en caso de no tener la respuesta; no vamos a estar implorando que nos ayuden en cada acontecimiento... queremos que se nos respete como estado y se nos dé el respaldo que necesitamos”. El discurso parecía meramente mediático para salir al paso de la situación, mas no fue así. Un nuevo gobernador había nacido.
Inició allí el eterno y violento pleito discursivo con el gobierno federal, entonces foxista y luego calderonista, mientras que al parecer el equilibrio entre las fuerzas del crimen organizado se rompía. Tragedias como la ocurrida en la mina Pasta de Conchos el 19 de febrero de 2006, más las torpezas políticas del gobierno federal avivaron los desencuentros. Moreira hizo del federalismo su bandera de lucha contra el Poder Ejecutivo federal, aun cuando jamás presentara una propuesta formal. Su beligerante discurso llegó al extremo de calificar a Coahuila como el único estado “independiente del país”, generando con ello un llamado del empresariado coahuilense a moderarse. ¿Su respuesta? “No voy a modificar porque un grupito quiere que me vaya de ‘limpia botas’ del Presidente” (agosto de 2006)”.
Su discurso desordenado y agresivo, construido por los hechos cotidianos y no por una visión, lo trasladó también a su programa de gobierno, enfocado en obras viales y programas sociales muy generosos, pero cuya sustentabilidad financiera era cuestionable. De repente, Coahuila y su gobierno tenían de todo y para todos: desde farmacias con medicinas subsidiadas hasta zapatos gratis para los estudiantes, pasando por guarderías casi gratuitas. Al final de su estancia como gobernador en diciembre de 2010 y con niveles de aprobación históricos, pretendió repartir computadoras laptop a maestros y estudiantes, pero para entonces las finanzas estatales no daban para más.
LA PÉRDIDA DE LOS EQUILIBRIOS
Conforme Moreira se afianzaba en el poder y mantenía su pleito con el gobierno federal, los movimientos políticos locales fueron avivándose. Su gabinete fue integrándose al ciento por ciento con personas de su círculo cercano. A la presidencia del PRI estatal llegó su hermano en 2007, quien ejerció un control férreo pero bien organizado. Un caso destacado del reacomodo fue la salida, en enero de 2007, del secretario de Gobierno, Óscar Pimentel González, un personaje con amplia historia pública en el estado, respetado priista pero ciertamente no parte de los moreiristas. Los montemayoristas y martinistas fueron exiliados o algunos cambiaron de bando.
A nivel gubernamental y con claros fines políticos, Moreira creó a principios de 2007 la Secretaría de Desarrollo Regional en La Laguna, como un acicate para el gobierno municipal encabezado por el panista José Ángel Pérez (2007-2010), hoy acusado por la Auditoria Superior del estado de desviaciones por 53 millones. En 2007 el rector saliente de la UAC, Jesús Ochoa Galindo, se incorporó al gobierno estatal en un cargo creado ex profeso, y Homero Ramos Gloria, consejero presidente del Instituto Electoral local, dejó su cargo para ser nombrado secretario de Gobierno en sustitución de Óscar Pimentel González. El manto alcanzaba para cubrir a todos.
El PAN de Coahuila facilitó, con su división interna y un programa político poco atractivo, el desbalance del poder político, el cual inició su clímax con el avasallante triunfo priista en las las elecciones de diputados en 2008 (ganó todos los distritos) y las municipales de 2009 (obtuvo 34 de 38 alcaldías, incluidos Torreón y Saltillo). Dichos triunfos terminaron por alinear a los escasos disidentes priistas, y para antes de las elecciones de gobernador y diputados en 2010, el moreirismo no enfrentó rivalidad interna alguna. A todo lo anterior se le añadió un intenso programa de inversión favorecedor, y no quedó nada que criticarle al gobierno, llegaron a decir algunos.
El primero de mayo de 2008 falleció Isidro López del Bosque, quien, junto con su hermano Javier, administró al GIS y fue uno de los líderes del empresariado coahuilense, por lo que éste se quedó sin una de sus cabezas históricas. Entonces la iniciativa privada lagunera se partió en dos bandos: por una parte la sección Laguna de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), regionalista y crítica del gobierno, junto con el Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada (CLIP), y por la otra el Grupo Empresarial Lagunero (GEL), alineado con el gobierno, cuya más reciente demostración fue el pasado 11 de agosto cuando sus líderes se reunieron con el gobernador electo, Rubén Moreira. En dicha reunión no le recriminaron la monumental deuda: “No tomamos ese tema. No queríamos abrumarlo. Queremos irnos poco a poco respecto a la deuda”, señaló Michelle Taboada Barragán, presidenta y vocera del organismo. La iniciativa privada, tanto la saltillense como la lagunera, había dejado de ser un equilibrador. El resto de los sectores y casi toda la sociedad habían caído igual de enamorados por el espectacular programa de inversión y programas sociales moreiristas, sin saber que con el tiempo se convertirían involuntariamente en cómplices y corresponsables de la situación financiera actual. La academia y el sector estudiantil mantuvieron su actitud pasiva de siempre. El sector social también fue conquistado y siguió enfocado más en el altruismo que al análisis de la realidad colectiva, a pesar de la mala educación impartida en el estado.
Las voces locales críticas habían sido silenciadas, bloqueadas o autocensuradas. El periódico Palabra, cortado de toda publicidad gubernamental, vió cómo se desvanecía su viabilidad financiera. Su publicación, iniciada en 1997, cesó en diciembre de 2008. El único opositor restante con verdadero peso mediático fue el obispo de Saltillo, Raúl Vera, siempre visto con desdén por los poderes económicos y políticos desde su llegada en el año 2000.
Las instituciones como el Instituto Coahuilense de Acceso a la Información (ICAI) y la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Coahuila (CDHEC) fueron ocupadas por ex funcionarios del gobierno estatal o priistas. El Sistema de Administración Tributaria de Coahuila (Satec), creado en 2010 y hoy en el ojo del hurácan debido al desastre financiero ocasionado por su ex titular, Javier Villareal, fue una buena idea rápidamente prostituida, para muchos desde su nacimiento: su intención de replicar al SAT federal y profesionalizar el cobro de impuestos y su administración nunca se hizo realidad. El Poder Judicial mantuvo su apego al gobernador y se mostró reacio a acelerar las reformas judiciales (los juicios orales, por ejemplo). La Legislatura estatal, avasallada por el priismo, fue (y es) sólo una figura decorativa.
DEL GOBIERNO DE LA GENTE A LA DEUDA DE LA GENTE
El gobierno de Humberto Moreira tuvo logros. El programa de obras y servicios públicos fue impresionante y desmitificó la figura del gobernador ante la gente. El estado mantuvo sus altos índices de competitividad e inversión. Además, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, fue de las pocas entidades que disminuyó su pobreza en los últimos años. Tras obtener su licencia del cargo el pasado enero, Moreira fue considerado como uno de los gobernadores más exitosos y como posible “Plan B” del priismo nacional en caso de una debacle de Enrique Peña Nieto.
Pero agosto pasado resultó ser el mes cuando su legado se desmoronó. El desdén por los más elementales principios de la democracia, como la transparencia, el mantenimiento de equilibrio de poderes públicos y políticos, la tolerancia a las críticas, el manejo responsable de las finanzas y el respeto por las instituciones, le vino a cobrar factura, lo que dejó un alto costo para el estado: los 34 mil millones que ahora adeuda y que serán pagaderos en un plazo de hasta 30 largos y dolorosos años. El costo será aún mayor si la sociedad no se regenera y reconstruye los equilibrios destruidos.
El ex gobernador Óscar Flores Tapia (1975-1981) es recordado en Coahuila por sus obras de infraestructura, pero también por un escándalo de corrupción. Fue desaforado poco antes de terminar su mandato y fue investigado por la Procuraduría General de la República debido a su enriquecimiento inexplicable (para sus seguidores, fue un perseguido político de José López Portillo). Al igual que Flores Tapia, Humberto Moreira será recordado por sus obras y programas, pero también por un escándalo: el de la deuda, más lo que falte. Los próximos meses serán clave para el hoy gobernador con licencia de Coahuila. Para muchos analistas políticos, sus días al frente del PRI están contados, mientras que algunos ciudadanos coahuilenses y rivales políticos quieren que sea procesado, tal y como aconteció con su colega, pues las cuentas entre inversión y deuda simplemente no cuadran.
Guerra, terror, terroristas: El discurso del Rey
Una discusión acerca del término “terroristas”, utilizado por el Presidente de la República para denominar a quienes perpetraron el incendio del Casino Royale.
El discurso del presidente Felipe Calderón en torno al combate al narcotráfico ha sido cambiante y en ocasiones impredecible, dependiendo de su estado de ánimo, del interlocutor y de la gravedad de lo ocurrido. Calificar de “terroristas” a los sicarios —presuntamente de la banda de Los Zetas— que incendiaron el Casino Royale en Monterrey para amedrentar a su dueño por no pagar el “derecho de piso”, es el más reciente de los episodios discursivos del mandatario.
¿Se trató de un desliz presidencial? ¿De un momento de ofuscación por la tragedia o de un mecanismo de presión para acelerar la aprobación de leyes como la de Seguridad Nacional? ¿Cuáles pueden ser las implicaciones del pronunciamiento del presidente? Para David Shirk, director del TransBorder Institute, el discurso presidencial puede muy bien abarcar todos estos escenarios sin que se le califique como un pronunciamiento extremo. “Se trata de un cambio importante en el discurso presidencial sobre el tema de la lucha contra los cárteles de la droga”, adelanta el investigador, quien sostiene que es vital aclarar primero la diferencia entre actos terroristas y grupos terroristas; a contracorriente de los investigadores y catedráticos que sostienen que un acto terrorista es cometido únicamente por grupos con demandas y exigencias claramente políticas, Shirk sostiene que en el caso del narcotráfico esto no es necesariamente así. “Existe una diferencia entre lo que es y hace un grupo terrorista, y lo que es un acto mediante el cual se causa terror”, dice, al explicar que sí es posible definir el ataque al Casino Royale como un hecho terrorista. “Al final de cuentas, quienes participaron en estos hechos en México son criminales que emplearon métodos para causar terror, aunque no sean en sí un grupo terrorista sino grupos del crimen organizado”, añade.
En entrevista con M Semanal, Shirk, quien es profesor asociado del Departamento de Ciencia Política y autor de numerosos textos sobre la política interior de México, narcotráfico, seguridad binacional y fronteriza, reforma judicial y violencia generada por el narcotráfico, detalla que a partir de su pronunciamiento para condenar el ataque al casino de Monterrey, el presidente Felipe Calderón va a probar una nueva línea discursiva en la que enfatizará al narcoterrorismo como un concepto que deberá redituarle dividendos en dos o tres áreas: una sería lograr mayor presión hacia el Congreso de la Unión para que los legisladores aprueben a la brevedad la Ley de Seguridad Nacional (LSN).
CUIDAR LAS PALABRAS…
Pero Javier Oliva Posada, especialista en seguridad nacional, ve en las palabras del jefe del Ejecutivo algo más que un afán por presionar dentro y fuera del país a actores políticos como Barack Obama o a los legisladores mexicanos. “Si el término ‘terroristas’ lo hubiera dicho un analista, un catedrático, un locutor de televisión o algún otro personaje, estaríamos hablando de otra cosa; pero lo dijo un Presidente, un mandatario que ya usó al inicio de su mandato la palabra ‘guerra’ para intentar definir la naturaleza de su estrategia contra el narcotráfico. Lo que dijo Calderón no fue un desliz verbal, un exceso o algo fuera de lugar”, explica. “Se trató de un discurso muy bien utilizado, muy bien pensado debido a la magnitud del problema. Pero el utilizar la palabra ‘terroristas’ o ‘terrorismo’ denota de inicio que la estrategia antidrogas no tiene claros cuáles son sus objetivos; no sabemos si lo que se busca es abatir el consumo, erradicar al narcotráfico, al crimen organizado o lograr la rehabilitación social. ¿Cuáles son los objetivos?”, se pregunta Oliva.
Para el también catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, referirse a los sicarios de los cárteles como “terroristas” abre la puerta para que organismos internacionales se acerquen a México y lo hagan ahora como observadores con carácter multilateral. Además, esto incidirá en las decisiones para hacerle frente al crimen organizado, añade. “Es hasta cierto punto muy cómodo calificar todo esto como un acto o como hechos de terrorismo, pero no hay que olvidar que este concepto trae aparejados conceptos de tipo político o ideológico, y decirles ‘terroristas’ a los narcotraficantes no hace sino elevar su nivel de capacidad destructiva, cuando no son más que delincuentes”, señala.
LO QUE CALDERÓN QUISO DECIR
Los problemas con el discurso del Ejecutivo acerca de la naturaleza de la lucha contra los cárteles de la droga comenzaron al mismo tiempo que su sexenio. Llamarle “guerra” a su estrategia de combate al crimen organizado y luego negar el uso de ese término para volver a usarlo en diversos foros y circunstancias ha sido la tónica del mandatario. El presidente Calderón ha sido criticado por ello: tantas veces como ha utilizado el término ha negado haberlo hecho, señalando incluso que son los medios de comunicación y los analistas quienes se empeñan en atribuirle la paternidad del concepto. Lo cierto es que el cuatro de diciembre del 2006, ya como presidente, Calderón aseguraba: “Tengan la certeza de que mi gobierno está trabajando fuertemente para ganar la guerra a la delincuencia…”; asimismo, entre el cuatro de diciembre de 2006 y el 12 de enero de 2011, Calderón se ha referido a la lucha contra el narcotráfico empleando la palabra “guerra” en al menos 58 ocasiones, en distintos contextos, en diversos escenarios y en circunstancias variadas.
Lo ha hecho para referirse a la “guerra” entre cárteles en Nuevo León, en Tamaulipas o en Veracruz, y también para comparar la dinámica del combate al crimen organizado con lo sucedido en Irak (primero de diciembre de 2010). Ha repetido el término para referirse a que quienes libran una guerra entre sí son sólo los propios cárteles de la droga, y que el gobierno federal lo que hace es encabezar una “lucha” contra estos grupos (27 de octubre de 2010 y 10 de agosto de 2010). El tres de agosto de agosto de 2010, Calderón habló de manera más difusa de una “guerra” desatada tras la captura de Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, “guerra” que incrementó la violencia en estados como Sinaloa y la parte sur del Pacífico, decía entonces el mandatario. Todavía en 2007, 2008 y parte de 2009, el presidente Calderón hablaba de la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado como una “guerra” sin cuartel, librada por el Estado en diversas zonas del país (20 de noviembre de 2007; 17 de septiembre de 2008; 7 de octubre de 2008; 28 de noviembre de 2008 y 15 de mayo de 2009). De igual forma hoy el presidente utiliza la palabra “terroristas” para definir a los sicarios que atacan de manera indiscriminada a la ciudadanía.
Félix Martínez Sanabria, analista en temas de seguridad y comunicación en casos de crisis, explica a M Semanal que lo ocurrido en el Casino Royale de Monterrey sí fue un acto de terrorismo, “similar al de la granada en la plaza de Morelia, el 15 de septiembre del 2008, pasando por la matanza de Villas de Salvárcar en Ciudad Juárez o el coche bomba y la forma como éste fue activado (contra agentes de la Policía Federal) en esa ciudad”. El problema para la Presidencia es que no supo cómo y en qué momento explicar cuándo se dio el brinco entre narcotráfico simple a narcoterrorismo, indica el experto al revisar la estrategia comunicativa de la Federación, a la que ve con varios defectos. “No existe una estrategia rectora en la comunicación en el gobierno federal; todo se hace al día, por ocurrencias. El principal problema de esta gran discusión es que no podemos saber si la estrategia contra el crimen organizado o narcotráfico es la correcta o no, porque su estrategia para comunicarla es mala, y se ha colapsado”, asegura.
El mismo Presidente lo reconoció en las “mesas de diálogos por la seguridad”, dice Martínez, y advierte: “Hoy en día no puedes ser un buen estratega, un buen militar, un buen político y un mal comunicador; eso es impensable, tan es así que nunca queda claro qué es lo que se buscaba con ese discurso (sobre el ataque en Monterrey)”.
El triunfo de punta a punta de Peña Nieto
La historia en breve
Ciro Gómez Leyva
Ni el guionista mejor pagado habría puesto hace uno, dos, seis años a Enrique Peña Nieto en la posición en que llega hoy a su último acto significativo como gobernador del Estado de México.
Pasaron seis años y parece todavía un chavo que está por memorizar el prontuario del arte de gobernar. Pero ya se va: en pantuflas, como anhelaba, sin hacer ruido, sin que le hagan ruido.
Se marcha victorioso, sin rasguño en las elecciones de gobernador en la entidad. Y con una ventaja incontrovertible en la contienda presidencial de 2012. Es el líder natural de un PRI sabedor de que con él, y sólo con él, el regreso a Los Pinos no es una fantasía.
En algo fallaron los adversarios, porque Peña Nieto no tuvo que tocarle una coma al script, al plan de navegación. Y ya es la hora.
Sorprende que el antipeñanietismo careciera de imaginación y puntería para, por ejemplo, atacarlo con las colosales carencias y miserias de la zona conurbada, donde viven millones de mexiquenses. O con la sórdida violencia cotidiana en esa región, especialmente cruel con los pobres.
Prefirieron etiquetarlo de frívolo y vacuo. Descalificarlo como un personaje sin gracia producido por la televisión. Menospreciarlo como un tipo sin luces ni virtudes políticas.
Ahí están las consecuencias. Hoy, cuando entre al Teatro Morelos de Toluca a emitir el mensaje de su sexto y último informe, Peña Nieto no tendrá siquiera necesidad de practicar el autoelogio, porque no hay priista que no desee estar al alcance de la mano o vista de un hombre que de 2005 a este lunes diseñó una ruta y la transitó sin sobresaltos.
En las carreras se llama triunfo de punta a punta.
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